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Correo Científico Médico de Holguín 2003;7(3)

 

Trabajo original

 

Servicio de Geriatría. Hospital Provincial Docente "V. I. Lenin". Departamento de Adulto Mayor. Dirección Provincial de Salud.

 

Depresión y estado de salud en el adulto mayor en el servicio de geriatría.

 

Depression and state of health in the older adult in the service of geriatrics.

 

María Joanna Martínez Ayón1, Lurdes Durán Cordovés2, Juan Carlos Baster Moro3 ,  Gustavo Ernesto Guevara Sierra4

 

1 Especialista 1er Grado en Geriatría y Gerontología. Hospital "V. I. Lenin".

2 Licenciada en Psicología. Diplomada en Gerontología Comunitaria. Profesora Instructora.  

  Hospital "V. I. Lenin".

3 Especialista   de   1er  Grado   en  Medicina  General  Integral.  Diplomado   en  Gerontología

  Comunitaria  y  Nutrición  en  Salud Pública. Profesor  Instructor.  Dirección  Provincial  de 

  Salud.

4 Especialista 1er Grado en Geriatría y Gerontología. Hospital "V. I. Lenin". Profesor Instructor.

 

 

RESUMEN

 

Se realiza un estudio descriptivo de series de casos a todos los adultos mayores que ingresaron en el servicio de geriatría del hospital “V. I. Lenin” durante el período comprendido entre enero y diciembre de 2002, con el objetivo de contribuir al estudio de la depresión senil teniendo en cuenta variables demográficas, biomédicas, funcionales y psicosociales. Para la realización de la investigación fueron aplicados instrumentos de uso común en los servicios de geriatría; 356 casos resultaron deprimidos a predominio del grupo etáreo de 60-74 años, que constituyó el 52.2 %. El 58 .7 % correspondió al sexo femenino y el 43.2 % el masculino. Las neoplasias fueron dentro de las enfermedades biológicas las más frecuentes con un total de 78 casos, seguidas por las secuelas de enfermedad cerebrovascular y las bronconeumonías. Al medir funcionabilidad se determina que el 71 % resulta dependiente para el desempeño de las actividades básicas y el 84.8 % lo fue para las actividades instrumentadas de la vida diaria. En la esfera social, la soledad y el desamparo familiar fueron el factor de riesgo más presente con 55.6 %. Se concluye que la depresión es más frecuente entre los 60-74 años, con predomio del sexo femenino. Las neoplasias constituyen las enfermedades más observadas;  y un mayor número de pacientes dependientes en las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria, la soledad y el desamparo familiar fueron el riesgo social predominante.

 

Palabras clave: depresión, anciano, pacientes internos, servicios de hospitales, hospitalización.

 

ABSTRACT

 

A descriptive study of series of cases is carried out to all the older adults that entered in the service of geriatrics of the hospital “V.  I. Lenin” during the period understood among January and December of 2002, with the objective to contribute al study of the senile depression keeping in mind variable demographic, biomedical, functional and psicosociales.  For the execution of the investigation they were applied common instruments of use in the services of geriatrics; 356 cases resulted depressed to predominió of the group etáreo of 60-74 years, that constituted the 52.2%.  The 58. 7% corresponded al female sex and the 43.2% male.  The neoplasias went inside the biological illnesses the most frequent with a total of 78 cases, you followed by the consequences of illness cerebrovascular and the bronconeumonías.  Al to measure funcionabilidad is determined that the 71% clerk for the performance of the basic activities it results and the 84.8% it went it for the activities effected of the daily life.  In the social sphere, the solitude and the family desertion were the most present factor of risk with 55.6%.  It is concluded that the depression is more frequent among the 60-74 years, dominating the female sex.  The neoplasias constitute the most observed illnesses; resulting a greater number of patient clerks in the basic activities and effected of the daily life, the solitude and the family desertion the predominant social risk. 

Key words: depression, aged, inpatients, hospital departments, hospitalization.

