Indice Anterior
Correo Científico Médico de Holguín 2005;9(2)

Trabajo de revisión

Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales Coello”.

La comunicación con el niño asmático.

 

Communicating with asthmatic children.

 

María Antonieta Rodríguez Arce1, Marta Desdín Díaz2.

 

1 Psicóloga. Profesora asistente de Psicología Médica.

2 Licenciada en Educación Preescolar. Máster en Educación Preescolar. Profesora instructora. Instituto Superior Pedagógico “José de la Luz y Caballero”.

 

RESUMEN

 

La comunicación es un proceso propio de la actividad de los hombres que propicia el aprendizaje. Ella garantiza la asimilación y expresión de conocimientos, sentimientos y emociones.

 

No es posible transmitir información si no se está en presencia de un emisor de donde emanan los mensajes contenedores de todos los elementos informativos, elaborados sobre la base de un sistema de signos determinados los que dirigidos a través de diversos canales llegan hasta el destinatario, el cual los procesa y se reinicia el ciclo comunicativo.

 

El proceso de comunicación en el contexto familiar, siempre que sea bien conducido, propicia óptimas relaciones interpersonales entre los padres y los hijos, lo que se convertirá en el eslabón esencial para contactar a los niños con la cultura de su tiempo por medio del lenguaje y en la misma medida el surgimiento de formas de comportamiento que aseguren una adecuada participación social de éstos en el futuro.

 

Sin embargo, con frecuencia encontramos grandes dificultades al respecto que obstaculizan el pleno desarrollo de la personalidad de los pequeños, aún más cuando padecen de una enfermedad crónica con la cual deben aprender a vivir.

 

El asma bronquial está muy vinculada a prejuicios que tradicionalmente se han ido transmitiendo de generación en generación y que a pesar de los esfuerzos realizados en nuestro sector de la salud, aún influyen negativamente en el comportamiento de los padres hacia sus hijos que lo padecen, lo cual redunda en la manera que se relacionan con la enfermedad.

 

Esto provoca una comunicación inadecuada que lejos de beneficiar la evolución de la enfermedad y que el pequeño aprenda a vivir normalmente con ella, se propicia el surgimiento de estados afectivos negativos como: temores, ansiedad, tristeza, irritabilidad y otros, así como la agudización de la frecuencia e intensidad de las crisis.

 

Palabras clave: niño / comunicación / asma bronquial

 

ABSTRACT

 

Communication is a specific activity of the mankind that propitiate learning. It guarantees the assimilation and expression of knowledge, sentiments and emotions.

 

It is impossible to transfer information without the presence of an emitter who generates the messages containing all the informative elements. Through a determined system of signs and by means of diverse channels the message reaches its destination; these is processed and the communicative cycle is reinitiated.

 

The communicative process if is done properly in its colloquial context purports optimum interpersonal relationships between parents and their children. This is an important step in the contact between children and the culture of their era through the medium of language and at the same time the formation of social behaviour that guarantees adequate social participation in the future.

 

However great difficulties are often encountered due to obstacles in the development of children’s personality, more so in the cases of children who have chronic diseases, and have to learn to live with it.

 

Bronchial asthma is one of the traditional prejudices that has been transmitted from generation to generation despite the efforts that have been made in our health sector.

 

These prejudices still negatively influence the behaviour of parents towards children relate to their illness.

 

This provokes an inadequate communication, which instead of benefiting the evolution of the illness and helping the children to live normally with their disease. This causes the development of negative affective states such as fear, anxiety, sadness, irritability and the worsening of the frequency and intensity of the crisis.

 

Key Words: children / communication / bronchial asthma

 

DESARROLLO

 

En nuestro trabajo por varios años con los niños y adolescentes asmáticos y sus familiares observé la incidencia de la comunicación inadecuada en la severidad del asma bronquial, mientras más los padres se esmeraban por advertir a sus hijos de conductas que no debían realizar respecto a su enfermedad, la evolución de ésta era peor.

 

Antes de analizar este problema planteado deseo abordar algunos aspectos generales acerca de la comunicación.

 

La comunicación constituye una forma de interrelación humana que expresa cómo los hombres interactúan y a su vez representa una vía para la interacción entre éstos.

