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Correo Científico Médico de Holguín 2007;11(2)

 

Trabajo de revisión


Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales Coello” Holguín.

 

La niñez temprana. Sus características y manejo.

 

Early childhood. Its characteristics and management.

 

María Antonieta Rodríguez Arce.

 

Psicóloga.

 

RESUMEN

 

La transición de la lactancia a la edad temprana está ligada al desarrollo de una nueva relación respecto al mundo de los objetos. Los principales intereses del niño/a están encaminados al dominio de las nuevas acciones con objetos, lo cual constituye su actividad principal. El adulto asume su papel de maestro, educador, colaborador y ayudante, con el fin de que alcance este dominio, sin embargo, por desconocimiento, no siempre lo hace adecuadamente.

 

En la niñez temprana ocurren cambios importantes para el desarrollo de la personalidad del hombre y se producen en ella, tres logros a destacar: dominio y perfeccionamiento de la actividad con los objetos, del lenguaje y de la marcha.

 

Esta etapa constituye el período sensitivo del desarrollo del lenguaje, es decir, es el momento donde se aprende con más facilidad y rapidez la lengua materna.

 

Aproximadamente a los 3 años se distingue respecto a los demás y dice: “Yo”, “Yo corro”, “Yo solo”, “Yo quiero”. El niño/a comienza a comprender que es él/ella quien realiza una u otra acción, como resultado de poder ejecutar, sin la ayuda del adulto, las acciones más diversas, de asimilar hábitos sencillos de autoservicio.

 

Surge la llamada “crisis de los tres años” porque es un período en el que el niño/a desea ejecutar otras acciones más complejas e independientes para parecerse a los adultos y éstos lo limitan y tratan de mantenerlo en actividades de un pequeño/a menor. Entonces, se rebela y el adulto tiene dificultades ante su obstinación y negativismo que, exhibe contra él, ya que lo/a cuida constantemente y sobreprotege.

 

Palabras clave: educación / niñez temprana.

 

ABSTRACT

 

Transition from breast-feeding to early childhood is linked to the development of a new relationship with the World of objects. The main interests of boys and girls are focus on dominating new actions with objects, which is their main activity. Adult persons play the role of teacher, instructor, collaborator and assistant with the objective of making boys and girls achieve their goal. However, due to the lack of knowledge, it is not always carried out adequately.

 

During early childhood important changes in the development of personality take place, and three achievements are being produced, which must be pointed out: mastering and improvement in the activities with objects, mastering and improvement of language and improvement of walking.

 

This stage constitutes the sensible period in the development of language, i. e., this is the moment when mother tongue is learned in the easiest and fastest way.

 

When the child is approximately 3 years old he/she is able to distinguish him/herself from the rest, and says: “I run”, “I do it myself”, “I want”. The boy/girl starts to understand that he/she is the one who is doing one thing or another, as a result of being able to do, without the help of an adult, several actions of different types, and to assimilate simple habits of selfservice.

 

When the “three year old crisis” emerges it happens because it is a period in which the boy/girl wishes to do more complex and independent activities because he/she wants to resemble adult persons. It happens then that these persons try to limit their activities and to keep them doing things corresponding to younger children. Adult people are constantly taking care of the children and overprotecting them, because of all that, children react and adults have difficulties facing their stubbornness and negativism.

 

Key words: education / early childhood.

 

DESARROLLO

:

La transición de la lactancia a la edad temprana está ligada al desarrollo de una nueva relación respecto al mundo de los objetos. Los principales intereses del niño o niña están encaminados al dominio de las nuevas acciones con objetos, lo cual constituye su actividad principal. El adulto asume su papel de maestro, educador, colaborador y ayudante, con el fin de que alcance este dominio, sin embargo, por desconocimiento, no siempre lo hace adecuadamente y pueden aparecer alteraciones en su conducta.

 

En la niñez temprana ocurren cambios importantes para el desarrollo de la personalidad del hombre y se producen en ella, tres logros a destacar: dominio y perfeccionamiento de la actividad con los objetos, del lenguaje y de la marcha.

 

Abordaré las características psicológicas fundamentales de esta etapa a través de reflexiones de cómo se producen estos logros.

