Decía su autor, "La ciencia triunfa: jamás su poder ha sido tan imponente. Ha logrado vencer enfermedades que diezmaban a poblaciones enteras, abolir trabajos extenuantes, suprimir tareas repetitivas y fastidiosas....", continua diciendo "En resumen, ha conquistado el poder de moldear nuestra existencia, de modificar la vida. Pero también ha perfeccionado el poder de aniquilarla...." Más adelante se refiere al uso de la ciencia en la carrera armamentista de las grandes potencias y cita ejemplos de su utilización para la destrucción del hombre, como ocurrió en Irak y Serbia. A continuación plantea que la ciencia se tambalea, ante la voraz globalización, los efectos de la crisis ambiental y los peligros que entraña el uso indiscriminado de la biotecnología con el afán de lucro de sus promotores. Se hace una pregunta   ".. la ciencia ¿por qué y para qué?..." y a continuación hace un análisis profundo al respecto. Aquí plantea "...Dicho de otro modo, las prioridades de los investigadores, las orientaciones de sus trabajos, sus formas de organización, los niveles de financiación que reciben, la circulación de los conocimientos a los que llegan ¿ se orientan hacia el bien y el interés públicos? o, en perjuicio de la investigación fundamental y del largo plazo, ¿se destinan sobre todo a los consumidores con un mayor poder adquisitivo? A causa de la "privatización" creciente de la investigación, ¿no se están dejando de lado necesidades esenciales y universales, por el hecho de que no son inmediatamente rentables?."  Y sigue más adelante diciendo "Los excluidos de este nuevo "poder científico" deben hacer oír su voz. Por ejemplo, los habitantes de las 600 000 aldeas privadas de electricidad o los dos mil millones de seres humanos sin acceso al agua potable...".

Al leer dicho artículo, no cabe dudas que nos obliga a una reflexión, que diferente es nuestra ciencia, que se dirige a la protección del hombre y su entorno, que se hace con humildad, honestidad y cariño. Cuanto desinterés en nuestros científicos, que día a día dan todo de si por el bienestar de nuestro pueblo, educados por nuestra Revolución y por la inmensa visión de futuro de la máxima dirección de nuestro Partido y Gobierno, Fidel. Que ejemplo para el mundo, a diferencia de esos poderosos que como dice Federico, son incapaces de ayudar a resolver las penurias de cientos de millones de seres humanos en nuestro planeta, que ejemplo para el mundo cuando estamos tendiendo la mano solidaria a otros pueblos, sin esperar otra cosa que no sea la condición del deber cumplido. Esa si es la ciencia sin comillas, la que profesan nuestros científicos, nuestros profesionales, nuestros técnicos, en fin nuestro pueblo.

Aprovecho la ocasión, para hacer extensiva la felicitación por el Día de la Ciencia Cubana a todos lo que de una forma u otra trabajan con ese fin.

                                                                                  Pedro A. Díaz Rojas.
                                                                                  Director.