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Correo Científico Médico de Holguín 2007;11(2)

 

Trabajo de revisión


Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales Coello”. Holguín.

 

El juego de roles y las actividades productivas. Sus características e importancia en el desarrollo psíquico de los niños y las niñas preescolares.

 

Role games and productive activities. Their characteristics and importance in the psychical development of children.

 

María Antonieta Rodríguez Arce.

 

Psicóloga.

 

RESUMEN

 

Los adultos perciben el juego como un entretenimiento y no su valor en el crecimiento psicológico, en el desarrollo de la personalidad de los niños y ello, los conduce a limitarlo porque no tienen tiempo, por temor que el hijo/a corra algún peligro, para que no aprenda “malas costumbres” y hasta como castigo.

 

En el juego de roles, los niños/as reflejan toda la variada realidad que los/as rodea. Ellos/as reproducen argumentos de su vida familiar, de la actividad laboral y de las múltiples relaciones sociales entre las personas.

 

Las características fundamentales del juego de roles son: su carácter simbólico, los argumentos, los contenidos, las interrelaciones reales que establecen los niños/as y las interrelaciones lúdicras.

La influencia del juego en la formación de la personalidad radica en que, a través del mismo, él/ella conoce las conductas e interrelaciones de los adultos, se convierten en modelos para su propio comportamiento. Aprende lo que se debe o no se debe hacer en la vida social, se apropia de las normas, reglas y patrones sociales importantes en la comunicación con sus coetáneos. En fin, aprende a ceder, esperar, repartir, defenderse, compartir, usar el lenguaje apropiado para ser aceptado y otras conductas importantes en la sociedad en que vive.

 

El juego no perfecciona la percepción y para suplir, en la edad preescolar también son importantes para el desarrollo psíquico, las actividades productivas encargadas de favorecerla. Estas actividades son: dibujo, modelado, construcción y aplicación.

 

Palabras clave: juego / niño.

 

ABSTRACT

 

Adult people perceive games as an entertainment and not as a mean for the psychological development of children’s personality, so adult people limit games because they do not have time, or because they fear risks of danger or because they may get “bad habits” or even to discipline.

 

In role games, children reflect the reality around them. They reproduce arguments of their own family, working activities and social relationship among people.

 

The main features of role games are: symbolic character, plots, contents, real interrelations established by children and recreational interrelations. The influence of games in the formation of personality is based on the fact that through them, children get in contact with the behaviour and interrelations of adult people, which become models for their own behaviour. They learn what they should and should not do in social life; they learn norms, rules and social patterns, which are important in the process of communication with their coeval. They learn to grant, wait, deal, defend, share; they learn to use the appropriate language to be accepted and other important manners of proceedings in the society they live.

 

Games do not improve perception so in order to afford this lack, in pre-school years it is important to provide productive activities which are essential for the psychical development. These activities are: drawing, modelling, building and application.

 

Key words: child / game.

 

DESARROLLO

 

Es frecuente oír a los adultos hablar de que el niño o niña juega cuando manipula un objeto o realiza acciones que le han enseñado, sobre todo si es con un juguete, sin embargo, la acción lúdicra, en su sentido real, ocurre cuando ejecuta una acción y presupone otra, utiliza un objeto y tiene en cuenta otro, es decir, realiza acciones con carácter simbólico.

 

Al final de la edad temprana, con el dominio de la actividad con los objetos comienza a gestarse el juego de roles, el cual constituye la actividad más importante para los preescolares.

 

Los adultos perciben el juego como un entretenimiento y no su valor en el desarrollo de la personalidad de los niños y las niñas y ello, los conduce a limitarlo porque no tienen tiempo, por temor que el hijo o hija corra algún peligro, para que no aprenda “malas costumbres” y hasta como castigo.

 

Desempeñar un rol dentro de un juego con argumento consiste precisamente en cumplir los deberes que él impone y hacer valer los derechos en relación con los demás participantes de éste.