 

La actividad con los objetos pasa por tres fases hasta llegar a su dominio. La primera fase se arrastra de la etapa de lactante, es decir, aún en el primer semestre del segundo año de vida, los niños y niñas manipulan los objetos, no saben utilizarlos, la acción no se corresponde con el uso designado a los mismos. Sin embargo, en su relación con ellos, pasa a la segunda fase donde la acción y el objeto están estrechamente ligados entre sí. Está en condiciones de cumplimentar la acción asimilada sólo con aquel objeto que se ha designado para la misma.

 

Por ejemplo: la cuchara es para comer, el vaso es para tomar, la cuna es para dormir, la silla para sentarse y así sucesivamente.

 

He oído a muchos padres quejarse de que su hijo “destruye sus juguetes” porque se sentó en la maquinita que se le compró, se acostó en la cunita de la muñeca y otras situaciones similares.  Los niños y niñas accionan con los objetos de acuerdo con los fines para los que fueron creados y como son pequeños para su peso y estatura, al subirse en ellos, se rompen.

 

Por las características de la actividad con los objetos en esta etapa, los juguetes y objetos que usen deben ser de tamaño natural, grandes. Por ejemplo: la cuna de la muñeca debe servir para ésta y para el niño o niña. Asimismo, la mesa, los platos, la batea para lavar y otros. Si no existen en el mercado juguetes con las dimensiones recomendadas, éstos deben construirse por los adultos para facilitar una verdadera actividad desarrolladora, sin peligros y regaños innecesarios e injustos.

 

Las acciones más importantes para el desarrollo psíquico del niño o niña son las acciones de correlación y las instrumentales.

 

Las acciones de correlación son las que tienen como objetivo la presentación de dos o varios objetos (o sus partes) en una interrelación determinada en el espacio. Por ejemplo: colocar anillos en forma de pirámide, armar y desarmar juguetes, hacer torres, trenes, colocar tapas a cajas y otras, en las cuales deben tener en cuenta el tamaño y características de los objetos.

 

Muchos adultos por desconocimiento le proporcionan sólo un modelo para que lo repita. Otros, le hacen fijar su atención en las faltas cometidas, rectificándolo, sin embargo, lo que se debe hacer es enseñarlo a comparar los objetos o sus partes para que desarrolle la capacidad de seleccionarlos a simple vista y ejecutar estas acciones en variadas condiciones.

 

Puede ocurrir que en el mercado no existan siempre los objetos apropiados para estas acciones, entonces, los adultos deben confeccionarlos. Por ejemplo: trozos de madera cuadrados para armar “torres”, “trenes”, “casas”; aros de madera para hacer pirámides; cajas de diferentes tamaños para incluir unas en las otras, vasijas plásticas o metálicas de varias dimensiones.

 

Las acciones con instrumentos son aquellas en las cuales un objeto-instrumento se utiliza para ejercer influencia sobre otros objetos. El niño o niña se familiariza con un número limitado de instrumentos elementales: cuchara, tazas, palitos, palas, lápices, algunas herramientas que no ofrezcan peligro y otros.

El dominio de estas acciones pasa por etapas: de inicio el instrumento es sólo la continuación de su mano, está concentrado en lo que desea influir como si no percibiera el instrumento. Después, comienza a orientarse, a comprender la relación que tiene el objeto con el instrumento, aunque no siempre obtiene el éxito. Finalmente, se produce la adaptación suficiente de la mano a las propiedades del instrumento.

 

Son muchos los adultos que limitan estas acciones, sobre todo si tienen relación con su autoservicio o validismo porque aún son pequeños porque se ensucian, porque no saben. Están coartando dos aspectos psicológicos muy importantes: que el niño o niña sepa valerse por sí mismo y que domine la utilización de instrumentos tan importantes en el presente y en el futuro como hombres y mujeres.

 

La edad temprana constituye el período sensitivo del desarrollo del lenguaje, es decir, es el momento donde se aprende con más facilidad y rapidez la lengua materna.

 

El creciente interés por los objetos y las acciones a ejecutar con éstos, lo estimula a solicitar ayuda del adulto y para ello, debe hablar. También tiene gran importancia la acumulación de impresiones que obtiene en la actividad con objetos, lo que crea las bases para el aprendizaje del significado de las palabras, su relación con las representaciones de los objetos y de los fenómenos del mundo circundante.

 

El desarrollo del lenguaje en esta etapa incluye el perfeccionamiento de la comprensión del lenguaje de los adultos y la formación del propio lenguaje activo.

