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Correo Científico Médico de Holguín 2007;11(2)

 

Trabajo de revisión


Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales Coello” Holguín.

 

El niño lactante. Sus características y manejo.

 

Breast-feeding child. Its characteristics and management.

 

María Antonieta Rodríguez Arce.

 

Psicóloga.

 

RESUMEN

 

La etapa de lactante tiene una subetapa inicial que es la de recién nacido. En el período neonatal es cuando se pueden apreciar las manifestaciones congénitas instintivas para la satisfacción de sus necesidades naturales, no obstante, ellas no constituyen la base del desarrollo psíquico, sólo aseguran su supervivencia a través de los reflejos incondicionados.

 

La aparición de la sonrisa con carácter social y el complejo de animación cierran este período y da paso a un/a lactante propiamente dicho.

 

En el transcurso de los meses hasta finalizar el primer año de vida, el niño/a tiene muchos logros desde el punto de vista psicológico en el desarrollo del lenguaje, el emocional y en sus movimientos (desarrollo psicomotor).

 

La actividad más importante del lactante es la comunicación con el adulto, éste satisface todas sus necesidades, incluyendo las naturales, es fuente de las principales impresiones visuales, auditivas y táctiles, lo/a introduce en el mundo de los objetos, atrae su atención hacia ellos, le demuestra cómo actuar y le ayuda a ejecutar acciones.

 

Para lograr estos progresos en el desarrollo psicológico del/la lactante no basta con la estimulación adecuada, ésta también, debe ser oportuna y esto se propicia a través de un horario de vida estable y adecuado.

 

Palabras clave: educación / lactante.

 

ABSTRACT

 

The breast-feeding stage has an initial substage or newborn one. During neonatal period it can be observed instinctive congenital manifestations to satisfy natural needs. However, they do not constitute the base for the psychical development; they only assure surviving through inconditioned reflexes.

 

The emergence of smile with a social character and the complex of animation put an end to this period and open the properly lactant period.

 

As time is passing, up to the end of the first year of life, the boy/girl has great achievements from the psychological point of view, in the development of language, in his/her emotions and in his/her movements (psychomotor development).

 

The most important activity of this child is communication with the adult person, as this person satisfies all his/her needs. The adult satisfies his/her natural needs, is the main source of visual, hearing and touching impressions. This person also introduces him/her in the world of objects, attracks his/her attention towards them shows him/her how to behave and helps him/her to do the actions.

 

To achieve those advances in the psychological development of the breast-feeding child adequate stimulation is not enough, it must be at the right time too, which is given through a stable and adequate timetable.

 

Key words: education / breast-feeding child.

 

DESARROLLO

 

El nacimiento de un niño o niña constituye para los padres y familiares un gran regocijo, sin embargo, no siempre conocen las características de su desarrollo psíquico y ocasiona, que la estimulación y el manejo de las mismas, no sean adecuados.

 

Al nacer su organismo sufre una conmoción. Cuando estaba en la placenta de la madre tenía un medio relativamente constante y vegetativo y pasa a condiciones completamente distintas en el medio exterior. Su adaptación se asegura por los mecanismos congénitos, reflejos incondicionados como: reflejos defensivos o protectores encaminados a eliminar o limitar la acción de estos estímulos, reflejo de succión (chupa cualquier objeto que se le ponga en la boca, busca la mama de la madre ante su roce), reflejo prensil (el roce en la palma de la mano provoca la reacción de agarrar), reflejo de gateo (ante el roce en la planta del pie), reflejo de termorregulación, reflejo respiratorio, reflejo pupilar y otros.

 

En el período neonatal es cuando se pueden apreciar las manifestaciones congénitas instintivas para la satisfacción de sus necesidades naturales, no obstante, ellas no constituyen la base del desarrollo psíquico, sólo aseguran su supervivencia.

 

La característica principal del recién nacido es la posibilidad ilimitada de adquirir nuevas experiencias y formas de conducta inherentes al hombre.

 

Al nacer su sistema nervioso no ha concluido su maduración y ésta ocurre a través de su actividad en el medio social en el que se ha insertado. El desarrollo de la vista y el oído ocurre más rápidamente que el desarrollo de los movimientos corporales. El adulto le acerca objetos, le habla con cariño, lo cual activa sus reacciones de orientación.

