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Correo Científico Médico de Holguín 2003;7(1)
Hospital Provincial Docente
V. I. Lenin, Unidad de Cuidados Intensivos
Coronarios. Holguín
¿Cómo salvar al enfermo en shock cardiogénico?
How to Save a Patient Complaining of Cardiogenic Shock
Se
concluye que el reconocimiento y estabilización con inotropos es imprescindible
en la etapa prehospitalaria. En la etapa hospitalaria los métodos no farmacológicos
constituyen las principales medidas a utilizar como el balón de contrapulsación
o la angioplastia percutánea transluminal .
Descriptores: Shock cardiogénico,
Infarto del miocardo agudo.
Recognition and stabilization with inotropes are very important in prehospitalary
treatment. Primary methods, like intraortic ballon counterpulsation or transluminal
percutaneous angioplasty, during hospitalary management are non-pharmacological
measures of treatment.
Key-words: cardiogenic shock, acute myocardial infarction.
En 1912 Herrick describió el primer caso
de shock cardiogénico en un paciente de 55 años, con antecedentes de salud,
que después de una comida moderada “comenzó con intenso dolor en la región precordial
y que al ser evaluado, estaba frío, con náuseas, con pulso rápido y pequeño,
cianosis, oliguria y con estertores crepitantes”.
Es la expresión más grave de insuficiencia
ventricular izquierda, generalmente asociada con un daño miocárdico extenso
en un 80 % de los pacientes con infarto agudo del miocardio; en el resto de
los casos existe un defecto mecánico o predomina el infarto del ventrículo derecho.
Describe la hipoperfusión tisular en el
curso de un evento isquémico y puede
ser definido mediante parámetros clínicos, incluyendo las manifestaciones de
bajo gasto cardíaco con hipoperfusión. Un requisito obligado es la presencia
de hipotensión arterial (Tas < 90 mm Hg o < de 30 mm Hg de
las presiones basales).
Otras manifestaciones hemodinámicas incluyen
la elevación de las presiones de llenado ventricular por encima de 15 mm Hg
y la reducción del índice cardíaco por debajo de 2,2 L / min / m2.
CLASIFICACIÓN HEMODINÁMICA.
En 1977, Forrester y colaboradores propusieron
el uso de la cateterización del corazón derecho en los pacientes con IMA y los
clasificaron en cuatro grupos basados en el índice cardíaco (IC) y la presión
en cuña de la arteria pulmonar (PCWP). Los valores tomados para la PCWP y el
IC fueron respectivamente 18 mm Hg y 2,2 L / min / m2, como signos
de inminente edema pulmonar y de shock cardiogénico respectivamente (ver cuadro1).
El uso de catéteres de termodilución con
fibra óptica ha permitido medir, además de las presiones intracardíacas y el
índice cardíaco, la saturación de oxígeno en la sangre venosa mixta (SvO2
; valor normal de 60 - 80 %) en la arteria pulmonar y la razón de extracción
de oxígeno (O2ER), que es la relación entre el oxígeno entregado
y el consumo de oxígeno (consumo de O2 / O2 entregado).
Un incremento en el O2ER es un
mecanismo compensatorio empleado cuando el suministro de oxígeno es inadecuado
para el nivel de actividad metabólica. La avidez tisular por el oxígeno provoca
un aumento en el O2ER y una baja SvO2 que, de no ser tratado,
lleva a un inminente estado de shock cardiogénico, independientemente de los
valores del IC.
Un parámetro compuesto, que relaciona el
IC y el O2ER se ha introducido en la práctica clínica, con la hipótesis
de que puede conferir una mayor objetividad al IC al relacionarlo con el consumo
tisular global de O2. Este nuevo parámetro se ha denominado Indice
Cardíaco Normalizado (NCI) y resulta de la fórmula:
NCI = IC / O2ER
Un valor de NCI mayor o igual a 5 L / min
/ m2 se asocia con un buen estado clínico y los pacientes con este
parámetro rara vez desarrollan signos de hipoperfusión, independientemente del
IC. De forma similar, los pacientes con NCI menor a 5 L / min / m2,
están propensos a desarrollar un shock cardiogénico independientemente de los
valores aparentemente normales del IC
Cuadro1
Basado en el examen clínico |
Basado en la monitorización invasiva |
||
Clase |
Definición |
Subgrupo |
Definición |
I |
No crepitantes No S3 |
I |
Hemodinamia normal
·
PCwP < 18 mm Hg
·
IC > 2,2 L / min / m2 |
II |
Crepitantes
< 50 % de los campos pulmonares |
II |
Congestión pulmonar
·
PCWP > 18 mm Hg
·
IC > 2,2 L / min / m2 |
III |
Crepitantes
> 50 % de los campos pulmonares (edema agudo
del pulmón) |
III |
Hipoperfusión
periférica
·
PCWP < 18 mm Hg
·
IC < 2,2 L / min / m2 |
IV |
Shock cardiogénico |
IV |
Congestión pulmonar
e hipoperfusión periférica:
·
PCWP > 18 mm Hg
·
IC < 2,2 L / min / m2 |
Fase
pre-hospitalaria.