 

La facultad de relacionar la palabra del adulto con los nombres de los objetos y acciones se va formando paulatinamente. Al inicio, la comprensión está relacionada con una situación integral y no con un objeto o una acción concreta. Por ejemplo: ejecuta una acción  ante las palabras de un adulto determinado y no cuando otro se las dice. En esta situación integral intervienen gestos, mímica, entonación y situación ambiental.

 

Más tarde, comienza a comprender las palabras independientemente de las personas que las pronuncien, pero el objeto debe estar a la vista del niño y niña e incluso, en estas condiciones, si la solicitud del adulto es interferida por la percepción de un objeto llamativo, se desvía la atención hacia él.

 

El tiempo de respuesta es lento. También, la palabra adquiere más rápidamente carácter excitador que inhibidor y aunque comienza a comprender la palabra “no”, la prohibición no obra con rapidez que desea el adulto. Por ejemplo: “no metas el clavo en el tomacorriente” y lo hace, “no te subas en el carrito” y lo hace.

 

En el tercer año de vida las órdenes del adulto comienzan a regular su conducta ante distintas situaciones. No sólo comprende las palabras, sino que escucha con interés las conversaciones de los adultos, cuentos y otras formas de comunicación.

 

El desarrollo del lenguaje activo (emitir palabras) es lento hasta los 18 meses. En este período utiliza de 30 a 40 palabras aproximadamente y algunos, más cantidad. Toma iniciativas y comienza a preguntar e intenta pronunciar las palabras. Aparece la pregunta “¿Te-e?” (¿Qué es?).

En esta etapa aparece el llamado lenguaje autónomo, en el cual inventa palabras o las deforma (pronuncia el inicio, intermedio o final de la palabra). Dicen “pato” a los zapatos, “quilla” a la mantequilla, “eche” a la leche, “ya-yai” a un golpe o herida y otros. Mi hijo le decía “minoto” al termómetro.

 

La duración de este tipo de lenguaje es fugaz pero los padres por desconocimiento, lo refuerzan “porque habla cómico” y hasta se sienten orgullosos cuando le piden que diga la palabra delante de otras personas. También, se refuerza cuando lo entienden y no le rectifican. Estos manejos alargan innecesariamente, el tiempo en que debe transcurrir y retardan el adecuado desarrollo del lenguaje activo.

 

Cuando diga una palabra que no existe, es de su creación o no se le comprenda (aunque en realidad se sabe lo que quiere), si señala el objeto que desea con su dedo manifestando “Uhm”, el adulto debe decirle “no te entiendo”, “esa palabra se dice…”. Si le “traducen”, no tendrá necesidad de hablar o lo hará de forma incomprensible. No se le debe decir la palabra mal dicha para no reforzarla, sólo la correcta.

 

El lenguaje activo aumenta constantemente. Al final del segundo año de vida debe decir 300 palabras y al terminar la niñez temprana, su tercer año, debe decir 1500 palabras aproximadamente.

 

No siempre esto ocurre, a pesar de que sean normales, por supuesto, por una pobre estimulación del lenguaje. Las causas más frecuentes de esta situación son:

·  Se limita su vínculo rico con los objetos porque no sabe usarlos, los rompe, se aburre rápidamente y otras.

·  Se le habla poco porque no entiende, porque están muy ocupados y no tienen tiempo.

·  Le resuelven sus obstáculos sin explicar y enseñar, lo cual no favorece su independencia cognoscitiva y de otra índole.

·  Les molesta su búsqueda constante de ayuda y comunicación. Se escuchan frases como: “Me tiene loca, no me deja trabajar”, “Necesita una persona para él o ella” y otras.

·  No muestran libros, láminas para enriquecer el vocabulario, la comunicación y la relación afectiva. En esta edad se recomiendan libros sencillos y láminas que representen una figura o no sean complicadas.

·  Existe pobre comunicación entre los miembros de la familia y con él o ella.

·  No se le lleva a paseos frecuentes, se visitan lugares no apropiados con su edad o cuando se le pasea, se le limita, se le habla poco y se le regaña mucho.

·  No se aprovechan todos los momentos para conversar.

·  Observo con frecuencia por la calle, en paseos, que los padres no hablan con sus hijos. Van uno al lado del otro sin comunicación. Esos son momentos para hablar de sus intereses, de la belleza y cuidado de la naturaleza, de la vida que transcurre a su alrededor. A veces lo que observo son muchos regaños.

