Indice Anterior Siguiente
Correo Científico Médico de Holguín 2007;11(2)

 

Trabajo de revisión


Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales Coello”. Holguín.

 

La sexualidad en los niños. Su manejo.

 

The sexuality in children. Its handling.

 

María Antonieta Rodríguez Arce.

 

Psicóloga.

            

RESUMEN

 

Las diferentes manifestaciones de la sexualidad en la niñez constituyen regularidades de su desarrollo y deben ser manejadas sin tabúes que la complican. La veracidad, naturalidad ante preguntas y situaciones que se presenten es la mejor manera de resolverlas. La evasión, la pérdida del control, las respuestas erradas o soluciones impulsivas e inadecuadas no propician el desarrollo correcto de la sexualidad y la personalidad del niño, lo cual puede en el futuro provocar disfunciones o desviaciones respectivamente.

 

La educación de una sexualidad sana abarca muchos aspectos y desde el nacimiento del pequeño debe comenzar. El respeto, la ayuda, la comunicación adecuada y otros comportamientos constituyen la base de ello.

 

Palabras clave: sexualidad / niño.

 

ABSTRACT

 

The different manifestations of the sexuality in the childhood constitute regularities of their development and they should be managed without taboos that complicate it. The truthfulness and the naturalness before questions and situations that are presented are the best way to solve the. The evasion, the control loss, the erroneous responses or impulsive and inadequate solutions don't propitiate the correct development of the sexuality and the child's personality, that which can in the future cause dysfunctions or deviations respectively.

 

The education of a healthy sexuality includes many aspects and it should begin from the birth of the child. The respect, the help, the appropriate communication and other behaviors constitute the base of it.

 

Key words: sexuality /child.

 

DESARROLLO

 

Una parte de la educación integral del ser humano es la educación de la sexualidad, que enseña a los sujetos no sólo a hacer sino además, a ser, sin embargo, a pesar de los avances científico-tecnológicos, que evidentemente, han repercutido en los conocimientos acerca de la sexualidad, aún nuestra sociedad está cargada de tabúes y prejuicios que afectan la educación sexual y por tanto, provocan un enfrentamiento inadecuado a la misma, privando a las mujeres y los hombres de un sano bienestar con sus parejas.

 

Por lo que expresé anteriormente, los padres, familiares, amigos y otros desconocen las características de este aspecto, lo enfrentan con evasión a su abordaje y cuando no pueden hacerlo, porque la situación los obliga, entonces, la manejan incorrectamente.

 

La Organización Mundial de la Salud plantea que la salud sexual es “la integración en el ser humano de lo somático, lo emocional, lo intelectual y lo social de la conducta sexual, para lograr un enriquecimiento positivo de la personalidad humana que facilite sus posibilidades de comunicación, de dar y recibir amor”.

 

¿Qué es la sexualidad?

 

Son las características biológicas, psicológicas y sociales que permiten al ser humano comprender el mundo y vivirlo a través de su ser como hombre y mujer.

 

A la base biológica de la sexualidad se le denomina sexo biológico, que es el conjunto de características anatómicas y fisiológicas que diferencian a los seres vivos en masculino y femenina para propiciar la reproducción.

 

En el parto se indica si es “varón” o “hembra”, se van a establecer cuáles son las expectativas de la familia y de la sociedad en cuanto al futuro rol sexual del recién nacido y así se establece el sexo social (nombre, tipo de ropa, registro). A partir de este momento los estímulos ambientales que rodean al niño o a la niña masculino o femenino, especialmente, centrados en la familia, van a empezar a moldear su conducta hacia un comportamiento de tipo masculino o femenino, determinando así el sexo psicológico y su expresión social, es decir, que va a sentirse hombre o mujer y va a actuar de acuerdo con ello.

 

Si el sexo biológico coincide con el social y psicológico se puede decir que se logra una identificación sexual adecuada.

 

Así, la identidad de género es el sentirse hombre o mujer y manifestando externamente a través del rol de género, que es todo lo que una persona hace o dice para indicar a los otros y/o a sí mismo, el grado en el que se es hombre, mujer o inclusive, ambivalente.

 

La orientación sexual se refiere a la atracción, gusto o preferencia de la persona para elegir  compañero sexual.

