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Correo Científico Médico de Holguín 2004;8(4)
Editorial
Continuidad y renovación de la estrategia de atención primaria de salud.
La Conferenciasobre Atención Primaria de Salud (APS) celebrada en Alma Ata, en 1978, definió y otorgó reconocimiento internacional a este concepto y marco el inicio de de una nueva estrategia para mejorar la salud colectiva de los pueblos del mundo y el establecimiento de una renovada plataforma de política sanitaria a escala global.
La conferencia de Alma Ata contó con la presencia de 134 países, 67 organismos internacionales y decenas de organizaciones no gubernamentales. La declaración, donde se enuncia el histórico concepto de APS, fue un acto de consenso. Resumió los intereses y expectativas de la mayoría de los países pobres, que acogieron rápidamente los postulados propuestos.
A partir de ese momento, los esfuerzos por llevar a la práctica la estrategia de APS en la mayoría de los países, han demostrado que los principales obstáculos han estado no solo en las diferentes interpretaciones que del concepto de APS se han realizado, sino, fundamentalmente, en las barreras políticas e ideológicas, en la resistencia a cambiar los modelos económicos y las filosofías de mercado que deciden los diseños de los sistemas sanitarios y que limitan el acceso a la salud de una parte importante de la humanidad.
El escenario económico social del planeta cambió dramáticamente desde entonces. La crisis económica mundial que se inició a mediados de la década del 70, se arreció en los años 80 y desembocó en un neoliberalismo feroz que introdujo reformas en los sistemas sanitarios que han limitado y, en buena medida tergiversado, el ideario de Alma Ata. La concentración de la riqueza que ahondó la brecha existente entre países ricos y pobres, así como el proceso que se dio dentro de cada uno de los países donde la riqueza y el ingreso se centralizaron en determinados sectores de la sociedad, tuvo repercusión directa en el bienestar y en la salud de la población mundial.
En el momento de la Declaración de Alma Ata la mitad de los seres humanos del palneta no tenía acceso a servicios sanitarios. Hoy la realidad no es muy distinta y los gobiernos y sus pueblos buscan renovar la estrategia de APS para hacer frente a esta situación. La experiencia sanitaria cubana y en especial los éxitos que hemos acumulado en la aplicación y desarrollo de la APS, convierten a Cuba en un paradigma que cada día cobra mayor relevancia para otras muchas naciones.
Cuando se estudia y analiza lo que este país, pequeño y económicamente pobre, ha realizado en el campo sanitario y específicamente en el desarrollo de la APS, se descubre el hecho que marca, a mi juicio, la diferencia entre Cuba y la mayoría de los demás países con relación a la aplicación de la estrategia emanada de Alma Ata: los cubanos, respaldados por una voluntad política sostenible, que nace de un proceso genuinamente popular y revolucionario, hemos aplicado todas y cada una de las recomendaciones de Conferencia de Alma Ata, adaptándolas pertinentemente a las diferentes etapas de desarrollo socioeconómico del país.
La Declaración de Alma Ata planteó, además del famoso concepto y las especificaciones al respecto, que de hecho, es el documento que de forma general se conoce y que se cita y toma como referencia más frecuentemente, 22 recomendaciones, veinte de ellas para los países firmantes y dos para los organismos internacionales copatrocinadores del evento (UNICEF Y OMS). Entendemos que en esas 20 recomendaciones estaban y se mantienen, con plena vigencia, las claves para el desarrollo de la APS en cualquier nación.
Las mismas abarcan desde la necesidad de entender y aplicar el concepto de que la salud y el desarrollo son indisolubles, hasta la necesidad de que los países se ayuden unos a otros en esta humana tarea, pasando por las recomendaciones de impulsar la participación comunitaria, intersectorial, el uso de la tecnologías apropiada, las actividades sanitarias básicas, la formación de recursos humanos para y desde la APS, la aplicación de una política de medicamentos esenciales, la prioridad a los grupos vulnerables, el incentivo al personal de salud que trabaja en las zonas remotas y desprotegidas, etc.
Hoy, en que el conjunto de naciones y los organismos internacionales realizan importantes esfuerzos orientados la renovación de la estrategia de APS, proponemos la utilización de aquellas recomendaciones, validadas con la experiencia de la APS en Cuba, como una guía para el debate y la acción, por la vigencia que mantienen en la etapa actual que atravesamos.
Para Cuba, volver una y otra vez al análisis de cómo estamos cumpliendo las recomendaciones de Alma Ata, nos ha permitido y nos permitirá no solo identificar lo que aún nos falta por hacer sino, además, renovar en cada momento lo que tengamos que renovar.
Basta solo una mirada
profunda a algunas de las tareas que hoy se vienen desarrollando con en esta
nueva revolución de la salud – el desplazamiento de la tecnología e punta
a la comunidad, el proceso de formación en dirección de los cuadros del sector,
la vinculación del polo científico a las instituciones prestadoras de servicios,
la universalización de la formación del médico general básico en la comunidad,
la magnitud de la ayuda solidaria que brindamos a los más pobres en los más
disímiles puntos del planeta de la tierra - y se comprenderá que estamos
venciendo un nuevo ciclo de continuidad de la estrategia de APS a través de
la renovación en la aplicación de las recomendaciones de Alma Ata.
Dr. Alcides Lorenzo
Rodríguez.
Especialista de
2do grado en Medicina General Integral.
Jefe del Grupo Nacional de MGI.
Profesor y jefe de la disciplina de APS y Medicina Familiar de la ENSAP.