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Correo Científico Médico de Holguín 2011; 15(2)
Trabajo de Revisión
Universidad
Médica de Holguín. Cuba
Propuesta
de un enfoque crítico en
la historicidad de la ciencia
psicológica: una realidad a considerar
A Critical Approach Proposal on History in
Psychology Field
Yunior Hernández Cardet I, Aymara
Castellanos Michell 2, Liset
Rodríguez Martínez 3, Asel Viguera Moreno 4
1
Licenciado
en Psicología. Instructor. Departamento de Psicología. Universidad Médica de
Holguín
2
Licenciada
en Psicología. Instructor. Departamento de Psicología. Facultad de Ciencias
Sociales. Universidad de Oriente. Santiago de Cuba
3
Licenciada
en Psicología. Asistente. Departamento de Psicología. Universidad de Ciencias
Médicas de Holguín
4
Licenciado
en Psicología. Instructor. Departamento de Psicología. Facultad de Ciencias
Sociales. Universidad de Oriente. Santiago de Cuba
RESUMEN
Tradicionalmente la historia se presenta
como una reconstrucción de eventos pasados, que intenta explicar el
presente apoyada en la descripción y la cronología. Al asumir tales posiciones se desestiman
elementos cardinales para explicar el escenario
donde germinaron, incurriéndose
en una celebración
acrítica. Ante las exigencias
postmodernas, originadas de la confluencia de fenómenos altamente complejos y multideterminados, la historia necesita modificar enfoques
y metodologías, desarrollar prácticas holísticas y críticas que impactan paulatinamente
a las ciencias en general. En el
presente trabajo se valoró la necesidad y vigencia de un enfoque crítico en la historicidad
de la psicología. Para ello, se emplearon métodos de nivel teórico como el
histórico-lógico y el análisis
y la síntesis, a través de los cuales se confrontaron
formas tradicionales y actuales
de elaboración históricas, destacándose
en las últimas una dimensión cualitativamente
superior, pues reconocen alternativas novedosas
de ver y hacer historia de la
ciencia desde la interpretación de escenarios no
sistematizados en la
historia convencional, son ejemplos
de ellos: la práctica y el discurso profesional. Se hizo una propuesta de
herramientas teóricas para implementar acciones que
salvaguarden en las memorias colectivas elementos frecuentemente no estimados,
entre los que despuntan la necesidad de considerar un nivel colectivo, transindividual, para los sujetos que hacen la historia,
desde donde se edifica la comunidad de práctica como fuente de actividad vs fuente de influencia. Se advirtió
también sobre el carácter activo de los objetos, los cuales en tanto son
productos de la actividad humana requieren, para su cabal exploración, una
historia de su construcción.
Palabras clave: historia crítica, psicología
ABSTRACT
Traditionally,
past events are presented through History, which are expressed regarding the
description and chronology. While assuming such positions, some relevant facts
to explain the context where they emerged, are underestimated..
Facing post-modern age demands, results of phenomenoms,
History must modify approaches and methodologies, by developing holistic and
critical practise, which has impacted, progressively. This paper was aimed at
evaluating the need and updating of a critical approach on the history of
Psychology. In order to achieve it, some theoretical methods were used; such as
the historical-logical and analysis-synthesis ones, from which traditional and
updated ways of historical elaboration were considered. Some theoretical tools
were proposed to implement actions in order to show important memories through
History, taking into account the source of activity versus the influence one. The active character of objects was also
considered as a result of the human being activity.
Key words: critical history,
psychology
INTRODUCCIÓN
La historia se presenta frecuentemente
como una incesante reconstrucción de eventos del pasado donde los hallazgos
actuales permiten obtener los antecedentes que le dieron cuerpo, se proponen nuevas
miradas sobre las causas que facilitaron tales descubrimientos, tanto como los
resultados y propósitos planteados por los hombres y mujeres que en tiempos
anteriores hicieron y aplicaron ciencia.
Hacer
Historia de la Psicología supone emplear formas de explicación histórica y
psicológica que se integren, pues la historia explica cómo a través del tiempo
se producen los cambios en las diferentes sociedades y culturas, mientras que
la Psicología da cuenta de cómo esos cambios intervienen en los humanos y cómo
estos construyen el conocimiento y son partícipes de dichas transformaciones.