 

Es a través del proceso de socialización, de la educación que se prepara el individuo para la sexualidad.

 

La sexualidad recibe influencias sociales, económicas y culturales que propician la manifestación en la conducta de relación con el medio y con nosotros mismos. El resultado de ello es una serie de conceptos, actitudes y conductas sexuales que formados en la vida infantil modelan las manifestaciones de la sexualidad en la niñez y las etapas posteriores. La educación sexual llega de manera formal e informal a través de la familia, la escuela, los grupos, la ideología, la imitación, la religión, la legislación y otros.

 

Muchas personas consideran que la educación de la sexualidad consiste en informar al individuo aspectos relacionados con la concepción y el nacimiento, con la menstruación, con los genitales, por lo tanto, se debe iniciar en la adolescencia donde se producen los cambios visibles para ser hombre o mujer.

 

La salud del individuo incluye su bienestar sexual, es por ello, tan importante el conocimiento de las características de la sexualidad en la niñez, para propiciar un manejo adecuado de ellas y no lamentar consecuencias negativas en el futuro.

 

Desde los primeros días de la vida, el ser humano es también, un ser determinado por su sexo.

 

Los padres, cuando el pequeño o la pequeña nace escogen el nombre, ropa con formas y colores, adornos para él o ella, su habitación, muebles, juguetes y otros, apropiados a su sexo, lo que inicia su sexualidad y futura identificación sexual condicionada por las costumbres, tradiciones y normas sociales.

 

En la etapa de lactante, comienza a manipular sus manos, pies, orejas, boca y otros órganos externos para familiarizarse y con ello, los descubre y conoce. Hasta aquí, los padres se muestran satisfechos de estas conductas. El problema comienza cuando descubre sus genitales. ¿Existe alguna diferencia con los comportamientos anteriores?

 

Para los padres sí. Los genitales son órganos prohibidos y “está muy pequeño para tocarlos”. Entonces, le quitan la mano de éstos y hasta lo regañan.

 

Se observan padres con una reacción distinta si el infante es un varón porque la aprueban por ser “macho”. Tanto en las hembras como en los varones esta manipulación es normal y forma parte de su autoconocimiento y asimilación de la experiencia social.

 

No se les debe privar de ello y mucho menos, regañarlo por un acto que no es consciente y es parte de su desarrollo psicológico y social.

 

Lógicamente, los genitales son órganos ricos en terminaciones nerviosas y cuando el lactante y hasta en la niñez temprana, los manipula, siente bienestar y puede realizar esta conducta con frecuencia, con lo que crece la alarma de los padres y con ello, los regaños y hasta palmaditas en la mano que la ejecuta.

 

La palabra tiene un papel reforzador del comportamiento y puede contribuir a la repetición, porque además, con el mismo, atrae la atención de los adultos que le rodean.

 

He observado que la manipulación de los genitales frecuente es más evidente en los niños y niñas poco estimulados, que pasan largo tiempo solos sin las palabras tiernas y constantes que propician el intercambio de cariño, el desarrollo psicomotor y del lenguaje, sin objetos apropiados con su edad o por el contrario, con la cuna o el corral lleno de juguetes que los cansan y aburren. No olviden que en la etapa de lactante, la actividad más importante es la comunicación con el adulto.

 

También sucede en la niñez temprana, sobre todo, en la primera parte de ella, la actividad más importante es la actividad con los objetos. Ya camina, se traslada solo y desea descubrir y conocer los objetos que están a su alrededor. Muchos padres lo limitan, lo mantienen en el corral, sin que éste ya sea adecuado, a sus crecientes necesidades, por temor al peligro.

 

Un pequeño bien estimulado, no busca su entretenimiento en su cuerpo, ya lo conoce. Su interés se dirige a su exterior donde cada día descubre nuevos objetos y los manipula.

Los objetos deben ser adecuados con su edad y el adulto debe facilitar que los conozca y explore. Muchos padres se quejan de que se aburre rápidamente, claro, por la madurez de su sistema nervioso, la atención en esas edades es muy breve y ellos deben estar prestos a favorecer nuevas actividades.

