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Correo Científico Médico de Holguín 2006;10(4)

 

Trabajo de revisión

 

El currículum oculto  y la formación de valores.

 

The hidden currículum and the formation of values.

 

Deysi  Lorenzo Felipe1, Marcial López Domínguez2, Juan Manuel Vinardell Lorenzo3.

 

1 Especialista de primer grado en Administración de Salud, Master  en Epidemiología y Axiología. Profesora Asistente Facultad de Ciencias Médicas de Holguín.

2 Especialista de Primer grado en Cirugía Máxilo Facial,  Profesor Asistente Facultad de Ciencias  Médicas de Holguín.

3 Residente de Medicina General Integral.

    

RESUMEN

 

La formación de valores es un tema actual y polémico, su inclusión en el curriculum si bien es reciente puede considerarse como  esencial para escalar  hacia el logro de una educación más plena e integral del capital humano en formación en correspondencia con los nuevos requerimientos sociales. Sin embargo, la puesta en práctica del curriculum oculto presenta debilidades que podrían deberse a una inclusión deficiente de los valores en el curriculum formal ya que existen otros factores asociados al mismo que le brindan a esta inserción no sólo un carácter renovador sino también complejo y multideterminado.

 

En este sentido es necesario trabajar la transversalidad desde una perspectiva holística y  reconceptualizada, incluyendo una mirada al curriculum oculto y a las nuevas necesidades de formación de los docentes universitarios.

 

Palabras claves: Valores, curriculum formal,  curriculum oculto, transversalidad y formación docente.

 

ABSTRACT

 

The formation of values is a current and polemic topic, its inclusion in the curriculum  can be considered as essential to accomplish e complete  and more integral education of the human capital in formation according  the new social requirements. However, because of  the hidden curriculum presents weaknesses that could be due  a faulty inclusion of the values in the formal curriculum and also  other factors that confer to it a renovating, complex character.

 

In this way it is necessary to manaje trasversity from a holistic perspective and reconceptualized, including a look to the hidden curriculum and the new needs of the educational university students' formation. 

 

Key words: Value, formal curriculum, hidden curriculum, transversalidad and educational formation.  

 

INTRODUCCIÓN

 

El tema de los valores ha estado presentado de una manera u otra entre los debates más importantes del mundo contemporáneo. Las crisis sociales, generacionales, asociadas a la perdida de la identidad nacional, cultural e individual, la alienación de las masas de los procesos de dirección de la sociedad, la apatía e impotencia social, el agravamiento de los conflictos éticos (1) y las diferencias socioeconómicas, los bruscos cambios de sistemas sociales, implican ciertas conmociones en las escala de valores de los individuos y la sociedad.

 

De ahí que uno de los grandes asuntos contemporáneos que es necesario enfrentar, es precisamente, el de la crisis de valores y de la persona, respecto al cual la educación adquiere gran responsabilidad, que si bien la educación no es el único factor para la solución de las crisis sociales en los países y sociedades que requieren también transformaciones socioestructurales básicas, la elaboración de nuevas concepciones acerca de que es educar, que es la formación de valores y de la persona, así como la disponibilidad de métodos  propiciados de la elaboración muy profunda, reflexiona y creativa en el amplio campo del desarrollo ético y humano podrían aportar cambios significativos al complejo panorama social existente (1).

 

Es incuestionable la responsabilidad de las instituciones educacionales como parte importante de la macrosociedad que interviene en la formación de los individuos, en la elaboración y materialización de los diseños curriculares y el alcance de sus expectativas.

 

Desde esta perspectiva es necesario tener en cuenta que todo centro posee una línea educativa, aunque en algunos casos ésta se  caracterice por la falta de relación entre lo que hace cada uno de los profesores y la imposibilidad real de establecer una condición  entre ellos; lo que suele ocurrir en este caso, es un aumento de la función que en la escuela. cumple lo que se denomina  “Curriculum oculto” (2).