Al
historiar
Las
formas tradicionales de elaboración histórica contemplan sólo la primera
dimensión del comentario anterior y por consiguiente se pierden elementos
valiosos que complementan a la historia general de la que forman parte; este
problema se acentúa cuando es visto desde una ciencia como la psicológica donde
el objeto de estudio no se encuentra absolutamente en la realidad social ni en
las perspectivas personales, sino en el interflujo de
ambas.
En
este sentido Corral (2003) defiende un tipo de historia donde la secuencia
cronológica de eventos y personas no es la médula, “…
sería más bien el sentido que el presente
construye con esta secuenciación para anticipar un futuro posible” 2.
En
el contexto cubano se cuenta con una serie de investigaciones que distinguen la
producción científica de nuestra ciencia
y avizoran la necesidad de efectuar interpretaciones que trasciendan las
metodologías tradicionales de elaboración histórica. Hablamos de los
trabajos publicados por la doctora Carolina de
Aunque ellos se asumen como fuentes
válidas en este análisis, a raíz de que reportan necesidades de la ciencia en
nuestro terruño, la inquietud central que motivó esta reflexión fue la necesidad de ofrecer herramientas
teóricas que promuevan la sistematización de dichos hallazgos desde el ver y
hacer científico, ya que en esta dimensión los anteriores textos no inciden.
Asumiendo
un tipo de historia de la psicología distinta, a la tradicionalmente empleada,
como necesidad para rescatar los valores intrínsecos a los hechos, que se
desestiman tantas veces por prestar suma atención a las figuras que los
acometen y a la descripción cronológica, se encuentra la teoría de Kurth Danziger quien desde una perspectiva crítica
pone de relieve la importancia del análisis histórico para la psicología
actual.
Ante tal situación el presente
trabajo pretende valorar la necesidad y vigencia de un enfoque crítico para la
historicidad de la psicología.
DESARROLLO
Pensar en un nuevo tipo de historia
para la psicología, remite al pensamiento ineludiblemente a un movimiento que
por los años 60 modificó la visión que imperaba en cuanto a la historia,
hablamos de
El año 1968 se constituye
a nivel mundial como un momento de ruptura pues revoluciona el funcionamiento de
la cultura y la concepción de historia imperantes. A pesar de la diversidad de
formas en las que tiene lugar el cambio a lo largo y ancho del orbe, logra
definirse como una verdadera revolución cultural.
Puesto
que los movimientos del 68 querían transformar su propio presente, la visión
tradicional de la historia que la
afirmaba como ciencia “del pasado”, fue invalidada impetuosamente por el
presente; “…asumiendo así a la historia
como ciencia <de los hombres en el tiempo>, que por tanto engloba el presente y
el pasado. Después de 1968 la
historiografía occidental comienza a ocuparse de nuevos temas, que se denominan
temas de historia cultural, los cuales provocaron una proliferación importante
de nuevos enfoques y conceptos”. 3
En los marcos de esta revolución y en
oposición franca a la historia hechológica,
acumulativa, la teoría de la escuela de los Annales
se muestra novedosa y revolucionaria; influenciada por el marxismo se interesa
en la construcción de una historia total, contraria a su fragmentación en ramas
independientes. Amplia los campos del conocimiento histórico adentrándose en la
historia de las mentalidades y la larga duración.
Las conceptualizaciones en cuanto a
historia de las ideas y de las mentalidades pueden comprenderse de la siguiente
manera, la realidad social funciona como un tejido por donde fluyen los
acontecimientos, quedándose atrapados en él los de tipo macro, mientras por las
aberturas se escapan, con valiosa cuantía, otros que son en última instancia
los que complementan a aquellos.
En la historia de las ideas interesan
aquellos “hechos”, adornándolos con el nombre de las figuras particulares con
los que vienen emparentados y lo hace reforzando la crónica, la cronología y la
descripción absolutas, para presentar como resultado un fenómeno que conoce “un
poco” de su exterior pero pierde la realidad intrínseca que lo propicia.