 

INTRODUCCIÓN

 

La depresión es el trastorno emocional que más se observa en la clínica psiquiátrica. El marco teórico de la misma ha variado mucho a través de la historia y todavía no hay uniformidad de criterios. Emil Kraepelin iniciaría una corriente, en el fondo saludable, pero en la práctica difícil de lograr, que fue la de tratar de establecer criterios adecuados para separar o clasificar los diferentes tipos clínicos de depresión. Así vemos que se han tratado de establecer contrastes entre depresión psicótica y neurótica, entre depresión reactiva y endógena, depresión funcional y orgánica, primaria o secundaria, y por supuesto, modernamente unipolar y depresión bipolar 1. Con el siglo XX el énfasis giraría hacia explicaciones teóricas de la causa de la depresión y por largos periodos estaría denominado por las llamadas “Escuelas de Psiquiatría” representados por uno de los modelos más importantes, el psicoanálisis de Freud, en el cual el estado melancólico es visto como la manifestación externa de la agresión inconsciente dirigida hacia adentro (la furia invertida) y como resultado de la introyección, también inconsciente, de un objeto a personas ambivalentes. El yo (ego) se identifica con el objeto perdido (o que nos abandonó) y de ahí las autoacusaciones y sentimientos de culpabilidad. La depresión obliga al objeto introyectado a proporcionar protección, seguridad y amor 1, 2 .

Fue Kraepelin quien separó un grupo de síntomas y signos referidos a los trastornos del humor del resto de las patologías mentales y hace una clasificación en tres tipos principales de depresión: la alteración maníaco-depresiva, la melancolía involutiva y la forma leve de depresión neurasténica (posteriormente reconoció un cuarto tipo de depresión en la que su causa se hallaba en sucesos tecnogénicos ambientales), esta última no la consideraba una enfermedad, puesto que no era resultado de cambios patológicos en el cerebro 1,3.

La segunda mitad del pasado siglo fue testigo de un sorprendente crecimiento de la población mundial que, paralelamente con el descenso de la fecundidad en algunas regiones, el incremento absoluto de la población de 60 años y más se hizo evidente. La Organización de Naciones Unidas plantea que este  grupo poblacional asciende a 600 000 000 y aumentará hasta  1 100 000 000 en el año 2025. Paralelamente a esto, la esperanza de vida aumenta, y es por ello que garantizar una vida saludable a los ancianos es un desafío para los servicios de salud 4,5.

Datos de la Organización Mundial de la Salud  (OMS) señalan que la depresión afecta a cerca de 340 millones de personas en el mundo, principalmente adultos y personas de la tercera edad y para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América Latina existen 25 millones de personas con depresión, de los cuales casi 4 millones logran ser identificados y reciben tratamiento oportuno.

También datos de la OMS plantean que en el año 2020 la depresión será la primera causa de retiro laboral prematuro en los países desarrollados y la segunda enfermedad más frecuente en el planeta, llamados por algunos la epidemia del siglo 6. La frecuencia de los trastornos afectivos en los ancianos es alta. Se calcula que entre el 10 y el 45% de las personas de más de 65 años tendrán en algún momento al menos un síntoma depresivo 7. Las cifras de prevalencia en el anciano son alrededor del 13 al 15%, aumentan hasta dos o tres veces en el caso de  enfermedad médica asociada e incluso mayor en pacientes hospitalizados hasta alcanzar un 26% 8,9,10. En las unidades hospitalarias, hasta un 15% de las personas con depresión presentan este trastorno a largo plazo, con síntomas residuales y alteraciones sociales de consideración; alrededor del 15% de las personas con depresión grave acaban suicidándose 11,12.

La depresión en los ancianos posee características típicas que lo diferencia del resto de las edades, en ella predominan síntomas como: inhibición psicomotriz, ambivalencia, tristeza y llanto, angustia corporal, aislamiento social, desesperanza, abulia; y en un grado mas avanzado, sensación de vacío interno, profunda pena y dolor anímico, negativismo extremo, anorexia, autorreproches, sentimientos de inferioridad y culpa, ideas o intento de suicidio, delirios hipocondríacos, de persecución y alucinaciones visuales y auditivas 10, 13,14.

El importante rol a desempeñar tanto por la atención primaria como secundaria en el abordaje de esta importante entidad que se presenta a inicios de este nuevo siglo y modifica el cuadro general de salud por sus comorbilidades con entidades psiquiátricas y no psiquiátricas, así como por su importante vínculo con: el suicidio, la violencia, el abuso y dependencia de sustancias tóxicas y con la accidentalidad, así como la repercusión  en el estado biológico, la evolución de las enfermedades presentes y la funcionabilidad en estos pacientes, factor determinante para medir salud en el anciano; lo cual motivó la realización de nuestra investigación.  