 

Cada maestro cree ajustarse a las indicaciones oficiales establecidas para su nivel y considera que está utilizando  la metodología más adecuada para llevarla a cabo. Pero la observación detenida de lo que sucede en el aula pone de manifiesto, que muy a menudo  lo que se tiene en cuenta, son los aspectos  más  formales del currículum, mientras que el autentico interés de las  actividades  que llevan a cabo, va en sentido diferente. Ejemplo: clases de expresión en la que se limita considerablemente la expresión de los alumnos. Cuando el claustro no ha asumido todas estas eventualidades,  se propicia que bajo la experiencia de actividades para orientar la expresión la de los alumnos, se estén desarrollando actividades en sentido contrario y con unas limitaciones y finalidades no reconocidas. (3). Si estos elementos, como tantos otros, no son asumidos y discutidos en el claustro por los propios maestros pasan a formar parte del curriculum oculto.

 

DESARROLLO

 

En la configuración del curriculum, influyen componentes esenciales, por una parte las aspectos prescriptivos del Diseño Curricular: conjunto de contenido y objetivos, opción o las líneas educativas de la institución (aspectos que priman en la enseñanza, concepción que se tiene de la relación profesional/alumno, las pautas de  comportamiento, etc.) y las  propias opciones a la ideología pedagógica del claustro. De manera que, los elementos que más inciden en la configuración del   curriculum son los acondicionamientos materiales y del entorno de cada institución, las opciones metodológicas en el momento de organizar la enseñanza, los recursos didácticos concretos y no por orden de importancia, la interacción que se establece entre el alumnado, entre alumnado y profesor, y entre el propio profesorado del centro. Estos son hechos fundamentales para entender las motivaciones de educadores y educandos, por los que se  sienten estimulados a proyectar sus esfuerzos en el proceso de enseñanza aprendizaje.

La actividad educativa es un sentido amplio va más allá de la enseñanza profesional, del conocimiento de las materias; abarca además del proceso de instrucción la formación integral de los individuos en valores. Lo que supone la creación de un vinculo más estrecho con la cultura de la humanidad y sus realizaciones, con los problemas existenciales y vitales del hombre en su cotidianidad; incluye  también las relaciones con conjunto de los temas de la vida del individuo y su contexto social y natural, su proyección practica en la construcción de un mundo más humano y más pleno (4).

 

Los fines en la educación no deben limitarse a instruir y a desarrollar el conocimiento, sino que también deben contribuir al desarrollo de la persona de forma global y de la sociedad. La necesidad de una sociedad en la que las relaciones interpersonales estén basadas en el respeto y la tolerancia, y la participación social crítica y constructiva son razones suficientes que justifican la integración de valores y actitudes en el curriculum escolar, donde los contenidos generales sean: conceptuales, procedimentales y actitudinales (4).

 

El rol de la educación para el desarrollo humano y la formación de  personas con valores en su contexto, la potenciación de la educación ética es también un reto en la sociedad; José Martí lo sentenció:” Educar es preparar al hombre para la vida”, entonces implica el desarrollo de las dimensiones del pensar, sentir y actuar en todas las áreas de relación social de la persona. Diversas propuestas pedagógicas han avanzado en esta dirección: los enfoques de desarrollo humano, de clasificación de valores, de pensamiento crítico y otros (5).

 

En la comunidad educativa, es necesario que todos los implicados en su construcción, participemos de forma efectiva y coherente. Desarrollar la pedagogía de los valores es educar hacia  la orientación del valor real de las cosas, donde las personas implicadas interioricen que la vida tiene un sentido, reconozcan y respeten la dignidad de todos los seres. Todos los valores que configuran la dignidad del ser humano, son el fundamento de un diálogo que hará posible la paz entre todos los pueblos.

 

Debe  materializarse  una enseñanza comprensiva e integradora que potencia al máximo las capacidades cognitivas, afectivas, psicomotrices, de relación interpersonal y de inserción social del alumno para conseguir- junto con los ejes transversales y el trabajo sobre valores y actitudes, integrados en todas las áreas e implicando a todos los profesores del Centro- una formación integral de la persona y así responder al gran reto de la educación contemporánea: aprender a aprender y aprender a vivir.