Es en este momento que sólo un tipo de
historia puede interesarse y explicar: la historia de las mentalidades,
concepción que persigue los “aconteceres” que escapan a ojos ingenuos y una vez
atrapados los analiza e interpreta. No precisa para ello celebrar nada, mejor
aún se enfrenta a enormes desafíos como es el caso de la “vuelta de rostro” de
muchos grupos sociales. Se afana en comprender por qué siendo parte de una
misma realidad, ciertos eventos no son tomados en cuenta y descubre
precisamente en lo interno de ellos la dialéctica que aquellos no pueden
explicar.
Esta visión, bilateral al fin, tiene a
bien considerar los fenómenos acaecidos con lo que de idiosincrásico tienen los
individuos y autóctonos los contextos. “No
pretende legitimar una concepción economicista de la historia, más bien una
totalitaria, destacando en lo que acontece valores, creencias, visiones de los
sujetos y de la época en que se vive”. 4
Sin embargo, en un intento de romper
con lo histórico y acumulativo ¿no estará promoviendo una visión demasiado
subjetiva de los fenómenos, donde compromete las respuestas objetivas que toda empresa
científica debe ofrecer? No creemos, aunque asumimos lo que de reto inmenso
posee, pues lejos de apreciarlos con una óptica intrínseca pura, consideramos
que ahondando en las concepciones de los individuos nos “armamos” de
herramientas y métodos, que favorecen el análisis e interpretación óptimos de
lo particular en lo general y viceversa.
“A
consecuencia del nuevo matiz que adopta Annales (la
historia de las mentalidades), la historia es concebida como el antónimo de
historia de las ideas, abordando las creencias populares de determinada
sociedad, las cosmovisiones universales de cierto siglo, o los puntos de vista
socialmente difundidos en torno a un problema científico. Esta historia va
desde gestos cotidianos hasta un “inconsciente colectivo”; que abarca los epistemes que subyacen a la construcción del discurso, las
estructuras ideológicas o los imaginarios sociales” 4.
Lo
que a juicio de muchos se define como tradición historiográfica y que en la actualidad
se percibe como la historia y la metodología del campo de la historia, en los
marcos de la psicología ofrece hace algún tiempo un nuevo rostro: el enfoque de
la historicidad crítica abanderado por Kurth
Danziger. Esta perspectiva ofrece a la ciencia
psicológica los postulados que Annales definiera para
la historia en sentido general.
La historia crítica es una alternativa
a la visión positivista y “natural” de los acontecimientos, lo cual se explica
de la siguiente forma: durante siglos ha existido como idea que la psicología
encuentra exclusivamente sus objetos en el mundo material, y “… aunque una visión más subjetiva del
naturalismo supone que tales objetos se hallan no en la naturaleza objetiva,
sino en la mente de las figuras históricas específicas…“5
ninguna de estas concepciones resultan saludables para el desarrollo
científico; pues remiten a lo que Roberto Corral (2003) define como tercer
problema cardinal para hacer historia de la ciencia (internalismo / externalismo), impidiendo la integración
metodológica inherente al desarrollo de la ciencia2.
La
primera vertiente iguala historia a cronología, transformándose aquella en una
crónica de cómo determinados descubridores develaron ciertos objetos, mientras
la segunda -en tanto defiende que los objetos se les "ocurren" a los individuos-
desprecia el papel de la actividad humana en el surgimiento de los mismos.
Las formas tradicionales en que es
asumida la sucesión histórica, garantizan muchas veces pérdida a la actividad
constructiva que subyace al fenómeno. Danziger al
respecto interroga “… ¿qué procesos están
implicados en el surgimiento de patrones nuevos, no sólo de la actividad
teórica, sino más precisamente de la actividad práctica e institucional? ¿Cómo
cambian a lo largo de la historia las relaciones entre estas actividades, y
cómo adquieren su estatuto de marcos epistémicos, esto es, como marcos que
generan productos con valor de conocimiento psicológico?; ¿Cómo median estas
situaciones entre un contexto social más amplio y el contenido del conocimiento
psicológico?…“5.