 

El recién nacido comienza su vida gritando. El grito tiene en los primeros días carácter de reflejo incondicionado como resultado del espasmo de la glotis, que acompaña los primeros

reflejos respiratorios. Expresa con ello, las sensaciones desagradables por estar mojado, tener hambre, tener frío y otras necesidades vitales.

 

Después de su atronador “guá” pasa a otra forma de expresar su insatisfacción: el llanto.

 

Más tarde, aparece la sonrisa como elemento expresivo de emociones positivas. En los primeros días su rostro manifiesta una expresión de bienestar por la satisfacción de sus necesidades. Esta sonrisa por la cercanía del adulto que le sonríe y le habla con cariño aparece aproximadamente al finalizar el primer mes de nacido. Si al recién nacido lo rodea un ambiente tenso, no se le estimula adecuadamente y no se relacionan con él tiernamente, entonces, primará el llanto y no la sonrisa.

 

Posteriormente, aparece el llamado complejo de animación. Se manifiesta cuando el niño o niña se concentra en el rostro del adulto, se ríe, mueve brazos y piernas, trata de levantar el abdomen y emite sonidos suaves. Los adultos se entusiasman mucho ante esta conducta y lo estimulan más. Hay quienes expresan: “Mira, parece que quiere hablar”, “Mira, parece que quiere que lo carguen”. Esta conducta lo convierte en un lactante propiamente dicho y deja de ser un recién nacido.

 

La actividad más importante del lactante es la comunicación con el adulto. Éste satisface todas sus necesidades. Satisface sus necesidades naturales, es fuente de las principales impresiones visuales, auditivas y táctiles; lo anima cuando lo toma en sus brazos, le proporciona objetos. Si el pequeño está aburrido con sólo la presencia del adulto, se anima.

 

A los cinco o seis meses de nacido hace reacciones a los rostros extraños porque los comienza a diferenciar, la cara de un desconocido puede asustarlo.

 

Con la estimulación adecuada y directa, la comunicación con el adulto se convierte en actividad conjunta. El adulto introduce al niño o niña en el mundo de los objetos, atrae su atención hacia ellos, le demuestra cómo actuar y le ayuda a ejecutar acciones. Comienza la imitación, que le da amplias posibilidades para la apropiación de la experiencia social.

 

Entre los siete y diez meses sigue atentamente el habla y los movimientos de sus familiares, sin embargo, la acción no se produce con rapidez porque la inmadurez de su sistema nervioso provoca que el tiempo de latencia (tiempo que transcurre entre el estímulo y la respuesta) sea más largo. Muchos padres con orgullo desean mostrar a los demás los progresos de su hijo o hija y le solicitan lo aprendido, más tarde, es que comienza a realizar las acciones.

 

A partir de los tres meses, si tiene un estado emocional positivo, emite sonidos: gorjeo. A los cuatro meses trata de repetir los que le dicen: “ah, ah, ah”, “oh, oh, oh”, “uh, uh, uh”. Posteriormente, comienza el silabeo: “ma-ma”, “pa-pa-pa”, “ta-ta-ta”. Con ello, refleja su disposición para la comunicación, aprende a pronunciar y distinguir sonidos nuevos. Debe estimularlo a repetir, con ello, se perfecciona el uso de los labios, la lengua y la respiración.

 

El lenguaje surge sobre la base de la percepción visual. El adulto le pregunta “¿Dónde está…?”. Aparece la relación entre la palabra que pronuncia el adulto y el objeto que se le señala. Es muy importante, la entonación de la pregunta, la cual determina su comprensión.

 

Al final de la etapa de lactante, éste debe pronunciar de 5 a 10 palabras. Las más frecuentes son: “papá”, “mamá”, “tata”, “pan”, “papa” (relacionada con la comida) y otras. Los padres deben conocer, que en esas palabras están incluidos los sonidos onomatopéyicos, es decir, los sonidos que emiten los objetos al caer, los animales. Por ejemplo: “pi-pi” (pollito), “jau-jau” (perro), “miau-miau” (gato), “pum-pum” (pelota al caer), “ki-ki” (gallo) y otros.