En el juego de roles, los niños y niñas reflejan toda la variada realidad que los rodea. Reproducen argumentos de su vida familiar, de la actividad laboral y de las múltiples relaciones sociales entre las personas.

 

Mientras más amplia sea la esfera de la realidad con que se enfrentan, más amplios y variados serán los argumentos de sus juegos (“la casita”, “la barbería”, “la peluquería”, “el mercado”, “el consultorio médico” y otros); asimismo, su riqueza de contenidos (las acciones que ejecutan en los roles que asumen). Por eso, es que el preescolar menor tiene un número limitado de argumentos, pobres los contenidos y la duración es más breve respecto al preescolar mayor.

 

Los conflictos fundamentales entre los niños y niñas surgen por la posesión del objeto con el que se debe realizar la acción. Se observa con frecuencia “niña” con varias “madres”, varios “médicos” con un “paciente”, para citar algunos ejemplos.

 

Al conocer a través del juego la vida social de los adultos, se acercan cada vez más, a la comprensión de las funciones sociales de éstos y a las reglas que siguen las relaciones existentes entre ellos.

 

Mientras más ricas sean sus experiencias sociales, más ricos serán sus juegos. Estas experiencias las asimilan en el contacto diario con los adultos, que les transmiten las suyas a través de conversaciones, paseos, lectura de libros, visita a museos, visitas a centros de trabajo, visitas a industrias y otras actividades. También, las asimilan en el contacto sistemático con otros niños y niñas, el cual es imprescindible en su desarrollo, como abordaré posteriormente.

 

Debo precisar que las características fundamentales del juego de roles son: su carácter simbólico, los argumentos, los contenidos, las interrelaciones reales que establecen y las interrelaciones lúdicras.

 

He analizado las primeras, faltan las últimas.

 

Las interrelaciones reales consisten en las relaciones que establecen los niños y niñas para ponerse de acuerdo en cuanto a los argumentos, la distribución de roles, juguetes y otros objetos, discuten las cuestiones y desacuerdos que pueden surgir durante el juego.

 

Durante las mismas, hay niños y niñas que tratan de dominar a los demás, no quieren ejecutar acciones que otros consideran que deben hacer, no desean prestar sus juguetes u otras situaciones.

Las interrelaciones lúdicras reflejan las relaciones determinadas por el argumento. Por ejemplo: el juego a “la casita”, en este argumento “la mamá” se relaciona con “el papá”, “la niña”, “la tía” y otros personajes. Cada uno asume su papel y se comporta como tal.

 

Estas maneras de relacionarse, con frecuencia, provocan discusiones entre ellos porque hay niños y niñas que pretenden dominar a los demás, desean hacer lo que consideran correcto y/o no quieren prestar sus juguetes. Estas situaciones son más evidentes en los niños y niñas que juegan poco con sus iguales y no están preparados para compartir los objetos y juguetes que poseen.

 

Por desconocimiento, muchos adultos ante las discusiones de los pequeños intervienen para defender a sus hijos y se toman la situación para ellos, sin valorar, que son niños y niñas. Lo peor es, que interrumpen el juego y los privan de su actividad fundamental, de que aprendan a enfrentar y solucionar los obstáculos propios de su edad.

 

Los adultos pueden intervenir, pero de manera imparcial y sólo para enriquecer el juego, aportando sugerencias que favorezcan el argumento, el contenido, las interrelaciones reales y lúdicras que en él se producen.

 

Por ejemplo: En el juego de la peluquería. Todas las niñas quieren ser peluqueras. El adulto puede sugerir que en una peluquería existen varias peluqueras y varias clientas, unas “cortan el pelo”, otras “peinan”, otras “lavan las cabezas”. Además, que en una peluquería hay trabajadoras que “pintan las uñas”, otra es recepcionista y otros roles dentro del mismo argumento.