 

Algunas madres, sobre todo, resuelven esa situación manteniendo cargados a sus hijos, lo cual los priva de las acciones que necesita para su desarrollo y desgraciadamente, los relaciona con conversaciones y hasta discusiones entre los adultos, mientras los tienen en esa posición.

 

Otra situación frecuente, que no favorece al desarrollo de una sexualidad sana es aquella donde los padres limitan a sus hijos a relacionarse con niños y niñas del sexo opuesto. En las hembras, por temor a que los varones “le hagan algo feo” y que aprendan a comportarse como ellos. En los varones, por temor a que aprendan a conducirse como hembras.

 

Relacionado con lo expuesto anteriormente, se observa la intolerancia de los padres a que sus hijos utilicen juguetes “no propios de su sexo”. El varón no puede jugar con muñecas, la hembra no puede jugar con pistolas. Asimismo, ocurre con los tipos de juegos. El varón no puede jugar a “la casita”, la hembra no puede jugar a “los guerrilleros”.

 

Estos son comportamientos muy cargados de tabúes machistas. Ambos sexos pueden realizar cualquier actividad y con cualquier objeto o juguete, lo importante, es el rol, el papel que cada niño y niña desempeñe en el juego y cómo lo lleve a cabo.

 

Un varón pude jugar a la casita y en ella ser “papá”, “tío”, “hermano” u otro miembro masculino y comportarse de acuerdo con su papel. Se observan adultos que aceptan esto, pero no, por ejemplo, que “el papá limpie”, “cargue a la niña”, “cocine”. Según ellos, estas tareas son propias de las mujeres. ¿Qué sexualidad sana están desarrollando? Los hombres del hogar deben realizar las tareas domésticas y eso es parte del amor, la unión de la pareja y la familia, es parte de la educación de la sexualidad.

 

Al respecto, es importante velar y estimular que realice su rol adecuadamente. Se debe reforzar su comportamiento con frases como: “El papá contribuye a las tareas del hogar”, “La mamá arregla el cable del televisor”, “La hermana defiende a los niños de los malos”, “El papá carga a su hijo porque lo quiere” y otras.

 

Estas formas de jugar son más propias de la edad preescolar, pero comienzan a gestarse en la niñez temprana y con frecuencia con los manejos, que anteriormente abordé.

 

En esta edad se desarrolla y perfecciona el lenguaje, aprende a decir “malas palabras”, muchas de ellas relacionadas con la sexualidad, lo que hace es repetirlas porque no sabe qué significan y se le regaña por ello.

 

¿Qué hacer? Ante todo, debe evitarse decir estas palabras donde pueda oírlas para que no las imite. Si las dice, entonces, ignorarlo y desviar su atención hacia otra actividad. Lo que no se refuerza, desaparece.

 

Sí, se deben enseñar las palabras adecuadas con que  se nombra todo lo que tiene que ver con la sexualidad. Por ejemplo: pene, vulva, testículos, mamas y otras. Esto es importante no sólo para que aprenda a hablar correctamente, sino para que aprenda a percibir todo lo referente a la sexualidad con naturalidad y belleza, nunca con vulgaridad, chabacanería o algo pecaminoso.

 

El niño de esta edad y más, en la edad preescolar, manifiesta gran curiosidad acerca de las diferencias anatómicas entre el niño y la niña, el hombre y la mujer. Le intrigan los senos maternos, la constitución femenina y masculina, el tamaño de los órganos sexuales de los adultos con relación a los suyos y el vello corporal.

 

Esta curiosidad provoca variadas preguntas que deben responderse con veracidad y naturalidad. Si pregunta es porque necesita saber. Las evasivas y las respuestas engañosas o erradas, sólo aumentarán sus necesidades de conocer o a un inadecuado desarrollo de la sexualidad.

 

Con frecuencia, se observa que los padres esconden su desnudez, se perturban cuando el/la pequeño/a los encuentra en el baño o cambiándose de ropa, se quedan perplejos ante preguntas que al respecto les hace y se alarman si trata de tocar los genitales de los mayores. Lo que se esconde, lo prohibido, llama más la atención y no aprende a percibir toda la anatomía del cuerpo humano con naturalidad.