Durante esta fase,
la monitorización hemodinámica invasiva no es posible por lo que la terapéutica
debe guiarse por el examen clínico frecuente y la medición no invasiva de la
TA.
La hipotensión asociada con bradicardia con
frecuencia refleja vagotonía excesiva.
La hipovolemia
absoluta o relativa con frecuencia está presente, sobre todo cuando la frecuencia
cardíaca es normal o rápida y si se han empleado diuréticos, existe una diaforesis
importante o han existido vómitos.
Aún cuando el
volumen vascular efectivo pueda ser normal, puede estar presente una hipovolemia
relativa como consecuencia de la reducción de la compliance ventricular.
En ausencia se
crepitantes, el paciente debe ser colocado en la posición de Trendelemburg invertido
y en aquellos en que se asocia bradicardia e hipotensión, deben administrarse
bolos de sulfato de atropina en dosis de 0,3 - 0,6 mg IV en intervalos de 3
a 10 minutos hasta una dosis total de 2 mg.
Si estas medidas
no corrigen la hipotensión, debe administrarse solución salina, comenzando con
un bolo de 100 mL seguidos de incrementos de 50 mL cada 5 minutos hasta obtener
una presión arterial sistólica de aproximadamente 100 mm Hg. El paciente debe
ser observado cuidadosamente y la infusión suspendida si el paciente se torna
disneico o aparecen o se incrementan los estertores crepitantes.
La administración
de un agente inotrópico positivo está indicado en la fase pre-hospitalaria si
la hipotensión persiste después de la corrección de la hipovolemia o de la vagotonía
excesiva. En ausencia de monitorización hemodinámica, el acceso a la medición
de la resistencia vascular periférica debe basarse en la observación clínica.
Si existe evidencia de vasoconstricción cutánea está indicado el uso de dobutamina.
En la rara circunstancia en que exista evidencia de vasodilatación, se prefiere
el uso de fenilefrina, aunque debe ser empleada con precaución porque incrementa
el tono vascular coronario y periférico.
Manejo
de la hipoxemia.
Los pacientes
con IMA complicados con shock cardiogénico pueden desarrollar hipoxemia por
múltiples causas. La hipoxemia puede empeorar la función del tejido isquémico
y contribuir a perpetuar el círculo vicioso fisiopatogénico. La desproporción
entre la ventilación / perfusión requiere de una observación cuidadosa.
Inicialmente se
puede incrementar la FiO2 en la mezcla de aire inspirado por medio
de una máscara facial pero si la saturación arterial de oxígeno no se logra
mantener entre 85 - 90 % con una concentración de O2 de 100 %, debe
considerarse seriamente la entubación orotraqueal y la ventilación mecánica
con presión positiva.
La mejoría de
la oxigenación arterial y por tanto, del suministro de O2 al miocardio,
puede ayudar a restituir la función ventricular.
El uso de presión
positiva al final de la espiración (PEEP) puede disminuir el retorno venoso
y por tanto, la presión efectiva de llenado del VI. Esto puede requerir de una
disminución de los niveles de PEEP, el uso de solución salina para mejorar la
presión de llenado del VI, el ajuste de las dosis de vasodilatadores o una combinación
de estas medidas.
Cuando un paciente
se retorna a la ventilación espontánea, es frecuente la presencia de isquemia
miocárdica, aún cuando no exista evidencia de enfermedad de las a. coronarias
previa, por lo que en estos pacientes, el proceso de separación de la máquina
de ventilación debe ser cuidadoso, con vigilancia estricta de la aparición de
signos de isquemia y empleando modalidades ventilatorias que permitan una separación
gradual.