 

La agrupación de los niños y niñas en el juego conjunto contribuye a un ulterior enriquecimiento y a una mayor complejidad del contenido del mismo. La experiencia de cada niño o niña es limitada porque conoce un poco de las muchas actividades de los adultos. En el juego surge un intercambio de experiencias. Asimilan los conocimientos de los demás, solicitan ayuda de los adultos y como resultado, su actividad lúdicra se hace más interesante y variada.

 

En la actividad lúdicra se forman más intensamente las cualidades psíquicas y las características de la personalidad en formación de los niños y niñas.

 

Los preescolares necesitan parecerse a los adultos, sentirse como ellos y como no pueden realmente lograrlo, recurren a la actividad simbólica, al juego de roles. Buscan a otros niños y niñas para relacionarse, compartir sus experiencias, se esfuerzan para acoplar y no ser desplazados o ignorados, es así, como esta aparente manera de distraerse se convierte en la actividad fundamental para su desarrollo psicológico.

 

Reflexionaré acerca del papel del juego en el desarrollo psíquico de los niños y niñas.

 

En la edad preescolar aún no está desarrollada la voluntad (esfera psicológica que permite al hombre trazarse objetivos conscientes, regularse conscientemente y hacer esfuerzos para lograrlos), sin embargo, el juego influye en la formación de los fenómenos psíquicos voluntarios (memoria voluntaria, percepción voluntaria, atención voluntaria).

 

Las propias condiciones del juego le exigen que se concentre en los objetos, los demás niños y niñas, el contenido de las acciones y el argumento. Si no quiere prestar atención a lo que se requiere de él o ella en una situación lúdicra precisa, si no recuerda las condiciones del juego, simplemente, el resto de sus compañeros lo expulsan del mismo. La necesidad de comunicación, de estímulo emocional lo mueve hacia una concentración y memorización orientadas a un fin determinado.

 

La creación de situaciones lúdicras y de las acciones de ésta ejerce una influencia constante en el desarrollo intelectual del preescolar. Sobre la base de las acciones con los objetos-sustitutos, aprende a pensar acerca del objeto real. Gradualmente, las acciones lúdicras con los objetos se van abreviando; aprende a pensar acerca del objeto y actuar con él, lo cual favorece a que el pensamiento pase al plano de la representación, es decir, al pensamiento visual en imágenes.

 

Las interrelaciones reales y lúdicras que se establecen constantemente, se llevan a cabo a través del lenguaje, por su necesidad de hacerse entender por sus compañeros y en ese intercambio, éste se enriquece.

 

En el juego de roles aprende a sustituir objetos por otros y asumir diferentes papeles simbólicos, por lo que se desarrolla la imaginación.

 

La influencia del juego en la formación de la personalidad radica en que, a través del mismo, conoce las conductas e interrelaciones de los adultos, que se convierten en modelos para su propio comportamiento. Aprende lo que se debe o no se debe hacer en la vida social, se apropia de las normas, reglas y patrones sociales importantes en la comunicación con sus coetáneos. En fin, aprende a ceder, esperar, repartir, defenderse, compartir, usar el lenguaje apropiado para ser aceptado y otras conductas importantes en la sociedad en que vive.

 

En el horario de vida debe tener un lugar especial, el juego con sus iguales y que dispongan de lugares (sin peligros) y condiciones para ello.

 

Ante esta recomendación muchos padres alegan “que no puede ser porque no tienen tiempo”, “no hay niños y niñas cerca de la casa” o “no disponen de espacio para dicha actividad”. Les hago reflexionar acerca de algunas opciones:

 

En las planificaciones que se proyecten deben participar los niños y niñas, para escuchar sus opiniones, ya que son ellos, los implicados.

 

Los paseos para los niños y niñas son para ellos. Aclaro esto, porque con frecuencia observo paseos de los adultos con sus hijos donde se sienten satisfechos “porque llevaron a disfrutar a los pequeños y los que se distrajeron fueron ellos. Los niños permanecieron aburridos y/o inquietos en lugares no apropiados con su edad.

 

Cuando los adultos planifiquen visitas, deben tener en cuenta, que en el lugar al que vayan, hayan niños y niñas, espacio y juguetes para que sus hijos también disfruten.