 

Es un proceso propio de la actividad de los hombres que propicia el aprendizaje. Ella garantiza la asimilación y expresión de conocimientos, sentimientos y emociones.

 

No existe al margen de la actividad de los hombres, sino que desde su surgimiento en la medida  en que ésta se hizo más compleja ellos sintieron mayor necesidad de relacionarse dando paso al lenguaje, de ahí el carácter social del mismo.

 

Está estrechamente vinculada con la posición que ocupa el hombre en el sistema de relaciones sociales, en ella se expresa el lugar que éste ocupa en la sociedad, los valores, la conciencia individual y la social.

 

Es una condición indispensable en la formación, desarrollo y funcionamiento de la personalidad.

 

Propicia que el sujeto sea activo en dependencia de las particularidades del mismo. Los participantes en el acto comunicativo constantemente procesan la información que reciben a la vez que expresan las emociones, valoraciones, impresiones, ideas que le provocan la interacción con él.

 

Es un sistema donde se transmite información a otro que es capaz de recibirla y responder a la misma.

 

Sin lugar a dudas, no es posible transmitir información si no se está en presencia de un emisor de donde emanan los mensajes contenedor de todos los elementos informativos, elaborados sobre la base de un sistema de signos determinados los que dirigidos a través de diversos canales llegan hasta el destinatario, el cual los procesa y se reinicia el ciclo comunicativo.

 

La comunicación por tanto, no es sólo movimiento de información, es una reciprocidad activa en el que las personas no sólo intercambian ideas sino que tratan de elaborar un sentido común.

 

De ahí se desprende la idea de que el acto comunicativo no es algo estático, ni tan siquiera un proceso lineal, sino un proceso cooperativo de interpretaciones, de intencionalidades, que puede ser afectado por las llamadas interferencias o ruidos, los que deben ser conocidos por los educadores para tenerlos en consideración y evitarlos en la dirección del proceso educativo.

 

Este proceso tiene tres funciones:

 

La informativa que se concreta en el aspecto comunicativo  de la comunicación y se relaciona con el proceso de transmisión y recepción de información. Es considerada una de las más importantes en la asimilación de la experiencia histórico-social por lo que contribuye al desarrollo de la personalidad.

 

La afectiva-valorativa que se pone de manifiesto fundamentalmente en los aspectos interactivos y perceptivos de la comunicación, en ella se incluyen las emociones, sentimientos, valores que aparecen y se desarrollan en la comunicación y se expresan en la necesidad que tienen los hombres de compartir sus impresiones y sentirse comprendidos.

 

La reguladora que se da a través de todos los aspectos de la comunicación y se vincula con  el control  de  la  conducta  y  la  acción  de  los  participantes  en  la comunicación, además, en la influencia mutua de unos sobre otros, lo que puede lograrse por los mecanismos de contagio, persuasión, sugestión e imitación.

 

El proceso de comunicación en el contexto familiar, siempre que sea bien conducido, propicia óptimas relaciones interpersonales entre los padres y los hijos, lo que se convertirá en el eslabón esencial para contactar a los niños con la cultura de su tiempo por medio del lenguaje y en la misma medida el surgimiento de formas de comportamiento que aseguren una adecuada participación social de éstos en el futuro.

 

Sin embargo, con frecuencia encontramos grandes dificultades al respecto que obstaculizan el pleno desarrollo de la personalidad de los pequeños, aún más cuando padecen de una enfermedad crónica con la cual deben aprender a vivir.

 

El asma bronquial es una enfermedad no transmisible que ocurre por la hiperactividad de los bronquios, que debuta generalmente en las edades tempranas de la vida y que son múltiples factores los que la pueden desencadenar. Uno de ellos es el estrés, que juega un importante papel en su agudización.

 

Este problema de salud está muy vinculado a prejuicios que tradicionalmente se han ido transmitiendo de generación en generación y que a pesar de los esfuerzos realizados en nuestro sector de la salud, aún influyen negativamente en el comportamiento de los padres hacia sus hijos que lo padecen, lo cual redunda en la manera que se relacionan con la enfermedad.

 

He observado gran desconocimiento de los padres de cómo actuar en los períodos de crisis e intercrisis, lo que provoca una comunicación inadecuada con su hijo asmático en éstos.