 

Para lograr estas regularidades en el desarrollo del lenguaje de los lactantes, los adultos deben hablarles constantemente, mostrando los objetos a que se refieren y cuidando la entonación que se utilice.

 

Muchos padres me expresan el poco tiempo que disponen para esa estimulación. Es cierto, que esta etapa provoca grandes responsabilidades por la dependencia que tiene el pequeño, sólo hay que aprovechar todas las oportunidades: mientras lo lacta, mientras ejecuta las labores domésticas y otras.

 

Recomiendo colocar al lactante en un corral cerca, sin que constituya un peligro y hablar con él, interrumpir las tareas por breve tiempo para acercarse y estimularlo, con este manejo se logra mantenerlo activo y con un estado emocional positivo.

 

En ocasiones, observo adultos, que tienen cargado a su hijo o hija y están conversando con otras personas, sin prestarle atención a su pequeño, incluso, la comunicación que realizan no es agradable y puede afectarlo emocionalmente. Recuerden, la entonación de las palabras es muy importante en esta etapa.

 

Durante el primer año de vida, alcanza grandes progresos en el dominio de los movimientos en el espacio y de las acciones con los objetos más simples.

 

Aprende a erguir la cabeza, virarse, arrastrarse, gatear, sentarse, pararse y dar sus primeros pasos. Comienza a estirarse hacia los objetos que el adulto le muestra, a agarrarlos y sujetarlos y finalmente, manipularlos (agitarlos, golpear con ellos, lanzarlos).

 

Cuando me refiero a la manipulación de objetos, deseo explicar, que es la primera fase del dominio de la actividad con los objetos donde el niño y niña no sabe utilizarlos, sin embargo, se va apropiando de sus características y uso.

 

Este desarrollo psicomotor es progresivo y debe ser estimulado para que ocurra. Para ello, es preciso tener en cuenta, que la educación debe ir por delante del desarrollo, pero tenerlo en cuenta. No se debe estimular el sentarse si antes no gatea, no se debe estimular el pararse si antes no gatea, no se debe estimular la marcha si antes no se para.

 

¿Cómo estimular estos progresos importantes en esta etapa?

Por ejemplo: para estimular el gateo, el adulto debe colocar al niño o niña boca abajo con un objeto delante, que lo estimule a tratar de alcanzarlo e impulsarlo por las plantas de los pies.

 

Para estimular la marcha, el adulto puede tomar una vara por los extremos y que el pequeño se sujete de ella con sus manos. Una vez logrado esto, entonces, el adulto debe tomar la vara por un extremo y el niño o niña por el otro. Finalmente, dos adultos se colocan de frente a poca distancia y el pequeño parado, debe acercarse a uno de ellos, después va hacia el otro. Paulatinamente, esta distancia se hace mayor para que gane seguridad en su “proeza”. Estas formas de estimulación se acompañan de elogios, sonrisas de aprobación y canciones cortas, que la favorezcan: “Andando, andando, el niño y niña va caminando”.

 

Es lógico, que el pequeño/a falle, se caiga. Ante esta situación, los adultos deben mantener un estado afectivo favorable, que lo/a estimule y borre el posible temor que pueda surgir. He observado a padres que gritan, se alarman con lo que le provocan temor, disminuyendo su interés por ejercitar esas acciones. Con frecuencia, ésta es una causa del retardo en el dominio de la marcha.

 

El desarrollo de la acción prensil comienza en el tercer o cuarto mes de nacido. Al principio lo trata de alcanzar y sujetarlo, sin acertar en el intento. A los seis meses lo agarra y sostiene, pero la acción es imperfecta, no se dirige en línea recta hacia el objeto.

 

En el segundo semestre se perfecciona el movimiento de la mano hacia el objeto y la posibilidad de oponer el dedo pulgar, que le permite sujetar el objeto con los dedos. Esto propicia la manipulación de los objetos, en la cual, manifiesta una marcada tendencia a lograr un resultado: las variaciones que surgen durante sus acciones en el mundo exterior, que se hacen más complejas, lo lleva a ejecutar acciones con sencillas soluciones, que denotan un incipiente desarrollo del pensamiento, descubre nuevas propiedades de los objetos provocadas o puestas de manifiesto en las manipulaciones.