A decir del investigador sudafricano
estos cuestionamientos encuentran canalización sólo a través del enfoque
histórico crítico, el cual legitima, entre otras, que “…las ideas se deben analizar desde el principio como construcciones
humanas, producidas por agentes sociales en condiciones históricas específicas,
ya que al realizar una
interpretación de este tipo se interrelacionan los objetos y construcciones
como productos de la historia con la actividad que los erige”.
5,6
Destaca a la par una nueva dimensión
para los individuos que conforman la historia, anteriormente estos eran
considerados héroes mitológicos, figuras celebratorias,
a razón de que los logros llegaban a la historia de la voz y mano de ellos
mismos, agarrados con tal fuerza que a pesar de las restantes influencias se
declaraban como únicos autores y actores de los hechos. “Ahora se habla de un sujeto colectivo, de un nivel transindividual
como fuente de actividad y no como mera fuente de influencia” 5,6.
No es pretensión de este enfoque
desinteresarse definitivamente en cuanto a si las respuestas, a los problemas
históricos, pueden encontrarse en acciones e intenciones específicas de
individuos históricos concretos, pero tiene a bien considerarlos mejor como
puntos de partida, que como enunciados finales de la investigación. “El análisis histórico crítico no puede
detenerse cuando pone de manifiesto la representación de problemas específicos
por parte de actores históricos individuales, sino que debe utilizar estas
representaciones como indicios para llegar a la problemática subyacente” 5,6.
La
historia crítica asume que los preceptos tradicionales pierden, ipso facto, todo su valor positivista,
ya que el objetivo de la disciplina entraña
un intento consciente de evitar los prejuicios actuales y usarlos como
parámetro ahistórico según el cual se debe juzgar el
pasado 5, o sea, por hacer nuestras -sin espacio al
escepticismo- todas las valoraciones que se defienden en el presente, se está
apenas defendiendo una continuidad de la cual se desconoce su contenido
intrínseco, pues al ser incluso fruto de
intenciones no tradicionales o acumulativas ¿cómo saberlo sino es a través de
un análisis que remueva las bases, que penetre incluso hasta sus cimientos?,
ello sólo es posible a partir de un
estudio crítico.
La
vertiente crítica estima que "…es un problema precisamente lo que se
aceptaba sin reparos desde el punto de vista tradicional, esto es, los objetos
(…) no se dan en la naturaleza como materias dadas, sino que son el producto de
una construcción humana (...). Si se toma con seriedad la idea de que todos los
objetos (…) son creados por el hombre, se desprende que su historia es en
último análisis la historia de su construcción” 5, 6,7.
Sin embargo, toda nueva concepción de
historia crítica es a la vez crítica a ella, porque siendo de otro modo
legítima, en el mejor de los casos, la continuidad hechológica
y el movimiento inercial. Para lo cual Danziger
propone que”…la actitud crítica se
extienda no sólo a las autoridades tradicionales y a los puntos de vista del
investigador, sino también a la disciplina misma, lo que hace de esta un
fenómeno más cercanamente tangible” 5, 6, 7,8.
Compartimos con este historiador que “el objeto de estudio de esta vertiente
histórica, lejos de cuerpos inertes, está conformado por actividades humanas,
en la que los aspectos individuales y sociales son inseparables” 5, 7,
8,9. De tal modo, en este entrecruzamiento entre lo individual y lo
social en el campo de la historia de la ciencia, viene a producirse también el
necesario vínculo entre los problemas específicos de la ciencia -la psicología
en nuestro caso-, la problemática más general de la que forma parte, y el
contexto en el cual tanto el problema concreto como la problemática que lo
engloba, se han desarrollado. Tal y como esta situación se le presenta a la
ciencia psicológica, y por ende, a los profesionales que se desempeñan en este
campo, el vínculo entre estos tres elementos se convierte en un mecanismo
natural a partir del cual esta ciencia opera.
“El
problema, por muy ambiciosos que sean los intentos tanto del individuo como de
la concepción histórica, es siempre de tipo específico y se enmarca dentro de
un espacio mucho más amplio -al que podemos denominar problemática- donde se
definen imágenes, esquemas, métodos, insertos ambos en el entramado social” 10. Esta dialéctica posibilita de una parte un marco para
el resarcimiento del problema y de otra abre puertas a la crisis, garantizando
en última instancia nuevos contextos y problemáticas.
