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Correo Científico Médico de Holguín 2008;12(5)
Trabajo de revisión
Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales”. Hospital Clínico Quirúrgico
“Lucía Iñiguez Landín”. Holguín.
Quality of Life and Values in the Medical
Practice.
Gisela Ramírez
Ramírez¹, Noel Alexander Almaguer Orges², Teresita Guillén Godales³.
1
Especialista de Primer Grado
en Medicina Interna.Profesor Asistente Medicina Interna. Hospital Clínico
Quirúrgico “Lucía Iñiguez Landín”
2
Especialista de Primer Grado en Cirugía General. Profesor Instructor
Cirugía General. Hospital Clínico Quirúrgico “Lucía Iñiguez Landín”
3
Especialista de Primer Grado en Administración de Salud y Cardiología. Profesor
Asistente Administración de Salud. Directora Hospital Clínico Quirúrgico “Lucía
Iñiguez Landín”.
RESUMEN
El presente trabajo tuvo como propósito más general aportar
algunos elementos para la reflexión acerca del concepto de calidad de vida
relacionado con la salud, se evaluó su carácter objetivo y subjetivo, se hizo
énfasis en este último y se vinculó a la ética médica como vía para alcanzarla
y lograr la excelencia en los servicios.
Las investigaciones
en calidad de vida hacen posible investigar los efectos de la enfermedad a
lo largo de su evolución; la imagen social e individual que se tienen de la
enfermedad y sus tratamientos; los efectos del tratamiento en los estados
de ánimo y las expectativas del enfermo; las consecuencias del ingreso hospitalario,
de las relaciones médico pacientes, las características del apoyo familiar,
el análisis de los proyectos de vida y las formas en que se percibe todo este
complejo proceso, sin embargo, aún en nuestras instituciones no se realiza
con profundidad y existen muchas insatisfacciones de nuestro pueblo, por lo
que se evidenció que debemos profundizar en la aplicación práctica de los
principios éticos para alcanzar la excelencia de la atención de salud, que
es trabajar sobre el componente subjetivo de la calidad de vida, mediante
una formación ética y técnica adecuada de nuestros profesionales.
Palabras clave:
calidad de vida objetiva y subjetiva, valores.
ABSTRACT
The present work has as a general purpose
which is to contribute some elements for the
reflection on the concept of quality of life related with the
health, evaluating its objective and subjective characteristics, making emphasis
in this last one and linked to the medical ethics to reach it
and to achieve the excellence in the services. The studies on
quality of life make possible to investigate the effects of the illness
and its evolution; the social image of the patients with
a determined illness and its treatment , its effects as well as
the different stages of the treatment and the patient`s
expectations; the effects of the hospital admission, the relationships
between doctor and patient, the characteristics of the family support, the
analysis of the projects of life and the forms in which process is perceived;
however the authors consider the health profesionals
should work as better as possible especially on ethical principles in
order to improve the attention in our health system for a better quality of
life.
Key words: objective and subjective
quality of life, values.
INTRODUCCIÓN
Dentro de los aspectos sociales de la multicausalidad de las enfermedades es importante tener en
cuenta el modo de vida, el cual constituye un sistema de formas fundamentales
de actividades del hombre y tiene un importante significado para la salud
humana.
El concepto de modo de vida revela el carácter del nexo
que existe entre la personalidad y el individuo como parte del sistema socioeconómico
dominante. Se incluyen en esta categoría elementos como el trabajo, el uso
del tiempo libre, las actividades domésticas, las relaciones familiares, la
actividad social, la participación en actividades culturales, las relaciones
sociales típicas entre los individuos, las condiciones de vida, las normas
de conducta, costumbres, hábitos y tradiciones.