 

En esas salidas, debe valorarse que los pequeños lleven un vestuario adecuado a las circunstancias, pero mucho más, que favorezca el juego con sus iguales. Escucho constantemente frases como: “Cuidado con los zapatos, que son nuevos”, “Cuidado con la ropa, que es de salir”, “No te ensucies”, “No corras, que romperás el pantalón” y otras.

 

A pesar de la importancia del juego de roles en el desarrollo psíquico, éste no enriquece y perfecciona un proceso cognoscitivo fundamental en la esfera intelectual (conocimiento e interpretación de la realidad y de sí mismo), es decir, la percepción.

 

La percepción es un reflejo de las características de los objetos integradas en un todo. Por ejemplo: se percibe el carrito, la muñeca, la cama, los objetos como tal.

 

El juego de roles no perfecciona la percepción porque el mismo tiene un carácter simbólico: un palito es un “termómetro”, un cubito es una “taza”, un niño es un “papá”, una niña es una “maestra”.

 

 

Entonces, para suplir esta situación, en la edad preescolar también son importantes para el desarrollo psíquico, las actividades productivas encargadas de favorecer la percepción. Estas actividades son: dibujo, modelado, construcción y aplicación.

 

La forma gráfica o dibujo en el que representan los objetos está condicionado por tres circunstancias: modelos gráficos de que disponga, la impresión visual del objeto y la experiencia táctil-motora asimilada durante las acciones con los objetos.

 

Los dibujos infantiles presentan la característica siguiente: aún en los casos en que el adulto no aprecia una semejanza objetiva entre el dibujo y la imagen, los niños y niñas son capaces de reconocer las representaciones de sus coetáneos.

 

El dibujo infantil es lento es su riqueza, pero se desarrolla precisamente, en una dirección adecuada a cada cultura. Los adultos juegan un papel importante en ello, con mucho tacto y sin menoscabar la imaginación y creatividad, lo irán llevando a la representación de la realidad.

 

El dibujo tiende a reflejar la realidad, pero con frecuencia no se corresponde a lo que espera ver el adulto y éste, lo critica señalándole que no se parece a la realidad. El niño o niña se entristece, no se siente satisfecho por la incomprensión.

 

El preescolar, paulatinamente, ejecuta modelos gráficos que se corresponden cada vez más con el objeto real, no obstante, tiene la tendencia de fijar patrones gráficos habituales para representar las casas, colores y otros. Tales patrones se transmiten de generación a generación. Por ejemplo: casas con chimeneas, personas, soles y otros.

 

La enseñanza que se basa en la copia de modelos dados, contribuye a la formación de patrones. La enseñanza encaminada al perfeccionamiento de la relación del dibujo con el objeto, a dotarlo de formas y métodos para transmitir las propiedades de un objeto a su representación, implica la eliminación de los patrones y el perfeccionamiento de la forma gráfica del dibujo.

 

La característica esencial de los dibujos infantiles consiste en que manifiestan en ellos su relación con respecto a lo que están dibujando. Representan lo “bello” con colores brillantes y tratan de “embellecerlo” con distintos adornos. Lo “feo” es dibujado con colores oscuros y mal trazado. Así, el color y la laboriosidad del dibujo expresan su actitud hacia el contenido de su representación gráfica.

 

Las acciones de construcción son actividades dirigidas a un objetivo. En ellas, comienza a comprender que para hacer una u otra tarea de construcción, no basta con unir piezas de cualquier tipo. Se deben buscar piezas de apoyo para que no se derrumbe.

 

Desarrollan el examen del objeto para comprender su utilidad, sus características y obtener una representación más completa. En el proceso de la construcción, el niño o niña comprende que a determinada forma y peso de las piezas corresponden características de construcción.

 

En las construcciones conforme a modelos dados, se les propone reproducir un objeto que se les da en calidad de modelo. El caso más sencillo es cuando se construye el modelo delante de los niños y niñas. Tienen la posibilidad de apreciar los detalles y los pasos a seguir.