 

MÉTODO

 

Realizamos un estudio descriptivo de series de casos en el servicio de geriatría del hospital “V. I. Lenin” de la ciudad de Holguín, durante el periodo comprendido entre enero y diciembre del año 2002, para esto utilizamos como universo de trabajo a todos los pacientes que ingresaron en ese periodo de tiempo. Fueron incluidos 2 379 pacientes con capacidad para comunicarse y sin deterioro cognitivo, a los cuales se les aplicó el Test de depresión geriátrica de Yasevage, lo que permitió clasificar como deprimidos a 356 hospitalizados para un 15 %, de cada uno de estos pacientes se conoció: edad, sexo, enfermedades biológicas más frecuentes, funcionabilidad para las actividades básicas (ABVD) y las instrumentadas(AIVD) y disfunciones sociales mediante la escala de factores de riesgo psicosocial.

Escala geriátrica de Yesavage.

 

Elija la mejor respuesta acerca de cómo se sintió usted la semana pasada.

*1- ¿Está usted básicamente satisfecho con su vida?

no

2-     ¿Ha abandonado muchas de sus actividades o intereses?

no

3-     ¿Siente que su vida está vacía?

no

4-     ¿Se aburre con frecuencia?

no

*5- ¿Se siente esperanzado respecto al futuro?

no

6-     ¿Le preocupan pensamientos que no puede quitarse de la cabeza?

no

*7- ¿Se encuentra animado la mayor parte del tiempo?

no

8-     ¿Teme usted que le vaya a pasar algo malo?

no

*9- ¿Se siente feliz la mayor parte del tiempo?

no

10- ¿Se siente desamparado con frecuencia?

no

11- ¿Se siente intranquilo y nervioso con frecuencia?

no

12- ¿Prefiere permanecer en su casa, en vez de salir y hacer cosas nuevas?

no

13- ¿Se preocupa con frecuencia por el futuro?

no

14- ¿Cree usted que tiene más problemas de memoria que las demás personas?

no

*15- ¿Cree que es maravilloso estar vivo?

no

16- ¿Se siente con frecuencia triste y deprimido?

no

17- ¿Piensa con frecuencia que su vida no tiene sentido?

no

18- ¿Se preocupa mucho por el pasado?

no

*19- ¿Encuentra que la vida es muy interesante?

no

20- ¿Le resulta difícil poner en marcha nuevos proyectos?

no

*21- ¿Se siente lleno de energía?

no

22- ¿Piensa que su situación es desesperada?

no

23- ¿Piensa que la mayoría de las personas están mejor que usted?

no

24- ¿Se enfada con frecuencia por cosas pequeñas?

no

25- ¿Siente con frecuencia ganas de llorar?

no

26- ¿Le resulta difícil concentrarse?

no

*27- ¿Se siente feliz al levantarse por la mañana?

no

28- ¿Prefiere evitar los contactos sociales?

no

*29- ¿Le resulta fácil tomar decisiones?

no

*30- ¿Conserva una mente tan clara como antes?

no

 

*Respuestas apropiadas (no indicadoras de depresión) = sí

todas las demás = no

Puntuación: ___________  (número de respuestas deprimidas)

 

Normas:

 

Normal

5 ± 4

Depresión leve

14 ± 6

Depresión intensa o mayor

23 ± 5

 

Los datos fueron obtenidos mediante la revisión de las historias clínicas y la aplicación de los diferentes instrumentos: Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (EDG) 15 para evaluar si el paciente se encontraba deprimido o no, el Indice de Katz (IK) e Indice de Lawton (IL) para evaluar funcionabilidad 15,16 y la Escala de Factores de Riesgo Psicosocial (EFRP) 15 para evaluar los mismos.

Para realizar el trabajo contamos con el consentimiento individual de cada anciano, oral y escrito, y en su defecto nos apoyamos en personas dedicadas a su cuidado. La información obtenida solo se utilizó con fines investigativos.

Los resultados fueron llevados a una base de datos confeccionada a estos efectos según el Programa Excel, utilizando una Microcomputadora Pentium. El análisis estadístico se realizó en por cientos. Los datos fueron expuestos en tablas para su mejor análisis  y comprensión.

 

RESULTADOS

 