Históricamente,
el mayor énfasis en la terapéutica del shock cardiogénico ha sido encaminado
a mejorar la TA y el GC y a resolver el edema pulmonar mediante tratamiento
farmacológico, aunque no se ha logrado una disminución convincente de la mortalidad.
Con la mirada puesta en la optimización de la hemodinamia, se han empleado drogas
como las catecolaminas, los inhibidores de la fosfodiesterasa y los vasodilatadores
(ver Cuadro 2).
Dopamina.
Es una droga compleja
en la que sus efectos son dependientes de la dosis empleada.
En dosis bajas
de 1 - 5 mcg / kg / min, produce estimulación dopaminérgica con una moderada
actividad agonista beta, que produce un pequeño incremento en el volumen sistólico.
En dosis mayores de 5 mcg / kg / min y hasta 15 mcg / kg / min, predomina la
estimulación de los receptores beta1 y produce un incremento del
volumen sistólico, del gasto cardíaco y de la frecuencia cardíaca. Por su bajo
efecto beta2, puede ocurrir una ligera vasodilatación pulmonar o
periférica que no tiene repercusiones sobre la resistencia vascular sistémica
ni sobre la presión en cuña de la a. pulmonar.
Dosis mayores
a 15 mcg / kg / min producen una estimulación de los receptores alfa, incrementando
la vasoconstricción periférica que, aunque mejora la TA, tiene efectos deletéreos
sobre el gasto cardíaco y el flujo sanguíneo renal.
Dobutamina.
Es una amina simpáticomimética
cardioactiva, que estimula la actividad beta1 predominantemente sobre
los receptores beta2 y alfa. Produce una reducción de la resistencia
periférica total (RPT) y un incremento en el GC. Ha demostrado disminuir la
PCWP e incrementar el trabajo sistólico. Puede producir un incremento en la
frecuencia cardíaca y su efecto sobre la TA es variable. En general se recomiendan
dosis entre 2,5 y 15 mcg / kg / min.
Al incrementar
la frecuencia cardíaca y el trabajo sistólico, también incrementa en consumo
miocárdico de O2 aunque incrementa el flujo sanguíneo coronario y
la disponibilidad miocárdica de oxígeno. Este comportamiento no es homogéneo
en los pacientes con enfermedad de las a. coronarias. Algunos estudios han demostrado
que, con dosis altas de dobutamina se mejora el estado hemodinámico, en los
pacientes con enfermedad coronaria importante hay una extracción anormal de
lactato, posiblemente relacionada con el incremento de la FC.
Norepinefrina.
Es un neurotransmisor
del SNS y precursor biosintético de la epinefrina. Es tanto un alfa como un
beta agonista. Sin embargo, tiene mayor actividad beta2 que la dobutamina
y causa una mayor vasoconstricción periférica. En general se emplea en el tratamiento
de un descenso primario de la TA o en la exacerbación de la isquemia del VD
o de su insuficiencia. En el IMA del VI se usa con mayor frecuencia en asociación
con un bloqueador alfa2 como la fentolamina, para contrarrestar
la vasoconstricción periférica que provoca un incremento de la post-carga
del VI.
Isoproterenol.
Puede emplearse
cuando se necesita una respuesta cronotropa en adición al efecto inotropo. Su
poderoso efecto beta1 incrementa significativamente la FC lo que
lo hace útil en el manejo farmacológico de la bradicardia sintomática.
Sin embargo es
bien conocido que produce o agrava las arritmias ventriculares e incrementa
el consumo miocárdico de O2. Por estas razones su uso en enfermedades
de las a. coronarias es infrecuente.
Amrinona.
Causa su efecto
a través de la inhibición de la fosfodiesterasa III, incrementando la concentraciones
de AMPc y los niveles de calcio citosólico. Además de sus propiedades
inotrópicas, la amrinona causa vasodilatación (tanto arterial como venosa),
reduce la resistencia periférica y la pre y post-carga.
La administración
de la droga IV ha demostrado un incremento del GC de un 30 - 69 % sin causar
cambios significativos ni en la FC ni en la TA. De particular importancia es
su efecto sobre el consumo miocárdico de O2. A diferencia de las
aminas simpáticomiméticas, produce una disminución de un 20 - 30 % de la MVO2
posiblemente secundario a su actividad vasodilatadora.
La terapia combinada
de amrinona con dobutamina ha demostrado disminuciones de la PCWP e incrementos
del gasto cardíaco a un mayor nivel que cuando ambas drogas se usan por separado.
Vasodilatadores.
