Indice Anterior Siguiente
Correo Científico Médico de Holguín 1999;3(3)

Trabajo original

Filial de Ciencias Médicas "Arides Estevez Sánchez". Departamento de Filosofía y Salud. Facultad de Ciencias Médicas de Holguín.

Aspectos generales de la ética en la trasplantología, su dimensión filosófica.

General ethical aspects in transplantology, its philosophical spectrum.

        Natasha Sánchez Manzo.

Profesor. Asistente.

RESUMEN

En el presente trabajo, se hace un análisis de algunos dilemas éticos que se dan en el desarrollo de la trasplantología; sobre todo en las donaciones postmortem.

Centramos nuestra atención desde el punto de vista filosófico en la definición del criterio neurológico de muerte, así como de su comprensión desde el punto de vista humano por los profesionales de salud y los familiares del donante.

Se da una valoración ética del consentimiento informado en las donaciones postmortem y su importancia para la obtención de órganos para trasplante.

Tomando como base algunos de los criterios que a nivel mundial se definen para seleccionar los receptores de órganos, valoramos el papel de las diferentes políticas de salud y su responsabilidad legal y ética.

Palabras clave:  bioética, trasplante, filosofía, muerte, muerte cerebral.

SUMMARY

Some ethical dilemmas are analized in this article concerning the development of the transplantology technique. Mainly, that one related to post-mortem donations.

Focusing our attention on the neurological criterium of death from a philosophical point by the health professionals and the relatives of the donor.

An ethical analysis of the so-called, informed consent of the relatives is established in post-mortem donation; being this fact of a paramount importance in the process of organ donation.

Taking into account the variety of criteria in the world   regarding organ receptors, it is important to analyse the different world-wide health policies, as well as, the moral and legal responsibilities towards this dilemma.

Key words: Bioethics, transplant, phylosophy, death, cerebral death.

INTRODUCCION

A menudo se observa en numerosas bibliografías la siguiente conclusión "La aparición de la deshumanización en la medicina responde en gran medida al desarrollo científico-técnico y su aplicación en las diferentes esferas de la salud".

Como fenómeno social el desarrollo implica retos en las acciones humanas en cada una de las ramas donde se introduce, como ser racional el hombre debe aparejado a ello no perder nunca su sensibilidad humana aunque sus esfuerzos deben ser mayores.

La aplicación de la trasplantología, constituye uno de esos retos en la medicina como ciencia, pero por ser este un campo muy sensible al ser humano para su total éxito no se debe dejar a un lado los valores éticos.

DESARROLLO

Desde que comenzó en el mundo el desarrollo de esta técnica se establecieron determinadas regulaciones éticas y legales para su aplicación, establecidas en primer lugar por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y especificadas en cada país según su sistema y políticas de salud.

De forma general el fundamento científico y humano del desarrollo de la trasplantología es evidente, pero en su aplicación aparecen determinados dilemas éticos, algunos ocasionados por el accionar del profesional y otros aunque más oculto por las diferentes políticas de salud de cada país.

Esto se explica por el hecho de que no sólo hay que tener en cuenta las convicciones morales y los valores humanos del profesional de salud, además su responsabilidad jurídica y administrativa dentro de su sistema de salud. Uno de los principales dilemas éticos en el desarrollo de la trasplantología lo constituye sin duda la determinación e la muerte y el consentimiento informado en las donaciones postmortem. La nueva concepción de muerte aunque científicamente probada y legalmente definida, constituye uno de los puntos oscuros en su interiorización tanto en las convicciones del profesional como en las de los familiares del donante, precisamente en esta contradicción se dan determinadas situaciones que van desde los procedimientos legales para diagnosticar la muerte cerebral los cuales en ocasiones no se realizan con el cumplimiento de todos los requisitos a la propia comprensión de este criterio de muerte.

Para muchos profesionales la muerte cerebral constituye muerte clínica si en el paciente se cumplen todos los requisitos establecidos para el diagnóstico de la muerte cerebral, esto no implica sólo su muerte clínica sino su muerte en el amplio concepto de la palabra. Si sus lesiones cerebrales son irreversibles, si su cerebro esta muerto, esa persona como ser humano dejo de existir, aunque su corazón u otros sistemas se mantengan funcionando con apoyo artificial.

Esto tiene su explicación en que por lo general los seres humanos le atribuyen la condición de la vida al corazón y mientras este latiendo hay esperanzas, además es sumamente difícil desacoplar a ese paciente. El problema es aún más complejo, pues no-solo continúa latiendo el corazón sino que luego de tener la certeza de la muerte cerebral el paciente puede seguir conservando cierta homeostasia aunque como decíamos anteriormente con ayuda de los soportes técnicos.

Aquí se dan dos opciones o bien desacoplar el paciente, o mantenerlo, aún con toda la certeza que tiene muerte cerebral, en otras palabras prolongar su muerte y el sufrimiento de sus familiares.

El hombre es un ser humano y se diferencia de los demás seres vivos por ser un ser racional, que posee la capacidad de ser portador de la conciencia, la cual dirige regula y controla toda su actividad, el órgano material de la misma es el cerebro el cual además juega el papel rector en la actividad biológica humana, ya que es imprescindible para integrar todas las funciones vitales del organismo. Como plantea el profesor Calixto Machado Curbelo en su artículo ¿Cuándo se muere realmente? Al definir la muerte humana como "La perdida irreversible de la capacidad y del contenido de la conciencia".