 

La niñez temprana es una etapa muy importante en el desarrollo del hombre. En ella, se sientan las bases de la formación de la personalidad y es con la riqueza de estímulos adecuados, que esto se propicia.

 

Los logros más importantes son el dominio y perfeccionamiento de la actividad con los objetos, del lenguaje y de la marcha. Ellos, favorecen a la aparición de la autoconciencia (reflejo de uno mismo), de nuevas necesidades con un mayor contenido social y dan paso a una nueva etapa de la edad infantil: la etapa preescolar.

 

Por supuesto, es en ella donde se agudizan las preocupaciones de los padres con los entretenimientos de sus hijos y los objetos que usan para ellos porque su actividad fundamental es el juego de roles. Éste surge por la necesidad de los preescolares de comportarse como los adultos y como su desarrollo no se lo permite, recurren a una actividad simbólica donde asumen roles que no son reales (“mamá”, “enfermera”, “policía”, entre otros) y utilizan objetos con un uso diferente para el que fue creado, por ejemplo: un palito como termómetro, un pedazo de madera como vaso, una tapa de una olla como timón y otros.

 

Esto, por supuesto, lo lleva también a la esfera sexual. Se arreglan, visten, maquillan como las mujeres en el caso de las hembras y los varones hacen otro tanto para parecerse a los hombres. La curiosidad sexual del niño y la niña se manifiesta constantemente, espían, preguntan, copian actitudes del sexo opuesto, muestran gran interés hacia su propio cuerpo y el de los demás.

 

Los niños y niñas en sus juegos imitan a los adultos, llevan a ellos sus vivencias y conocimientos de la vida social. Parte de éstos son las relaciones amorosas de las parejas que observan en su casa, la comunidad y la televisión.

 

Entonces, aparecen los juegos sexuales, que sí constituyen una verdadera preocupación para los padres, sobre todo si son del mismo sexo o su hija hembra con un varón. Hay hombres que hasta alardean “De lo que hizo su hijo con una amiguita”.

 

A nadie le alarma ver jugar a los niños y niñas a “la peluquería”, “la barbería”, “la bodega”, el policlínico”, sin embargo, es mucho el alboroto que se arma si encuentran a dos niños besándose y mucho más si la actividad tiene mayor contenido sexual. No es frecuente encontrar un manejo adecuado al respecto en toda su dimensión.

 

Debo reflexionar acerca de las vivencias de los niños y niñas que dan lugar a los juegos sexuales. Es importante, que se percaten de las muestras de amor que existen entre sus padres y otras parejas sin que éstas lleguen a planos íntimos para los cuales no están preparados, no los pueden entender y llevarlos a confusiones.

 

Muchos padres mantienen a los pequeños en su cuarto “para tenerlos cerca porque son chicos todavía” y otros, además, los acogen en su cama “para que no se despierten y los dejen dormir”. Los niños y niñas deben dormir en su cuarto, siempre que sea posible o al menos, en su cama.

 

Una parte considerable de los infantes se quedan frente al televisor disfrutando de programas que no son adecuados con su edad y las vivencias que obtienen de éstos, las llevan a sus juegos.

 

Otros niños y niñas tienen prohibido ver programas de adultos y les aumenta la curiosidad. “¿Por qué no me dejan ver eso?”. La curiosidad le provoca violar la norma y crece su estado emocional. No deben enfrentar situaciones para las que no están preparados. ¿Por qué decirle? “Ese programa no lo puedes ver porque eres muy chiquito/a”. Es mejor acostumbrar a su hijo a dormir temprano ya que necesita más horas de sueño para recuperarse.

 

Las vivencias de las relaciones íntimas de una pareja pudo tenerlas con otro niño o niña y es necesario saber con discreción quién es y cómo se relacionan para manejar correctamente la situación.

 

También, pudo tenerlas con un adulto. Se debe detectar quién es. Cuidado con el manejo agresivo e impulsivo que dificulta la solución adecuada y sobre todo, puede marcar psicológicamente al niño o niña. Para verificar el hecho es necesario conversar con el pequeño. Esta conversación debe hacerse con ecuanimidad y naturalidad. Nunca la pérdida de control y la agresividad son buenas consejeras. La comunicación debe fluir con espontaneidad, sin presiones ni alarmas para que la perciba como ocurre cotidianamente.