 

La cultura espiritual constituye un complejo genético social, que incluye generalmente todos los resultados intelectuales alcanzados por la sociedad, que han resistido en alguna medida la práctica social y se trasmiten de generación en generación, formando parte de la conducta  y la vida cotidiana del individuo. (6) El  progreso social es inconcebible sin una alta conciencia, sin elevadas espiritualidad y moralidad, junto a una cultura de colectivismo.

 

Las instituciones de salud con funciones educativas, deben fortalecer el desarrollo de la educación  moral, para la formación  integral de la persona, de tal manera  que favorezca a los actores internos y externos a construir sus propios criterios. Facilitar la toma de  decisiones, cómo enfocar la vida, cómo vivirla y orientarla (7). Educar en los valores es educar moralmente; tiene por objetivo lograr nuevas formas de entender la vida, de construir la propia historia personal.

 

 La actividad  educativa  no se limita a la transmisión de conocimientos. A lo largo de su desarrollo, el educando asimila e interioriza  actitudes y valores que  tienen tanta importancia  o más que los conocimientos, de ahí  la importancia que alcanza el estudio y la reflexión sobre el “curriculum” en la actualidad, convirtiéndose en un elemento indispensable para fundamentar  adquiere actividad educativa formal (3).

 

 La actual propuesta curricular establece una matizada diferenciación entre proyecto o diseño curricular y su desarrollo y aplicación. El curriculum incluye el diseño del currículo que recoge las intenciones y  el plan de acción; y  el desarrollo del currículo, incluye el proceso de puesta en práctica (3).

 

 Todo curriculum trata de facilitar que la actividad docente responda a las finalidades que una sociedad determinada otorga a su sistema educativo, concentrándolas en los elementos básicos que en la escuela deberá tener en cuenta, ya sean los contenidos y los objetivos básicos o también consideraciones respecto de los procedimientos para llevarlos a cabo.

 

Así se proponen currículos abiertos (limita las prescripciones a aspectos genéricos que determinan poco la organización directa de la actividad escolar), cerrados (determinan de manera prescriptiva los programas de trabajo que debe llevar a cabo la escuela) y los semiabiertos (alcance de segundo y tercer nivel de concreción) (3).

 

La concepción constructiva del proceso  de enseñanza- aprendizaje, precisa que no es un proceso lineal de acumulación de conocimientos, sino en todo caso como un proceso recurrente mediante el cual el alumno alcanza progresivamente cotas de conocimientos, más complejos, detallado y profundo. La necesidad de centrarnos en los aspectos cognoscitivos del aprendizaje no puede hacer perder de  vista que el punto de partida se localiza en los ámbitos afectivo y relacional.

 

El tema de los valores ha estado presentado de una manera u otra entre los debates más importantes del mundo contemporáneo. Las crisis sociales, generacionales, asociadas a la perdida de la identidad, nacional, cultural e individual, la alienación de las masas de los procesos de dirección de la sociedad, la apatía e impotencia social, el agravamiento de los conflictos éticos  y las diferencias socioeconómicas, los bruscos cambios de sistemas sociales, implican ciertas conmociones en las escala de valores de los individuos y la sociedad (1).

 

En Cuba  la formación de valores a la luz de un nuevo paradigma educativo crítico, reflexivo y creativo, cuenta con una rica tradición pedagógica; en la historia de la construcción de la nacionalidad, José de la Luz y Caballero, Felix Varela, José Martí, junto a Enrique José Varona, otros pensadores y pedagogos. Ellos aportaron el propósito de fundar una  educación que rescatara la identidad nacional, la dimensión humana vital y cultural, contribuyera a una sociedad de progreso, justicia y dignidad humana y  afirmara el valor del ejercicio del pensar frente al esquematismo y al dogmatismo.

 

En nuestro país la educación ha puesto énfasis en la conciencia patriótica y solidaria en la formación integral del individuo, reforzamiento y profundización  de las  raíces de la nacionalidad, mediante el conocimiento de la historia, ideario martiano y el legado de los pensadores y revolucionarios cubanos, junto al ideario marxista.