Quienes deben asumir la muerte como criterio de muerte del ser humano, en su sentido más amplio son los profesionales ya que esta constituye la condición básica e indispensable para la realización de la extracción de cualquier órgano.

Esto no sólo mejoraría la acción de aquellos profesionales parea la determinación de la muerte de un donante potencial sino que facilitaría la comunicación con los familiares del donante para pedir su consentimiento. Independientemente que todas estas regulaciones éticas deben estar respaldadas por elementos legales que ampare las acciones de los profesionales de la salud, lo cual en ocasiones no existe.

Además de la legislación del criterio de muerte debe existir la designación del personal encargado de esta determinación así como de notificarse a los familiares el estado del paciente y pedirle el consentimiento para la extracción del órgano.

La extracción del órgano o tejido para la realización de trasplantes, sólo se puede realizar después de haber obtenido el consentimiento de los familiares del donante, en el caso de las donaciones postmortem. Pero para obtener este consentimiento se deben tener determinadas normas éticas.

El familiar del donante potencial no debe sentirse presionado a dar su consentimiento. El mismo se debe pedir sólo y después de haber informado al familiar que el paciente falleció para realizar la notificación de la muerte debe haberse firmado antes por el personal médico autorizado el certificado de defunción, o sea debe haberse certificado legalmente la muerte de ese individuo.

De no recibir de los familiares del donante el consentimiento para la extracción del órgano, los médicos deben retirarle al paciente fallecido los soportes técnicos, que sólo se mantienen para conservar los órganos que se utilizarían en el trasplante. El médico del donante potencial no debe Etica y jurídicamente pertenecer ni al equipo de extracción, ni al equipo en cargado del consiguiente trasplante, ni debe ser el médico que este al cuidado de potenciales receptores de estos órganos.

Todos estos dilemas responden entre otros elementos a una serie de concepciones, principios, normas de convivencia, costumbres, creencias religiosas, lo cual define en muchos casos el nivel de aceptación de la población a la realización de esta técnica.

Los dilemas éticos surgido con el desarrollo de la trasplantología rebasan los marcos de la relación médico- paciente y en ocasiones se convierten en serios problemas sociales, amparados por las diferentes políticas de salud. Uno de los aspectos que evidencia esto es el tráfico ilegal de órganos. La magnitud que ha alcanzado hoy en día este problema evidencia la existencia de un gran negocio alrededor del cual se mueven grandes sumas de dinero en el cual están implicados profesionales ce la salud.

El tráfico de órganos fluye fundamentalmente desde los países de tercer mundo hacia el llamado primer mundo y alrededor del mismo aparecen otras acciones deshumanizantes como son, la desaparición de personas, niños inclusive que son utilizados como donantes. Otro elemento que evidencia el papel que juega el estado desde el punto de vista ético y legal, es la forma concreta que se define su política de salud en lo que se refiere de los receptores de órganos, la compensación de los mismos y por su puesto de los donantes en el caso de las donaciones entre personas vivas.

Para definir a quién se le implantará el órgano es necesario tener en cuenta el grado de compatibilidad del mismo. En muchos países se toma además como criterio para determinar el receptor la posibilidad futura de incorporarse a la sociedad y ser útil, los que toman en cuenta este elemento de que en la mayoría de estos países donde se practica la trasplantología y donde existe la salud privada el costo de esas intervenciones es muy alta, exceptuando a Cuba, por lo que se deduce que las clínicas u hospitales especializados en trasplante son privados, realidad que evidencia la discriminación de las grandes mayorías que no poseen los recursos económicos necesarios para recibir ese servicio y aún más no poseen las condiciones sociales necesarias para la recuperación postoperatoria, lo cual en el caso de estas intervenciones exige determinadas condiciones.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Herras Rodríguez G: Eutanasia o unidades paliativas. Bioética y Ciencias de la Salud 1994; 0.
  2. Icete Govicogogeascoa M: Muerte cerebral y trasplante. Bioética y Ciencias de la Salud 1994; 0.
  3. Martínez Lage. Alvarez P: El diagnóstico neurológico de muerte. Manual General de Bioética . Madrid, España: Ediciones RIALP, S. A, 1994.
  4. Machado Curbelo Calixto: ¿Cuándo se muere realmente?. Avances Médicos. 1996;III (7):42-44
  5. Melendo Granados T: La dignidad de la persona. Manual General de Bioética. Madrid, España: Ediciones RIALP, S.A, 1994
  6. Poliano Lorente A: Los fundamentos de la Bioética. Manual General de Bioética. Madrid, España: Ediciones RIALP, S.A, 1994.
  7. Revista Cubana De Medicina 30 (3); Septiembre-Diciembre 1991
  8. Revista Cubana de Medicina 31 (3); Septiembre-Diciembre 1992

Natasha Sánchez Manso. Departamento de Filosofía y Salud. Facultad de Ciencias Médicas de Holguín. Ave Lenin No. 4. Holguín, Cuba. 80100. Email: julio@cristal.hlg.sld.cu

Indice Anterior Siguiente