 

Siempre hay tiempo para atenderlos, no es necesario permanecer siempre a su lado. Desde la cocina se le pueden hacer preguntas, sugerencias: “¿Dónde está…?”, “Búscame…”, “Tráeme…”, “¿Cómo se dice…?”, “¿Qué es esto?”.

 

Se pueden sugerir juegos con agua en un recipiente con juguetes de goma o plásticos. Estos juegos deben propiciarse preferentemente, antes del baño.

 

En la comunicación cotidiana se le transmiten temores a través de la imitación o conscientemente utilizados para controlar sus conductas. He oído frases como: “Por ahí viene el perro”, “Si te portas mal viene el gato”, “Si te portas mal viene la enfermera a inyectarte” y otras, que provocan miedos innecesarios y que pueden complicarse cuando tenga que enfrentarse a determinadas situaciones.

 

Conjuntamente con la ampliación del vocabulario y el mejoramiento de la pronunciación de las palabras, los niños y niñas de la edad temprana asimilan la estructura gramatical de su lengua materna. Hasta los 18 meses se limitan a decir oraciones de una palabra y después de dos y finaliza su tercer año con la posibilidad de establecer conversaciones sencillas.

 

El dominio del lenguaje tiene gran importancia para distintos aspectos del desarrollo psíquico. No obstante, ello dependerá a su vez, del desarrollo de su actividad, su percepción y su pensamiento.

 

Los nuevos tipos de acciones de percepción y de pensamiento constituyen la base del desarrollo intelectual de esta etapa.

 

Las acciones visuales que le permiten la percepción de los objetos se forman durante el proceso de la acción prensil y de manipulación, y después, en las otras etapas, de la actividad con objetos.

El color en este período no tiene importancia en el reconocimiento de las características de los objetos, sin embargo, le llama la atención.

 

Las acciones de correlación e instrumentales son muy importantes en este sentido. Al partir de la correlación, establece la comparación de las propiedades de los objetos por medio de acciones de orientación externas. Las propiedades se transforman en un modelo que le permiten evaluar otros objetos.

 

El dominio de nuevas acciones perceptuales se puede apreciar cuando comienza a orientarse visualmente al realizar acciones con los objetos.

 

La transición a partir del uso de relaciones prefijadas o relaciones mostradas por el adulto, hacia la etapa del planteamiento de las relaciones por el propio niño o niña constituye un importante logro en el desarrollo del pensamiento infantil.

 

En la niñez temprana el pensamiento es visual por acciones porque se realiza mediante acciones de orientación externas, es decir, soluciona la situación comparando, yuxtaponiendo, colocando un objeto sobre otro, en fin, orientándose externamente a través de la visión.

 

El adulto debe estimular el desarrollo del pensamiento con el uso de objetos que le permitan solucionar situaciones sencillas donde realice acciones con ellos.

 

Una particularidad significativa del comportamiento en la edad temprana es que actúa sin razonar, bajo la influencia de sus deseos y estados afectivos. Por eso, su conducta dependerá de las condiciones externas. Puede ser atraído fácilmente hacia cualquier situación, pero también, con facilidad se desentiende de ella.

 

Muchos adultos no conocen esta característica y pretenden que el pequeño esté más tiempo distraído para que no moleste, lo cual es imposible porque su atención es breve, cambiante e involuntaria. He escuchado frases como: “No se entretiene con nada”, “Me tiene loca, no sé cómo no se cansa”, “Es insoportable”, “Estoy deseosa de que se acabe de dormir para descansar” y otras.

 

Es lógico que los adultos se cansen por esta “intranquilidad”, pero realmente, es porque no lo comprenden y lejos de manejarlo de manera adecuada, lo regañan constantemente, lo que excita más su sistema nervioso y la atención se concentra menos, lo cual es característico de su edad.

 

No es necesario estar a su lado y menos, detrás de él o ella. Se debe delimitar un área en el hogar, que esté limpio y sin peligros para que se acostumbre, que allí es su lugar de juego. Se le deben colocar los juguetes de forma sugerente y no en mucha cantidad. Se deben sustituir por otros cuando se aburra.

 

El adulto siempre debe tener previstas posibles actividades para estimularlo a que permanezca más tiempo en ellas o proponerle otras. Por ejemplo: construir un tren, un puente, una casa, una torre; modelar con arena (esta arena debe ser lavada y conservarse en un recipiente adecuado); hacer pompas de jabón, buscar objetos a solicitud del adulto; buscar objetos que se parezcan por la forma o el color; lavar sus juguetes y otras.