Los vasodilatadores
han sido empleados en un esfuerzo para elevar el GC y reducir las presiones
de llenado del VI. Sin embargo, al reducir la ya marcadamente reducida presión
de perfusión coronaria, se puede comprometer más aún la perfusión miocárdica
acelerando por tanto, el círculo vicioso antes referido.
·
Nitroprusiato de sodio:
Es un potente vasodilatador que afecta tanto la circulación arterial como
la venosa. Este efecto balanceado sobre los vasos de capacitancia venosa y
de resistencia arterial resulta en una reducción de la post-carga y de la
congestión pulmonar. En general, disminuye la TA e incrementa la frecuencia
cardíaca aunque en pacientes con insuficiencia cardíaca, estos efectos no
se ven regularmente. Su administración por largo tiempo en dosis elevadas
y en particular en pacientes con insuficiencia renal aguda, puede provocar
intoxicación por cianuro, por lo que en estas circunstancias, deben monitorizarse
los niveles séricos de tiocianato.
·
Nitroglicerina:
Es un agente vasodilatador usado ampliamente en el tratamiento del edema pulmonar.
Tiene un efecto profundo sobre la circulación venosa que resulta en una disminución
del retorno venoso y de la PCWP. Habitualmente el GC se mantiene sin cambios.
En el cuadro 2
se resumen las dosis y los principales efectos de estas drogas.
Tratamiento no
farmacológico del shock cardiogénico.
Aunque la terapia
trombolítica se asocia con una marcada disminución de la mortalidad en los pacientes
con IMA, en el estudio GISSI - 1 (Gruppo Italiano per lo Studio della Streptochinasi
neil’Infarto Miocardico) demostró que uno de los subgrupos que no demostraron
una mejoría en la mortalidad fue el de los pacientes con shock cardiogénico.
En este grupo la mortalidad fue de un 70 %, al igual que en el grupo control.
El estudio denominado
SHOCK (Should We Emergently Revascularize Occluded Coronaries for Cardiogenic
Shock) estudió al azar el 302 pacientes con revascularización de emergencia
(64 % con intervención primaria percutánea y 36 % con injertos coronarios) y
otro grupo en el que se intentó una “estabilización inicial” que incluía el
uso de tratamiento trombolítico y de ser necesario, el uso de BCIA. La mortalidad
por todas las causas fue similar en ambos grupos a los 30 días, pero fue significativamente
menor a los seis meses en el grupo revascularizado. Los pacientes menores de
75 años se beneficiaron tanto al analizar la mortalidad a los 30 días como a
los seis meses. La intervención percutánea fue exitosa en el 78 % de los pacientes
con una mortalidad a los 30 días de un 38 % comparada con un 79 % en el grupo
en el que el proceder fracasó.
El injerto coronario, analizado en 19 estudios que reunieron
un total de 323 pacientes en shock cardiogénico (Hochman JS: Cardiogenic shock: can we save the patient? ACC Educational
Highlights 1997; 2 : 1 - 5) demostró la mortalidad hospitalaria más baja:
32 %. Los criterios de selección para la cirugía pudieron influir en estos resultados.
El uso del Balón de Contrapulsación Intraaórtico (BCIA) ha
demostrado incrementar el gasto cardíaco, mejora la perfusión coronaria y sistémica
y aumenta el metabolismo miocárdico, siendo el soporte circulatorio más frecuentemente
empleado en la práctica. Sin embargo, no ha demostrado producir una disminución
en la mortalidad por shock cardiogénico usado sin Angioplastia Transluminal
Percutánea (ATPC) o cirugía de bypass coronario. Ha demostrado ser efectivo
en la estabilización inicial del paciente.
DROGA |
DOSIS USUAL |
A. HEMODINAMICA |
EFECTOS COLATER. |
NTG |
0,5 - 5 mcg/kg/min |
PCWP isquemia |
Hipotensión, cefalea |
Nitroprusiato |
15-1400 mcg/min |
TAs, post-carga, PCWP. IC |
Hipotensión, toxidad x tiocianato, hipoxemia, metahemoglobinemia, isquemia |
Fentolamina |
0,25-1 mcg/min |
Idem |
Hipotensión |
Norepinefrina |
1-8 mcg/kg/min |
TAs |
Post-carga, efecto variable
sobre el GC |
Dopamina |
1-5 mcg/kg/min 5-15 mcg/kg/min > 15 mcg/kg/min |
Flujo sang.