 

Los objetos comienzan a mostrarle que son constantes en el espacio que lo rodea y que tienen determinadas propiedades invariables. Lo novedoso le interesa y lo conocido, lo aburre.

 

Observo con frecuencia, que los adultos durante la vigilia colocan todos los juguetes alrededor del pequeño que permanece en la cuna o el corral, no obstante, se aburre y llora ante su insatisfacción.

 

Este manejo no es adecuado, los objetos dejan de ser novedosos y ante tantos estímulos simultáneos su sistema nervioso se excita y agota. Se debe colocar uno o dos objetos e irlos variando poco a poco, con entusiasmo para atraer su atención y necesidad de manipularlos.

 

Para lograr estos progresos en el desarrollo psicológico del lactante no basta con la estimulación adecuada, ésta también, debe ser oportuna y se propicia a través de un horario de vida estable.

 

El horario de vida no es más que la distribución adecuada, estable de las actividades, los períodos de sueño y alimentación que organiza la vida cotidiana del individuo para favorecer su desarrollo sano desde el punto de vista biológico, psicológico y social en el que se deben tener en cuenta la edad y las características individuales.

 

El niño o niña no nace con horarios porque en la placenta de su madre llevaba una vida vegetativa, pero al llegar a su medio social deben condicionarse adecuadamente al mismo.

 

En el primer mes se hace difícil establecer un horario porque lacta a cualquier hora, cada vez que tiene hambre, duerme constantemente y con frecuencia, duerme por el día y se mantiene despierto gran parte de la noche. Muchos padres, que no están preparados para estas características y que se agotan por el trabajo del día, pierden la ecuanimidad, se irritan para favorecer la irritación del recién nacido y su llanto.

 

Entonces, observo a madres agotadas y con poco control de sí mismas que no manejan al pequeño durante la lactancia u otros momentos el día con la ecuanimidad y el amor que se requiere. Esto puede provocar en el recién nacido llanto frecuente, cólicos y hasta rechazo a la lactancia materna.

 

Por otra parte, he observado, que cuando el pequeño llora, todos los miembros de la familia se apresuran a socorrerlo y discuten en su presencia diferentes maneras de resolver la situación. Lógicamente, esta atmósfera que lo rodea no favorece. Es la madre preferentemente, quien debe atenderlo o en su ausencia, otra persona, no todos a la vez.

 

Asimismo, ante el llanto, los adultos lo cargan y tratan de calmarlo y se va condicionando a llorar para atraer la atención. Lo primero que hay que hacer es encontrar la causa de esa expresión de insatisfacción. Puede tener hambre, estar mojado, tener frío, incómodo con la posición que tiene, un insecto haberlo picado y otras causas. Debe descubrirse en su cuna y tomar las medidas pertinentes y cargarlo el tiempo necesario.

 

Muchas madres desde el primer momento lo duermen en sus brazos, que indiscutiblemente, son agradables y después de mayorcitos siguen cargando con esa costumbre que le crearon.

 

A partir del mes de nacido es necesario diferenciar los lugares donde se realizan los distintos horarios. La cuna es para dormir, el corral es para las actividades apropiadas con su edad durante la vigilia y al comenzar a gatear, se debe delimitar un área (de acuerdo con las posibilidades) que le ofrezca el suficiente espacio para sus crecientes movimientos y traslación.

 

En el primer semestre de vida debe dormir cuatro siestas durante el día con horarios estables. Si no se despierta solo, el adulto debe hacerlo porque es necesaria también la actividad, por lo que abordé anteriormente. Muchas madres para poder continuar sus labores hogareñas lo dejan dormir y después, todos los horarios se alteran, entre ellos, el sueño nocturno.

 

Mientras se le esté lactando, los horarios de alimentación son relativos, sin embargo, cuando en su proceso de ablactación (proceso paulatino de introducción de los alimentos) se le comiencen a ofrecer los alimentos, entonces, debe ocurrir en horarios establecidos y fijos, que favorezcan su necesidad de nutrición, hábitos y costumbres.

 

Además, estos alimentos deben darse en un lugar estable, agradable y adecuado con las posibilidades del pequeño. A partir de los seis meses aproximadamente, debe comer sentado en una silla alta y apropiada, que no le provoque peligro. En el último trimestre del primer año se le debe ofrecer una cucharita adicional para que se familiarice con ella y vaya intentando cogerla y aprender a comer solo.