Compartimos entonces que “…la ciencia funciona no a partir de teorías
u observaciones, sino de problemas…” 11,12, aunque consideramos
más oportuno emplear el término problemática, a razón de que este contiene a
los problemas como fenómenos específicos y matiza la visión interpretativa del
historiador crítico de una manera más amplia y profunda.
Sin embargo, la problemática no es
propiedad de un único individuo -aunque este puede definir e incluso presentar
a la comunidad científica los problemas específicos que ella posee-, sino
resultado de una ardua interacción social en la que la problemática se
configura aspecto de la vida, deviene actividades y objetos constituyentes y
formas en las que los individuos se comunican sobre situaciones compartidas;
por lo que “… en última instancia no son
los actores individuales los que funcionan como sujetos históricos, sino los
grupos que comparten una misma problemática” 5,7,14. En otras
palabras, para operar la historia crítica en sentido fuerte, tiene que concebir
de alguna manera a los sujetos colectivos. Esto no significa que debe dejar de
lado a los sujetos individuales, “...sino que se debe intentar ir más allá de
este nivel, hasta hallar la formación general de la que el individuo es un
caso” 5,13.
La interpretación fenoménica no debe
desestimar que la condición de ser social se adquiere sólo bajos condiciones
histórico-culturales compartidas, donde el entorno personal se traduce en
espacio colectivo, transindividualmente hablando, “…la realidad en singular se legitima
propiedad en plural sólo por la probabilidad de una empresa y repertorio
compartidos” 5, 6, 7, 8, 14. Danziger
concibe respetuosamente esta perspectiva y al igual que Vygotski estima que “…a través de ella puede comprenderse,
explicarse y transformarse la realidad objeto de estudio “5,15.
El pensamiento del historiador
sudafricano se entrecruza significativamente con el de Corral, quien considera
necesario un tipo de historia entendida como “…cadena de sentidos, intenciones y significados, que realizadas en el
tiempo generan consecuencias que afectan el presente y diseñan caminos
futuros…” 2, en los marcos de una práctica profesional donde
psicólogos y psicólogas ponen empeño a fin de producir soluciones ante las demandas
del entorno.
El arsenal de saberes que la ciencia
lega a las subjetividades colectivas y que hereda también de ellas se
constituye a través de prácticas discursivas, las cuales se generan en
determinados contextos y a partir de ciertas epistemologías; por lo que, a
decir de Danziger “…un enfoque crítico debe considerar entre sus metódicas la valoración
del discurso como unidad semántica de sentidos y significados…” 5, 15,
16, 17
“El
discurso ofrece la posibilidad de comprender el mundo subjetivo de quienes lo
producen, vivenciar la realidad sin máscaras, e
incluso escudriñar en las premisas que sustentan la relación sujeto-evento” 17, 18, 19,20, esto es, a
través de dicho fenómeno los acontecimientos se muestran tal cual acaecieron,
pues son resultado en parte de la referencia viva de los autores y aluden por
otra a intereses y dimensiones de la comunidad de práctica donde se producen.
“El
análisis interpretativo y la elaboración históricas pueden ser posibles como
resultado de la rectificación de errores” 21,12. En tales circunstancias el discurso
reviste una importancia medular, pues favorece que los acontecimientos pasados
se actualicen en el lenguaje como
entramado de sentidos y significados vividos, distingue una diferenciación de
tipo interpretativa entre discursar y conversar, y abre puertas a nuevas
explicaciones fenoménicas, a la vez que conforma peldaño primero en la escalada
crítica.
Para el estudio de cualquier fenómeno
que contemple al discurso como una herramienta de acceso al campo, es preciso
al menos realizar un bosquejo de la relación lenguaje-pensamiento, pues aunque
compartimos con Foucault la idea de que el discurso es “…un sistema de representación y nos referimos a él como una forma de
representarnos el conocimiento de algo, de un aspecto específico de un momento
histórico en particular…” 18,20,22, reconocemos que es el
lenguaje como sistema de signos que se apoya y sirve de la palabra para
funcionar, el que lo hace posible. “El
pensamiento encuentra en la palabra la indispensable envoltura material en la
cual y sólo a través de la cual deviene realidad inmediata para otras personas
y para nosotros mismos” 20.