 

No obstante a pesar de encontrarse generalizados en todos los niveles y tipos de enseñanza del país orientaciones metodológicas que propagan la formación de valores y constituir este un  objetivo principal de trabajo de diversas organizaciones sociales, todo no está resuelto. Más allá de las remanencias del orden social anterior (capitalista), han de buscarse los factores causales en deficiencias educativas desarrolladas.

 

No sólo se trata de promover el análisis de lo racional, sino de fomentar disposiciones y vías de acción que conformen una praxis transformadora en el proceso docente educativo dirigido a un sujeto como un ente reflexivo que da  cuenta de sí, como expresión de la  profundización de proyectos de vida socialmente aportadores.

 

El análisis de la naturaleza de los procesos constitutivos de la dimensión ética de la persona, sus interacciones con los procesos y mecanismos de socialización, exigen la necesidad de una reconciliación entre moralidad y cognición. El desarrollo del currículum oculto a través  de la educación en valores debe restituir la integralidad valorativa que el estudiante y el profesor han perdido, constituyendo así el punto de partida.

 

Acercamiento al problema

 

En la actualidad es incuestionable el impacto que se ha producido en los escenarios  universitarios condicionado de forma determinante por el desarrollo científico-tecnológico y las diferentes concepciones difundidas por las ciencias psicológicas y  pedagógicas. En la universidad, se alcanza una transformación prospectiva en su objeto social: "La misión general de las universidades es preservar, desarrollar y promover, a través de sus propios procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la sociedad, la cultura de la humanidad, contribuyendo a su desarrollo sostenible" (8), pero a la vez debe incorporar el desarrollo personológico de cada uno de sus educandos de manera que potencie a los sujetos y contribuya a su crecimiento social.

 

El énfasis de lo personológico demanda de un sistema de influencias dirigido al desarrollo integral que desplaza la mera adquisición de habilidades y conocimientos hacia el profesional ético, comprometido con su realidad y poseedor de competencias tanto generales como específicas que se refieran no sólo a su disciplina sino que se aproximen a todas las áreas del conocimiento científico.

 

Ante esta demanda eminentemente social es obligatoria una mirada a los microcontextos que permita el acercamiento a los sujetos implicados en el proceso que develan actitudes o crencias. Elementos claves, la necesidad de formar algo más que conocimientos,  los valores, visiblemente  están bien definidos, pero la manera en que debe hacerse y el nivel en el que deben potenciarse están acompañados de cierta incertidumbre. 

 

Esta demanda irresuelta ha impactado en los curriculum y si bien sería una necesidad expresar que la no explicitación de los valores en el curriculum o su especificación escueta ha determinado la escasa importancia que se les ha atribuido en el proceso de enseñanza-aprendizaje, no es menos cierto que la formación de valores ha venido sucediéndose de manera empírica estrechamente vinculada al curriculum oculto.

 

Desde la óptica contemporánea, sin olvidar que el enfoque histórico del curriculum son teorías sociales, encierran ideas sobre el cambio social donde el escenario educacional alcanza una dimensión determinante en la transformación de la sociedad; se perfila una problemática: ¿Cómo instrumentar los valores en el curriculum? o ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para desarrollar los valores en el curriculum?

 

Uno de los grandes asuntos contemporáneos que es necesario enfrentar, es precisamente, el de la crisis de valores y de la persona, respecto al cual la educación adquiere gran responsabilidad, que si bien la educación no es  el único factor para la solución de las crisis sociales en los países y sociedades  que requieren también transformaciones socioestructurales básicas, la elaboración de nuevas concepciones acerca de que es educar, que es la formación de valores y de la persona, así como la disponibilidad de métodos  propiciados de la elaboración muy profunda, reflexiona y creativa en el amplio campo del desarrollo ético y humano podrían aportar cambios significativos al complejo panorama social existente (1).

 

La relación entre educador y educando como parte fundamental en todo proyecto curricular, demanda tener claro la necesaria unidad funcional que exista entre ellos para poder llevarlo a cabo con éxito y evaluar los resultados obtenidos. Al currículum no lo podemos entender sin tener claro que es una necesidad de sus actores: binomio alumno-profesor para transmitir integralmente aquello que le permita a éste último, trascender.