 

Un tipo algo más complejo, es cuando se les presenta un modelo hecho de antemano. En el proceso de examinar el objeto se va formando una representación más correcta del objeto que construyen. El principio fundamental que debe seguirse en el examen de un modelo es analizar las partes mayores, las piezas principales y su intercolocación.

 

La construcción conforme a un modelo desarmado es el primer paso en el dominio de esta actividad. Si la duración de este proceso se extiende demasiado dejará de reportar utilidad directa y no desarrolla la creatividad.

 

Otro tipo de actividad de construcción es la condicionada por la finalidad que se persiga. En este caso, no se le presenta un modelo, sino sólo las condiciones ante las cuales se debe usar el objeto. El niño o niña debe determinar cuál ha de ser este objeto de acuerdo con las condiciones concretas.

 

Esta manera de construcción despierta el interés por la variación, le es estimulante hallarle distintas soluciones a una obra planteada ante las mismas condiciones. Por ejemplo: cercar de diferentes formas las casitas, construir de distinto modo puentes sobre el río, construir diferentes casitas y otras.

 

Si tiene poca experiencia de construcción y no se le ha adiestrado oportunamente en construir guiándose por un modelo, experimentará grandes dificultades. Tratará de reproducir el estereotipo de construcción que le sea familiar, no necesariamente, en correspondencia con las condiciones.

 

El tercer tipo de actividad de construcción es por motivación lúdicra. El juego requiere, con frecuencia, la edificación de obras que luego pueda utilizar para su uso. Esto le da un sentido práctico a la construcción infantil y varía su carácter. Comienzan a construir no sólo para que la obra se parezca a determinado objeto, sino para jugar con cada uno de ellas. Tratan de hacer una obra que les sirva para el juego.

 

Este tipo de construcción une a los niños y niñas; aprenden a discutir conjuntamente su plan, a llegar a una decisión general, a subordinar sus propios deseos, a insistir en sus puntos de vista y aprenden a reconstruir una obra ya erigida.

 

La construcción de motivación lúdicra canaliza una tendencia general hacia un enfoque más creativo, más racional en la ejecución de la obra. Todos los tipos de construcción se entremezclan en dependencia de las tareas y situaciones. No obstante, cada tipo desarrolla determinadas capacidades específicas.

 

El modelado es una forma de construcción donde sus partes son elaboradas con materiales moldeables como: plastilina, arena, arcilla y otros con esas características. Pueden ser, entonces, con modelo, condicionada a las condiciones y por motivación lúdicra.

 

Esta actividad productiva desarrolla la percepción, el control muscular, la creatividad y el juego con otros niños.

 

La aplicación es una actividad productiva en la que se combinan el dibujo con otras acciones como recortar, rasgar, pegar, doblar y otras. Pasa de la elaboración por modelo a la creación por una propuesta del adulto o por su iniciativa. Por ejemplo: hacer un jardín donde se pinten plantas y flores y se peguen mariposas que antes hayan sido rasgadas o recortadas.

 

Por supuesto, debe comenzar por aplicaciones simples donde, además, asimile paulatinamente, las acciones que antes abordé.

 

Los adultos deben asegurar diferentes objetos y materiales que propicien las actividades productivas, así como espacios adecuados para éstas y la participación en ellas, de otros niños y niñas para su perfeccionamiento y estimular la laboriosidad y creatividad dentro de la colectividad.

 

BIBLIOGRAFÍA

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  4. Educación Preescolar. Programa Tercer Ciclo. Cuarto y quinto años de vida. Cuidad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1998.
  5. Venguer A. Temas de Psicología Preescolar. Ciudad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1983.

Correspondencia: Lic. María Antonieta Rodríguez Arce. Departamento de Salud Pública. Dirección particular: Coliseo edificio 1 apartamento 2 / Narciso López y Morales Lemus, Holguín. Teléfono: 461819. E-mail: marian@cristal.hlg.sld.cu

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