El comportamiento de la depresión en acianos según la edad(Cuadro I), muestra que el grupo comprendido entre 60-74 años fue el predominante con un total de 186 casos para un 52.2%. En el comportamiento de la depresión en acianos según sexo (Cuadro II), predomina el femenino con un total de 202 casos para un 58.7% y el masculino presentó 154 casos para el 43.2%. Entre las enfermedades biológicas más frecuentes en ancianos deprimidos estudiados (Cuadro III), predominan las neoplasias con 78 casos (29.1%), seguidas por las secuelas de Enfermedad Cerebrovascular con 67 casos (18.8%), luego la Bronconeumonía bacteriana con un 17.9%, la Cardiopatía isquémica y / o ateroesclerótica descompensada con  un 15.1% y la EPOC descompensada con 42 casos (11.7%). En menor frecuencia se presentó la Fractura de cadera con 38 casos (10.6%), la Enfermedad de Parkinson con 26 casos y un 7.3%, las Osteoartropatías con un 6.7%, luego el Hipotiroidismo con un 5.0% y finalmente la Diabetes mellitus con 15 casos (4.2%). En cuanto al comportamiento de la funcionabilidad en el desempeño de las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria en ancianos deprimidos estudiados (Cuadro IV), observamos en la relacionado a las ABVD que un mayor número de pacientes, un total de 253 (71.0%), resultaron dependientes en el cumplimiento de estas funciones y solo un 29.0% realizaron las mismas de forma independiente. En lo relacionado al desempeño de las AIVD en los ancianos deprimidos estudiados observamos que el 84.8% se consideraron dependientes en el cumplimiento de estas funciones y solo el 15.1% realizaban las mismas de forma independiente. Los factores de riesgo sociales presentes en los ancianos deprimidos estudiados (Cuadro V) concluyen que la soledad y el desamparo familiar constituyó el factor principal con un 55.6%, seguido de la viudez y pérdida de familiares con 154 casos (43.2%). Posteriormente la pérdida de roles presente en 112 casos (31.4%), inadaptación a la jubilación 27.8%, seguido por las deficientes condiciones socioeconómicas 17.9% y finalmente con menor frecuencia la ausencia de confidentes e institucionalización 15.7% y 13.4% respectivamente.

Es necesario señalar que estas variables o presuntos factores de riesgo no se pueden ver aisladamente, porque cada anciano puede presentar uno o más o estar interrelacionados entre sí.

 

Cuadro I. Adultos mayores deprimidos según grupos de edad.

Grupos de Edades

No

%

60-74

186

52.2

75-89

163

45.8

90-99

6

1.8

100 o más

1

0.2

Total

356

100

Fuente: Historias clínicas.

 

Cuadro II. Adultos mayores deprimidos según sexo.

Sexo

No

%

Femenino

202

58.7

Masculino

154

43.2

Total

356

100

Fuente: Historias clínicas.

 

Cuadro III. Enfermedades biológicas.

Enfermedades

No

%

Neoplasias

78

29.1

Secuelas de enfermedad cerebrovascular

67

18.8

Bronconeumonía bacteriana

(extra e intrahospitalaria)

64

17.9

Cardiopatía isquémica y/o ateroesclerótica descompensada

54

15.1

EPOC descompensada

42

11.7

Fractura de cadera

38

10.6

Enfermedad de Parkinson

26

7.3

Osteoartropatías

24

6.7

Hipotiroisdimo

18

5.0

Diabetes Mellitus

15

4.2

Fuente: Historias clínicas.

 

Cuadro VI. Actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria.

Clasificación

ABVD

AIVD

No

(%)

No

(%)

Dependiente

253

71.0

302

84.8

Independiente

103

29.0

54

15.1

Total

356

100

356

100

Fuente: Índice de Katz y Lawton.

 

Cuadro V. Factores de riesgo psicosociales..

Factor de Riesgo

No

%

Soledad y desamparo familiar

198

55.6

Viudez y pérdida de familiares

154

43.2

Pérdida de roles

112

31.4

Inadaptación a la jubilación

99

27.8

Deficientes condiciones socioeconómicas

64

17.9

Ausencia de confidentes

56

15.7

Institucionalización (hogar de ancianos)

48

13.4

Fuente: Escala de riesgo psicosocial.

 

DISCUSIÓN

 