 

Una vez determinada esta relación indisoluble, se da un acercamiento a la fuente del currículum como una necesidad humana de dar respuesta a los acontecimientos sociales,  que día con día amenazan. Ante esto, planteamos la historia del curriculum para ser considerado una conjunción entre lo que debe ser y lo que es; es decir, entre la teoría y la práctica; entre lo que nuestra cultura nos dicta y lo que nos demanda la sociedad.

 

El estudio del curriculum ha llamado la atención no sólo de pedagogos, sino de toda la sociedad, ante la búsqueda de respuestas o líneas de acción para mejorar la educación. La década de los 90 condicionó una reorientación y readecuación del proceso educativo, a tono con la necesidad  de fortalecimiento de las escalas valorativas, retos que se asumieron y se enfrentaron reflexivamente, reconociendo lo determinante del contexto macrosocial y no sólo la educación en la subjetividad social (1).

 

Es considerado el curriculum como el conjunto de elementos que nos permiten explicar la actividad educativa y sobre los que pueden incidir, directa o indirectamente, sus principales protagonistas: alumnado y profesorado, pero también familia, administración, etc. Forman parte: objetivos de la enseñanza, contenidos previstos en las diferentes materias y ciclos; también  otros componentes importantes con la posibilidad de incidir en la distribución del espacio y las opciones para  mantener bibliotecas independientes en cada clase.

 

 De las diferentes concepciones sobre la actividad educativa y sobre el sentido y alcance del  concepto de curriculum, se  precisa que El Curriculum en su acepción más restrictiva se limita al conjunto de conocimientos que se han de transmitir a los alumnos, hasta que le otorgan su acepción  más amplia, entendiéndose que comprende también lo que los alumnos aprenden y el estudio de los diferentes componentes que intervienen es la actividad educativa.

 

En el currículum oculto, el aprendizaje y por tanto la asimilación, la interiorización, de normas, valores, actitudes y en general, la tendencia a la acción por parte de los alumnos implica la actual propuesta curricular, que no debe limitarse a organizar lo que tradicionalmente se entendía como conocimiento, sino que explícita otros aprendizajes que siempre se han dado en la escuela.

 

El currículum “abarca todo aquello que el escenario docente ofrece al educando como posibilidad de aprender: no sólo conceptos, sino también principios, procedimientos y actitudes”. “Escalón que se sitúa entre la declaración de principios generales y su traducción operacional... entre la planificación general y la acción, entre lo que se prescribe y lo que realmente ocurre en ámbito de aprendizaje” (9).

 

El curriculum  oculto  es de suma importancia ya que el adecuado desarrollo personal y social depende seguramente más que del sistema de relaciones del binomio docente educativo (disciplina y forma de resolver los conflictos, comunicación, etc.) y entre los educandos, que de los contenidos formales tratados explícitamente. Es decir, es seguramente más una educación incidental que formal. Depende del estilo educativo,  el clima de clase y  de todas las normas y valores realmente vigentes (6).

 

El educando y la sociedad, constituyen un núcleo de interés en el proceso educativo, dirigido a la formación de valores y de la persona. Así la contextualización de valor afirma que: “Los valores son determinadas maneras de apreciar ciertas cosas importantes en la vida por parte de las personas  (1).

 

Otras definiciones precisan mejor la formulación sociológica y psicológica del  concepto, donde lo sociológico se refiere a que el valor sería “el significado social que se le atribuye a objeto y fenómenos de la realidad en una sociedad  dada es decir histórico correcta en el proceso de la actividad práctica en una relaciones  sociales  concretas” . En la oorientación de valor en el plano psicológico se  considera, a partir de lo expresado por varios autores, como componentes estructurales de la personalidad que definen la posición de la persona, hacia determinadas situaciones vitales relacionadas con valores sociales y se manifiestan de manera más o menos estables, por lo que constituyen uno de los elementos importantes de la formación de sentido, orientación, regulación del comportamiento e integración de los proyectos de vida (1).