 

Al finalizar esta etapa, la silla alta debe sustituirse por una mesa con su silla pequeña de acuerdo con su estatura y el adulto que lo ayuda a comer, se sienta en otra similar. Debe comer la mayor parte de los alimentos sólidos solo. Cuando he dado recomendaciones al respecto a los padres, éstos alegan que el niño o niña derrama la comida, la bota.

 

¿Cómo va a aprender si no ejecuta? Después, encontramos niños y niñas mayores que aún no saben hacerlo y el acto de comer se convierte en un problema de los padres y no, en una necesidad imprescindible para su vida y su autoservicio.

 

El aseo es otra necesidad muy importante en el lactante. El baño debe tener su horario estable y además, que transcurra de manera agradable, acompañado de palabras y expresiones extraverbales que propicien un estado emocional positivo para que lo disfrute. En el segundo semestre puede echar algún juguete plástico en el lugar destinado al baño. El juego con el agua favorece su estado emocional.

 

La ropa del niño o niña debe ser apropiada con la edad, las características, las circunstancias y el clima. Deben ser cómodas y con la holgura oportuna a sus crecientes necesidades de movimientos. Observo niñas y niños con ropas apretadas, excesivamente vestidos o desnudos cuando el clima no es favorable para ello.

 

Cuando comienza a pararse, la antesala de la marcha, se le deben poner zapatos de suela de goma y con la talla adecuada, que permitan que se sienta seguro al practicar los nuevos movimientos.

Para finalizar, pienso que es oportuno destacar las maneras de estimular a los pequeños en los diferentes subgrupos de este período de la vida de acuerdo con lo que se estipula en el Programa del Primer Ciclo de Educación Preescolar:

 

Subgrupo de 45 días a 3 meses

Subgrupo de 3 a 6 meses

Subgrupo de 6 a 9 meses

Subgrupo de 9 a 12 meses

Para resumir, la etapa de lactante tiene una subetapa inicial que es la de recién nacido. En el período neonatal es cuando se pueden apreciar las manifestaciones congénitas instintivas para la satisfacción de sus necesidades naturales, no obstante, ellas no constituyen la base del desarrollo psíquico, sólo aseguran su supervivencia a través de los reflejos incondicionados.

 

La aparición de la sonrisa con carácter social y el complejo de animación cierran este período y da paso a un lactante propiamente dicho.

 

En el transcurso de los meses hasta finalizar el primer año de vida, tiene muchos logros desde el punto de vista psicológico en el desarrollo del lenguaje, el emocional y en sus movimientos (desarrollo psicomotor).

 

La actividad más importante del lactante es la comunicación con el adulto. Éste satisface todas sus necesidades, incluyendo las naturales, es fuente de las principales impresiones visuales, auditivas y táctiles, lo introduce en el mundo de los objetos, atrae su atención hacia ellos, le demuestra cómo actuar y le ayuda a ejecutar acciones.

 

Para lograr estos progresos en el desarrollo psicológico del lactante no basta con la estimulación adecuada, ésta también, debe ser oportuna y esto se propicia a través de un horario de vida estable.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Jordán JR. El niño. Cuidados y consejos. Ciudad de La Habana: Editorial Científico Técnica, 2003.
  2. Venguer L. Temas de Psicología Preescolar. Cuidad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1983.
  3. Vergara M. Desarrollo psicológico del lactante. [Documento en línea]. 2005. <  http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/ManualPed/DessPsiclact.html>. [Consulta: 4 de noviembre 2005].
  4. Niño lactante. [Documento en línea]. 2005. <http://www.canaldefarmacia.com/social/alimentacion/4.pdf.>. [Consulta: 4 noviembre 2005].
  5. Educación Preescolar. Programa Primer Ciclo. Primer año de vida. Ciudad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1996.

Correspondencia: Lic. María Antonieta Rodríguez Arce. Departamento de Salud Pública. Dirección particular: Coliseo edificio 1 apartamento 2 / Narciso López y Morales Lemus, Holguín. Teléfono: 461819. E-mail: marian@cristal.hlg.sld.cu


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