 

Les recuerdo que el comunicarse tiene tres funciones. Si los adultos no poseen conocimientos correctos y al contrario, tienen prejuicios respecto al asma bronquial, la información que aportan con el lenguaje verbal no es adecuada, pero además, en ella va implícita una valoración errónea y exagerada, sobretodo, a través del lenguaje extraverbal , lo que incide en el comportamiento por su carácter regulador.

 

La palabra en el proceso de interacción tiene un papel persuasivo y sugestivo.

 

Cuando me refiero a su papel persuasivo deseo expresar que la palabra es utilizada para argumentar y hacer reflexionar acerca de una situación dada, sin embargo, su papel sugestivo consiste en sugerir, inducir una idea o estado afectivo en la psiquis del sujeto.

 

Si la palabra no es adecuadamente utilizada la persuasión y la sugestión tienen efectos negativos en el receptor que la recibe.

 

En todos los niños y adolescentes asmáticos que he atendido encontré una relación nosofóbica o sobrevalorada con la enfermedad con diferente intensidad, producto de la comunicación de los familiares con ellos, que les transmitieron su manera de percibir el asma bronquial como un problema de salud difícil y ante el cual se sienten impotentes.

 

Cuando se diagnostica el asma bronquial a un niño, la dinámica familiar se transforma y todo gira alrededor del pequeño y la evolución de la enfermedad, no sólo por lo desagradable de las crisis y sus consecuencias, sino fundamentalmente por la manera de valorarla los padres y familiares.

 

El estrés es un fenómeno psicofisiológico de causa psicosocial.  Es un fenómeno personal, subjetivo donde la psiquis juega un papel mediador entre los estímulos del medio y la respuesta a los mismos. La psiquis le da significación al estímulo y reajusta su respuesta en un estilo de enfrentamiento.

 

Cuando el sujeto percibe que la demanda de los estímulos del medio son superiores a como percibe la capacidad que tiene para enfrentarla entra en estrés, es decir, en una tensión mantenida del organismo que lo lleva a un estado de desequilibrio por la utilización de mecanismos neurovegetativos de reserva.

 

Esto permite comprender que cuando los padres perciben que la situación de la enfermedad de su hijo es superior a la percepción que tienen de su capacidad para enfrentarla, les provoca un estilo de enfrentamiento inadecuado y se produce el estrés. Esto lo transmite a su hijo en la comunicación tanto verbal como extraverbal.

 

Por supuesto, lejos de beneficiar la evolución de la enfermedad y que el pequeño aprenda a vivir normalmente con ella, se propicia el surgimiento de estados afectivos negativos como: temores, ansiedad, tristeza, irritabilidad y otros y la agudización de la frecuencia e intensidad de las crisis.

 

En este sentido, no sólo perjudica la comunicación directa con el niño asmático. Muchos padres “se cuidan” de no expresarle aspectos negativos de la enfermedad o conductas que se relacionen con ella, sin embargo, hablan con otras personas creyendo que no los oye y lo peor, utilizan un lenguaje extraverbal inadecuado que creen que el hijo no va a percibir o entender. Esto puede confundirlo más y provocarle mayor inseguridad.

 

A través de las entrevistas con los padres y la observación de sus conductas encontré diversas frases que se dicen a los niños asmáticos en los períodos intercrisis que ilustran lo que anteriormente expresé. A continuación expondré las más frecuentes:

 

“Parece que va a llover, seguro te dará asma”.

“Está bajando la temperatura, tienes que abrigarte que te dará asma”.

“No te mojes que te dará asma”.

“No juegues con agua que te dará asma”.

“Está lloviznando, no salgas que te dará asma”.

“No corras que te dará asma”.

“No te rías mucho que te dará asma”.

“No juegues con tierra que te dará asma”.

“No saltes que te dará asma”.

“No te esfuerces que te dará asma”.

“No sudes mucho que te enfrías y te dará asma”.

“No comas tal alimento que te dará asma”.

“No revises los libros que te dará asma”.

“No busques la ropa en el escaparate que te dará asma”.

“No saltes en la cama que te dará asma”.

“No te puedes bañar solo porque te tardas y te dará asma”.

“No te bañes con agua fría que te dará asma”.