 

En  reconstrucción conceptual creada de valores, los valores son en efecto esquemas conceptuales- afectivos que estructuran nuestra experiencia en forma significativa, pues los que sentimos, pensamos o hacemos adquiere sentido referido a un buen ultimo, que en su razón de ser.(1) Puede afirmarse, que la educación es un proyecto ético en tanto que el campo propio de la eticidad es la acción humana desde la voluntad y el conocimiento(10).

 

Diversas propuestas pedagógicas han considerado a la persona como el sujeto moral de su propia acción, tomando en cuenta, las posibilidades actuales para  asumir su propia existencia como proyecto ético en esta dirección: los enfoques de desarrollo humano, de clasificación de valores, de pensamiento crítico y otros (5).

 

La educación en valores hace viable desarrollar el currículum oculto , y de esta forma el educando como actor del proceso en concreto, tiene la posibilidad de socializarse  adecuadamente, de forma que pueda contribuir productivamente al funcionamiento social y verse beneficiado (aceptado, promocionado, recompensado, etc) o de rechazar la forma de socialización impuesta por la  sociedad y queda marginado. Durkhein decía “La educación es la socialización metódica de la generación joven” (1).

 

Ha de ser una prioridad, líneas de acción para la formación y enseñanza en el campo de los valores, con énfasis en la existencia de una Cátedra de formación de valores, una labor integradora  y actividades orientadas a contenidos valorativos específicos, con enfoque adecuado que inserte la participación de la institución y la familia (11).

 

La obra social de personas que participan de manera consciente y activa en  la sociedad es producto de abordar el hombre y sus valores espirituales, en la consolidación de un mundo más nuevo, racional y humano que excluye toda forma de opresión material y espiritual, social y racional (12).

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. D´Angelo Hernández Ovidío S. La educación  y formación de la persona un valor en el  contexto  latinoamericano cubano en Sociedad y educación para el desarrollo humano. Ciudad de La Habana: Acuario, 2001: 27-41.
  2. Santos M A. Curriculum oculto y aprendizaje en valores. En: INET: Málaga, 2002
  3. Puigdellívol Ignasi. Programación de aula y adecuación curricular. El tratamiento de la diversidad .España: Editorial Graó: 11-17.
  4. Carreras LLorenc, Eijo P, Estany A., Gómez M T. Cómo educar en valores. Madrid: Narcea,  1997: 21-39.
  5. Villarroel Idrovo Jorge. El pensamiento crítico en la Universidad. Ecuador: Editorial Universitaria., 2000: 12, 13.
  6. Borrego  Dios Concepción de. La inserción del desarrollo socio- personal en el currículum escolar. en Curriculum y desarrollo Social- Personal. Ediciones ALFA. Sevilla: Ediciones ALFA, 1992:17-24, 211-218.
  7. Carvajal H Carlos. Evaluar las habilidades y destrezas clínicas en la educación médica: una necesidad. Rev. méd. Chile, abr. 2002; 130(.4): 463-464.
  8. Castro Díaz Balart  Fidel, Hidalgo Nuchera Antonior.  La organización del futuro basada en el conocimiento en Dirección y Organización: Rev Direc, Organiz Adm  Empresas 2002; (27): 37-43.
  9. Villarroel Idrovo J. Decágolo de los derechos humanos en la Escuela Ecuador: Editorial Universitria  2001: 7 - 11.
  10. Acosta Sariego JR. Bioética para la Sustentabilidad. Ciudad de la Habana: Publicaciones Acuario, 2002: 135.
  11. Suárez Salas V. El currículum oculto de las nuevas tecnologías. [Documento en línea] FADU-UPSA <http://www. virgiliosuarez@upsa.edu.bo>. [consulta: 4 Mayo 2006].
  12. González Díaz C, Sánchez Santos L. El diseño curricular por competencias en la educación médica, Educ Med Sup  2004; 17(4).

 Correspondencia: Dra. Daisy Lorenzo Felipe. Hospital Pediátrico Provincia “Octavio de la Concepción y de la Pedraja”. Ave. de los Mártires. Holguín.

 

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