Renal IC, TAs IC, TAs |
FC. Arritmias |
Dobutamina |
2,5-15 mcg/kg/min |
IC PCWP |
FC, isquemia arritmias (menos
común) |
Amrinona |
2,5-10 mcg/kg/min |
IC PCWP, MVO2 |
Idem |
El injerto coronario, analizado en 19 estudios que reunieron
un total de 323 pacientes en shock cardiogénico (Hochman JS: Cardiogenic shock: can we save the patient? ACC Educational
Highlights 1997; 2 : 1 - 5) demostró la mortalidad hospitalaria más baja:
32 %.
Los criterios de selección para la cirugía pudieron influir
en estos resultados.
El uso del Balón de Contrapulsación Intraaórtico (BCIA) ha
demostrado incrementar el gasto cardíaco, mejora la perfusión coronaria y sistémica
y aumenta el metabolismo miocárdico, siendo el soporte circulatorio más frecuentemente
empleado en la práctica. Sin embargo, no ha demostrado producir una disminución
en la mortalidad por shock cardiogénico usado sin Angioplastia Transluminal
Percutánea (ATPC) o cirugía de bypass coronario. Ha demostrado ser efectivo
en la estabilización inicial del paciente.
La figura 3 muestra un algoritmo de manejo agresivo del paciente
con IMA y shock cardiogénico.
El BCIA es considerado actualmente como un proceder clase I
de la ACC/AHA (ver cuadro 3) en los pacientes en shock cardiogénico y fallo
de bomba refractario, especialmente cuando el paciente es candidato a otros
procederes más agresivos. Está contraindicado en la regurgitación aórtica y
en la disección aórtica.
La angioplastia transluminal percutánea (ATPC) se considera
una indicación clase IIa cuando el shock cardiogénico tiene menos de 18 horas
de evolución.
La guía de la ACC/AHA indica que el bypass coronario es una
indicación clase I cuando fracasa la angioplastia, la causa del shock es la
existencia de complicaciones mecánicas, la insuficiencia cardíaca en el curso
del IMA es progresiva o aparece taquicardia ventricular. El shock cardiogénico
con menos de 18 horas de evolución y pocas probabilidades de ATPC exitosa clasifica
como clase IIa.
Los sistemas de asistencia ventricular se consideran una indicación
IIb en el fallo de bomba agudo o en el shock cardiogénico en el curso del IMA,
siendo empleados con mayor frecuencia en el manejo del fallo de bomba grave
después de un proceder quirúrgico. También se han convertido en “puente” en
espera de un transplante de corazón.
Las principales complicaciones derivadas del uso de estos sistemas
mecánicos son: infecciones, episodios tromboembólicos, insuficiencia renal aguda,
disfunción multiorgánica, hemorragias y arritmias ventriculares. La supervivencia
a los 30 días en pacientes con shock cardiogénico de cualquier etiología es
de un 39 %, siendo la primera causa de muerte la disfunción multiorgánica.
Cuadro 3
Servicio o intervención |
I: Usualmente indicado, aceptable siempre. |
IIa: Aceptable.
La evidencia favorece la eficacia. |
IIb: Incierto.
Pudiera ser de ayuda. |
III: No indicado. |
B.C.I.A. |
Shock cardiog. FB refractario |
·
defecto del
tabique.
·
regurgitación
mitral.
·
FB progresivo |
-- |
Estable. Enfermedad vascular grave. |
A.T.P.C. |
< 6 horas y contraindicación de trombolisis |
Shock cardiogénico
<18 horas |
-- |
-- |
Bypass coronario |
·
fracaso de
la A.T.P.C.
·
defecto mecánico.
·
TV refractaria
·
FB refractario |
Shock cardiogénico no apto para ATPC |
-- |
-- |
A.V.M. |
-- |
-- |
Pendiente
de transplante cardíaco. |
-- |
Cuando
no exista un soporte tecnológico en el manejo de estos pacientes, debe procederse
a su estabilización y referencia a un centro de mayor nivel tecnológico.
En
estudios limitados, la terapia trombolítica no ha demostrado ventajas y no es
recomendable.
Finalmente,
el reconocimiento clínico de grandes infartos con taquicardia en reposo apunta
hacia la posibilidad de desarrollo de shock cardiogénico y debe ser tenido en
cuenta para la realización de una angioplastia de urgencia.
Correspondencia:
Dr Fabian Fernández Chelala. E_mail: fabian@cristal.hlg.sld.cu