 

De acuerdo con los hechos y sus complicaciones, los padres a solas deben decidir qué hacer ante esta situación. Considero, que sería conveniente la asesoría psicológica y legal antes de ejecutar su decisión para evitar errores y complicaciones psicológicas.

 

Debo retomar el tema en cuestión.

 

Hace unos años, un padre se me acercó preocupado porque su hija de 4 años estaba jugando a “parir su hijo”, sacó la muñeca debajo de la bata y la puso a “lactar”. Esta situación es normal, así es como ocurre en la vida real y le sirve para aprender, comprender y prepararse para su etapa adulta.

 

¿Qué hacer ante un juego sexual?

 

Lo más importante es tomarlo con ecuanimidad y naturalidad, como si fuera otro tipo de juego. El adulto que lo descubre debe acercarse y sugerir alguna actividad en que participen los dos. Por ejemplo: “Juanito saca la bicicleta y vayan para el pasillo”, “Jueguen a la pelota”, “Recojan los juguetes y vean la televisión”, “Ayúdenme a recoger las hojas del patio” y otras.

 

No se le debe regañar, castigar o pegar. Sí, ignorar lo sucedido y tomar medidas que enriquezcan sus intereses. El ocio, el aburrimiento, la insatisfacción no son hechos favorables al desarrollo del niño y la niña. Debe propiciar que su hijo disfrute de actividades pasivas y activas, variadas, con independencia y con otros niños y niñas. Evitar que se repita el juego sexual manteniéndolos en actividad. No se debe prohibir que juegue con su amigo o amiga.

 

A partir de los 6 años los individuos hacen una clara diferenciación entre niños y niñas, la formación de amigos del mismo sexo y no admiten que nadie del otro sexo irrumpa en ellos. En tales grupos, el sujeto adopta su papel ya sea femenino o masculino y quienes lo rodean favorecen su desarrollo pues al participar en un grupo, al menos acepta las normas que los demás establecen, actúa de acuerdo con lo que se espera de él o ella y ve reflejado en los demás, muchas de sus características sexuales, lo que afianza su identidad de género.

 

La edad escolar no tiene muchos cambios respecto a la sexualidad. Es más frecuente encontrar relaciones de amigos con el mismo sexo y algún interés que pueda surgir por el sexo opuesto se debe más a la admiración por su apariencia, sus calificaciones, su simpatía u otras características más bien externas. No saben cómo enfrentar esta situación y asumen conductas pueriles para llamar la atención como: esconder objetos, mandar papelitos, halar el pelo, pellizcar y otras.

 

Para resumir, las diferentes manifestaciones de la sexualidad en la niñez constituyen regularidades de su desarrollo y deben ser manejadas sin tabúes que la complican. La veracidad y naturalidad ante preguntas y situaciones que se presenten es la mejor manera de resolverlas. La evasión, la pérdida del control, las respuestas erradas o soluciones impulsivas e inadecuadas no propician el desarrollo correcto de la sexualidad y la personalidad del niño y la niña, lo cual puede en el futuro provocar disfunciones o desviaciones respectivamente.

 

La educación de una sexualidad sana abarca muchos aspectos y desde el nacimiento, debe comenzar. El respeto, la ayuda, la comunicación adecuada y otros comportamientos constituyen la base de ello.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Collins C, Stryker J. ¿Debemos enseñar “solo abstinencia” en la educación sexual? http://www.caps.ucsf.edu/abstinencia.htm
  2. DeCarlo P. ¿Sirve la educación sexual?. [Documento en línea]. 2005. California. <http://wwwcaps.ucsf.edu/spsextext.htm>. [Consulta: 10 noviembre 2005].
  3. Educación sexual. [Documento en línea]. 2005. <http://www.latinsalud.com/articulos/00229.asp>. [Consulta: 10 noviembre 2005].

Correspondencia: Lic. María Antonieta Rodríguez Arce. Departamento de Salud Pública. Dirección particular: Coliseo edificio 1 apartamento 2 / Narciso López y Morales Lemus, Holguín. Teléfono: 461819. E-mail: marian@cristal.hlg.sld.cu

 

Indice Anterior Siguiente