 

Por otra parte, cuando desea algo que no puede ser o ejecuta alguna acción peligrosa, en vez de regañarlo, se le debe explicar con sencillez (si la situación lo requiere) y desviar su atención hacia otro objeto. Recuerden, que por sus características, esto se logra con rapidez.

 

Otro logro importante en la edad temprana es el dominio y perfeccionamiento de la marcha. El pequeño camina en forma erecta y estable, esto le permite desplazarse con soltura, equilibrio e independencia. Camina, trepa, corre con seguridad. Limitarlo es como cortarle sus posibilidades de desarrollo en todos los sentidos. Los adultos deben apoyarlo en ello y enseñarlo a ejercitarse quitando los obstáculos que puedan ser peligrosos.

 

Uno de los momentos más importantes en el desarrollo de esta etapa consiste en que comienza a comprender su existencia como un ser independiente. Finalizando el segundo año de vida empieza a conocerse a sí mismo por su aspecto externo y luego, su mundo interior.

En el segundo año de vida no se reconoce frente al espejo ni en una fotografía. Ante la pregunta “¿Quién es?”,  dice: “El nené”, “El niño o niña”.

Sin embargo, aproximadamente a los 3 años se distingue respecto a los demás y dice: “Yo”, “Yo corro”, “Yo solo”, “Yo quiero”. Comienza a comprender que es él o ella quien realiza una u otra acción, como resultado de poder ejecutar, sin la ayuda del adulto, las acciones más diversas, de asimilar hábitos sencillos de autoservicio.

 

Además, comienza a compararse con los adultos y a querer ser igual que ellos, realizar las mismas acciones, valerse de la misma independencia que éstos manifiestan.

Así es como surge la llamada “crisis de los tres años”. Es la manifestación de las contradicciones entre las crecientes posibilidades infantiles y las formas elementales de actividad e interrelaciones con los adultos que hasta ese momento ha utilizado.

 

Se le llama “crisis” porque es un período en el que desea ejecutar otras acciones más complejas e independientes para parecerse a los adultos y éstos lo limitan y tratan de mantenerlo en actividades de un pequeño menor. Entonces, se rebela y el adulto tiene dificultades ante su obstinación y negativismo, porque lo cuidan constantemente y sobreprotegen.

 

Los intentos de tratarlo “como antes” implican la agudización del negativismo y el reforzamiento de conductas inadecuadas.

 

El niño o la niña ha cambiado, han surgido nuevas necesidades y debe ser manejado de acuerdo con ello. Es importante, que todo lo que pueda hacer solo, lo haga. El autoservicio en esta etapa contribuye mucho a la feliz solución. Debe vestirse, desvestirse, bañarse, recoger sus juguetes, comer solo, dormir solo. Si no sabe, el adulto debe enseñarlo, pero no hacerlo por él o ella.

 

La llamada “crisis de los tres años” es un fenómeno pasajero. Las nuevas formaciones relacionadas con ella; distinguirse a sí mismo del resto de las personas, compararse con otros, constituyen un gran avance dentro del desarrollo psíquico. Crean las premisas necesarias para la formación de la personalidad.

 

Para finalizar, les resumiré los objetivos que deben lograr los niños o niñas, los cuales aparecen en el Programa Segundo Ciclo de Educación Preescolar:

 

Segundo año de vida

Tercer año de vida

BIBLIOGRAFÍA

  1. Jordán JR. El niño. Cuidados y consejos. Ciudad de La Habana: Editorial Científico Técnica, 2003.
  2. Muñoz C. Características generales del desarrollo del lenguaje (0 a 6 años). [Documento en línea]. 2005. <http://www.integra.cl/temas/programa/interior1/Caracts.%20%20grales%20%del%20desarrollo%20del%20lenguaje.pdf.> [Consulta: 4 noviembre 2005].
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  4. Características del niño: 3 años. [Documento en línea]. 2005. <http://www.planetamama.com.ar/view_nota.php?id_nota=1181>. [Consulta: 4 noviembre 2005].
  5. Educación preescolar. Programa Segundo Ciclo. Segundo y tercer años de vida. Ciudad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1998.

Correspondencia: Lic. María Antonieta Rodríguez Arce. Departamento de Salud Pública. Dirección particular: Coliseo edificio 1 apartamento 2 / Narciso López y Morales Lemus, Holguín. Teléfono: 461819. E-mail: marian@cristal.hlg.sld.cu

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