“No te bañes de noche que te dará asma”.

“No andes descalzo que te dará asma”.

“No andes desabrigado que te dará asma”.

 

A continuación les expondré las frases más frecuentes en los períodos de crisis:

 

“Ya estás apretado seguro hiciste un disparate”.

“Estás apretado y te pondrás peor”.

“Estás apretado, ahora hay que inyectarte”.

“Estás apretado, ve y acuéstate”.

“Estás apretado, tú te lo buscaste”.

“Ya estás con asma, irás para el hospital”.

“Prepárate para el ingreso”.

“Estás apretado, tienes que estar sin moverte”.

“Con asma y es muy tarde”.

“¿Qué haremos ahora?”.

“Estás apretado y se acabó la medicina”.

“Mira a tu hermano es asmático igual que tú y no tiene nada”.

“Aprende de tu hermano que es asmático y se porta bien”.

“Aprende de tu hermano que no se desespera como tú”.

 

He ejemplificado con frases que se utilizan en la comunicación verbal. Imagínense estas palabras acompañadas del lenguaje extraverbal, es decir, gestos, mímica, entonación, volumen de la voz, lógicamente, se agravan las consecuencias del estado de tensión y por ende, la intensidad de la crisis.

 

Estas formas de comunicación se convierten en sugerencias para que aparezca la crisis y si ya la tiene, a que se agudice.

 

Además, no sólo tienen repercusión en el estado de salud, lo peor es su incidencia en el desarrollo de la personalidad de los niños, formándose con limitaciones que se manifiesta con características como: dependencia, inseguridad, ansiedad, irritabilidad, irresponsabilidad, rebeldía, sumisión, culpabilidad y otras.

 

Cuando el médico que atiende al niño asmático detecta los estímulos que se convierten en desencadenantes de las crisis y las informa a los padres y al propio niño si su edad lo permite, lo hace para que aprenda a enfrentarse a ellos y saber vivir normalmente protegiéndose sin temerles, no para que los padres sin ser su intención se lo estén recordando constantemente y asociándolo con un carácter sugerente a la enfermedad.

 

Ante todo, los padres deben conocer las características del asma bronquial, sus causas y cómo enfrentar los períodos de crisis e intercrisis, sobre todo, cómo se manifiesta en su hijo. Es necesario recordar que hay enfermos y no enfermedades, en cada sujeto la enfermedad tiene un carácter singular, individual.

 

Una vez que los padres estén preparados sabrán comunicarse con sus hijos para enseñarles a vivir con su enfermedad con calidad de vida, que favorezca una evolución satisfactoria y un sano desarrollo físico y psíquico que les permita una inserción social adecuada. Con seguridad se formará un hombre seguro, independiente y creativo que sea útil a sí mismo y a la sociedad.

 

Para terminar, estas reflexiones que he hecho acerca de la comunicación con los niños asmáticos deben extenderse a  los educadores en las instituciones infantiles para que sean manejados correctamente en cada momento de su vida.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Colectivo de autores. Lugar que ocupa la comunicación en el estudio de la personalidad. En Psicología para educadores. Edit. Pueblo y Educación. La Habana, 2000, p. 66- 90.
  2. Domínguez BA. Educación para la salud en el asma infantil. Grupo Regional de trabajo sobre asma infantil en la Atención Primaria. Asturias, 2002.
  3. Fernández A M. Comunicación Educativa. Edit. Pueblo y Educación. La Habana, 2002.
  4. Rodríguez FO, Sanz AE. Resultados de un estudio cualitativo sobre el manejo familiar del asma infantil: recomendaciones prácticas para el seguimiento en consulta. Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina, Universidad de La Laguna. Canarias, 2000.
  5. Rodríguez FO. Concepto y actitudes de los niños asmáticos y sus familias ante la salud.
  6. Los profesores han de aprender a manejar al niño asmático. Santander, 2002. http://www.diariomedico.com/edición/noticia/0,2458,195316,00.htm.

 

Correspondencia: Lic. María Antonieta Rodríguez Arce. Coliseo edificio 1 apto 2 / Narciso López y Morales Lemus Holguín. Teléfono: 461819. Correo electrónico: marian@cristal.hlg.sld.cu

 

Indice Anterior