Los resultados de nuestro estudio coinciden con lo planteado por varios autores 7,8,9,10, los cuales exponen que a partir de los 65 años existe un mayor por ciento de síntomas depresivos y según lo planteado por Blazer (1992), la frecuencia de depresión mayor es más baja en la última etapa de la vida que en otras épocas. Esto lo relaciona con que en las primeras etapas de la senectud ocurren  una serie de eventos estresantes desde el punto de vista psicosocial como la pérdida de personas amadas, de la independencia económica y de la autonomía personal, entre otras, que constituyen  factores generadores de depresión9. Gulledge, Calabrese (1998) y otros 17,18 quienes encontraron similares resultados, plantean que las mujeres son más sensibles ante factores de riesgo de una depresión, entre ellos: divorcio, viudez, dependencia económica, enfermedades asociadas, invalidez, entre otros, que las hacen más susceptibles a enfermar y a ser institucionalizadas por dicha causa. Consideramos que las enfermedades pueden conducir a la depresión por  varias vías, una de ellas es la biológica en sí y está dada principalmente por las secuelas incapacitantes que repercuten desde el punto de vista funcional en el paciente, parámetro primordial que mide salud en el anciano y la otra vía es la social caracterizada por el costo de los medicamentos, las condiciones intra hogar para el adecuado manejo de ciertas patologías como las cerebrovasculares y en muchas ocasiones la desconexión social que sufre el paciente geriátrico. Nuestros resultados son similares a los expuestos por Blazer (1992), Caballero (1999), Sala 19 y otros 20, 9, 10, 17, 21, 22, 23, 24, 25 quienes consideran que es manifiesta y a la vez compleja la importancia de la salud física en la patogenia de la depresión geriátrica, plantean que cerca del 80% de los sujetos de 70 años o más sufren una enfermedad física importante y alrededor del 50% de los ancianos experimentan un trastorno que obstaculiza el funcionamiento independiente por lo que a menudo preceden a la depresión clínica algunas enfermedades físicas como accidentes vasculares cerebrales, carcinoma de páncreas y enfermedad de Parkinson. También puede declararse una enfermedad física después de aparecer depresión y en estos casos esta última sería una causa directa de la patología orgánica subsecuente o resultado de la incapacidad relacionada con dicha enfermedad. Todo lo anteriormente expuesto demuestra la estrecha relación entre los factores biomédicos y psicológicos determinantes de la depresión en esta edad. Consideramos que las patologías biológicas que sufren estos pacientes provocan discapacidad inicialmente y que a la vez, la propia depresión agrava esta situación. Nuestros resultados son similares a los expuestos por Meyers y Alexopoulos (1998), Rodríguez (1995) y otros 8, 10,  26, 27, 28, 29. Consideramos, en coincidencia con otros autores 27, 28, 29, 30 que existen varios factores que por encontrarse institucionalizado el paciente no pueden practicarse diariamente como: la capacidad de transporte, responsabilidad con sus propios medicamentos, lavado de la ropa, manejo de la casa, ir de compras, entre otras; todo lo cual limitan sus AIVD en ocasiones de forma transitoria pero en la gran mayoría permanentemente a su regreso al hogar pues generalmente llevan secuelas invalidantes de la enfermedad biológica padecida. Los ancianos sufren en gran medida la soledad pues cientos de hijos no cuidan ni amparan a sus padres mayores; optan por conductas aislacionistas o de escape, se refugian en nuevas familias y no dan cabida emocional a aquellos. En esto también participan los nietos que no interactúan con sus abuelos pues consideran que los ancianos por su condición y poco aporte a la sociedad son inútiles. En esta etapa de la vida es que ocurre con más frecuencia la pérdida de la persona amada, familiares cercanos y amigos contemporáneos. La pérdida de roles se manifestó similar a lo planteado por Antonuccio 31, pues al llegar a la vejez se sufre la pérdida del rol social y familiar, los ancianos ya no trabajan fuera del hogar ni dan su aporte financiero y no se cuenta con ellos a la hora de tomar decisiones familiares, considerándolos en muchas ocasiones incapaces intelectualmente para las mismas y con ideas retrógradas y poco renovadoras. La jubilación es una pérdida o ruptura del status social, que no siempre es asumida con naturalidad, sino por el contrario, acarrea una serie de síntomas tanto físicos como psicológicos, convirtiéndolos en personas más frágiles y vulnerables socialmente. Para el hombre no es solo el trabajo una forma de ganar dinero, seguridad o prestigio social, sino que también origina una serie de satisfacciones internas y es una forma de participar en la vida social. La ausencia de confidentes fue similar a lo reportado por García 32, llegada la ancianidad, las pérdidas personales, familiares, el enlentecimiento, las limitaciones en la funcionalidad, la fragilidad y el deterioro físico y psíquico provocan que el anciano se encierre en sí mismo.

Los resultados permiten plantear como conclusiones:

La depresión geriátrica es más frecuente en el grupo etáreo de 60-74 años, predominando en el sexo femenino.

Dentro de las enfermedades biológicas son las neoplasias las más frecuentes.

La mayoría de los pacientes resultan dependientes para la realización de las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria.

La soledad y el desamparo familiar es el riesgo psicosocial más frecuente.

 

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Correspondencia: Dr. Juan Carlos Baster Moro. Calle Maceo No 244 entre Cables y Angel Guerra Holguín, CP 80 100. E-mail: juanca@cristal.hlg.sld.cu

 

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