Las valoraciones de Petrosvky y Vigostky se interrelacionan a la hora de
valorar la dialéctica entre pensamiento y lenguaje, ya que el primero
considera a la palabra “…como recurso valioso para el estudio del
pensamiento y defiende que en tanto más exhaustiva es una idea, más precisa se
expresa escrita u oralmente” 20. El segundo, con sus
consideraciones semióticas para el estudio de la conciencia, afirma que “…toda palabra está provista de un significado y se emplea con una
finalidad” 20, 23,24.
Defiende además que el lenguaje es un
sistema mediatizador que favorece la transmisión de
valores, creencias, de forma intelectual a los demás y que se vale de la
palabra como elemento donde adquieren forma sentidos y significados. Partiendo
del hecho que la palabra es la envoltura del significado y es este último el
que determina el funcionamiento del sujeto, Vigostky
propone un método basado en “… el
análisis semántico, el estudio del desarrollo, el funcionamiento y estructura
de esta unidad que contiene al pensamiento y al lenguaje interrelacionados” 24,25.
El lenguaje humano es la vía de
expresión de un conjunto de contenidos semánticos que son reflejo de
particularidades psicológicas individuales, las cuales se van formando en la
relación del individuo con el medio, por lo que al estudiar el discurso hay que
tener presente que la relación entre uno y otro -pensamiento y lenguaje- no es
uniforme, ni paralela y que el acto de discursar siempre va a conservar dos
contenidos: uno manifiesto que hace referencia a aquello que se presenta como
expresión, enunciado, y otro latente, al cual se tiene acceso a través de la
comprensión de la expresión lingüística del sujeto.
En esta dirección el pensamiento de
Ortega y Gasset apunta muy coherentemente: “…
lo que de hecho manifestamos se apoya en innumerables cosas que silenciamos. El
lenguaje existe gracias a la posibilidad de la reticencia y lo que, en efecto,
enunciamos vive de lo que por sabido se calla…” 26,27
A la historia crítica, por tanto, le
compete la dimensión psicológica del discurso, pues su interpretación
conformará herramienta infalible de trabajo, compartiendo de este modo con
Foucault que “… el discurso influencia en
cómo las ideas son introducidas en la práctica; que el significado, las
prácticas significativas y la producción de conocimiento se realizan a través
del propio discurso y que dentro del mismo se edifica el sujeto, de manera que
todos los actos discursivos constituyen posiciones del sujeto desde las cuales
los segundos dan sentido a los primeros…” 18,28,29,30
Las propuestas de este enfoque
posibilitan la elaboración un tipo de historia que salvaguarde lo que subyace
en el discurso, desde una óptica en que la apología de acontecimientos y
figuras individuales no conforman la médula, en parte porque desde ella se
pierde mucho de la esencia, intrínseca a todo evento, y de otra porque las
concepciones científicas y el sistema social nuestros favorecen que los logros
individuales se “diluyan” en los colectivos.
Proponemos un tipo de historia que se
traduzca en cadena de sentidos y significaciones en el tiempo, que nos llegue
por la voz de sus propios protagonistas y que maticen los caminos presentes y
futuros del ejercicio científico.
CONCLUSIONES
El análisis realizado en el presente
trabajo nos permite concluir que resulta necesaria la puesta en práctica del enfoque
crítico en la historia de la psicología, teniendo en cuenta que el mismo
permite interpretar espacios no estimadas en las maneras convencionales de ver
y hacer historia de la ciencia, como es el caso de la práctica psicológica y la
valoración del discurso como unidad semántica de sentidos y significados.
Esta propuesta destaca una nueva
dimensión para concebir a los sujetos que hacen la historia, se habla de un
sujeto colectivo, de un nivel transindividual como
fuente de actividad y no como mera fuente de influencia.
Se concluye que el objeto de estudio
de esta vertiente histórica lejos de cuerpos inertes está conformado por
actividades humanas, en la que los aspectos individuales y sociales son
inseparables, esto es, los objetos no se dan en la naturaleza como materias
dadas, sino que son el producto de una construcción humana; por consiguiente
toda exploración histórica debe ser, como mínimo, historia de dicha
construcción.
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