Son muchas las definiciones (Rutkevich,
Poltrony, González,Rey, F, Román H. J. etc) y se hace más polémica al ser abordado por diferentes
disciplinas: filosofía, psicología, ética, sociología, economía y otras ciencias,
las cuales lo interpretan de manera particular para realizar sus investigaciones
desde una óptica adecuada a su objeto de estudio, (Poltrony J.C. y otros, 1991, p.313). Asimismo el análisis
se hace complejo por el hecho que, para su comprensión existen con un
grupo de conceptos afines, tales como: condiciones de vida, nivel de vida,
calidad de vida y actividad vital (1)
Las condiciones de vida abarcan, el nivel de vida y la
calidad de vida. El primero se mide por un conjunto de indicadores que reflejan
la satisfacción de las necesidades humanas más directamente relacionadas con
la esfera del consumo y la distribución de bienes y servicios; constituye
el aspecto cuantitativo del modo de vida, pero no puede obviarse un conjunto
de aristas sociales del modo de vida que no las revelan los indicadores del
nivel: las garantías sociales como la seguridad en el trabajo, el acceso por
igual a la salud, a la educación, a la cultura, la tranquilidad ciudadana,
la paz social y entre otras: la calidad de la vida.
El concepto calidad de la vida expresa el grado de satisfacción
de un conjunto de demandas de carácter complejo de la personalidad que no
pueden cuantificarse; demandas de autoafirmación, autodesarrollo,
autoexpresión, autodeterminación, etcétera.
Al analizar el concepto de calidad de vida nos
percatamos que se trabaja en los factores objetivos en los que juega un papel
fundamental el derecho a la salud, a la educación, a la alimentación…, etcétera;
pero no se ha profundizado en los componentes subjetivos que se expresan en
la valoración que cada persona realiza de su experiencia física, emocional
y social, específicamente en el ámbito de las instituciones de salud, por
eso nos preguntamos:
¿El trabajo de la salud contribuye a que la estancia
de sus pacientes en sus instituciones sea una vía para favorecer el componente
subjetivo en la calidad de vida?
¿Cómo podemos integrar los valores al carácter
subjetivo de la calidad de vida y con ello contribuir a la excelencia en los
servicios de salud?
Dando respuesta a la anterior problemática
nuestro trabajo va encaminado a:
Fundamentar teóricamente que el concepto de calidad de
vida aplicado a la salud y al bienestar es una muestra de integración y progreso
de las ciencias y las humanidades en la búsqueda de su aplicación y eficacia.
Demostrar la necesidad de valorar en todas las instituciones
hospitalarias de salud, tanto por el personal médico como paramédico el concepto
de calidad de vida evaluando su carácter objetivo y subjetivo, haciendo énfasis
en este último.
Valorar el concepto calidad de vida vinculada a la ética
médica y a la excelencia en los servicios.
DESARROLLO
El interés por la calidad de vida
ha existido desde tiempos inmemorables. Sin embargo la aparición del concepto
como tal y la preocupación por la evaluación sistemática y científica del
mismo es relativamente reciente.
Durante la década de los 50 y a
comienzos de los 60, el creciente interés por conocer el bienestar humano
y la preocupación por las consecuencias de la industrialización de la sociedad
hacen surgir la necesidad de medir esta realidad a través de datos objetivos,
y desde las ciencias sociales se inicia el desarrollo de los indicadores sociales,
que permiten medir datos y hechos vinculados al bienestar social de una población.
A mediados de los 70 y comienzo
de los 80 la expresión calidad de vida comienza a definirse como concepto
integrador que comprende todas las áreas de la vida (carácter multidimensional)
y hace referencia tanto a condiciones objetivas como a componentes subjetivos.(2)
El concepto calidad de vida que es utilizado en
relación con la salud, la justicia y la ética, ha sido
estructurado teniendo en cuenta los aportes de varias disciplinas de contenidos
muy diferentes. En su esencia está el carácter valorativo, contextual e histórico
al que debe atenerse, así como su fidelidad a los valores humanos que constituyan
expresión de progreso social y respeto a una individualidad en que se armonicen
necesidades individuales y sociales.
Después de una amplia revisión de la literatura, en relación
al concepto calidad de vida, nos guiaremos para el presente estudio por la
definición, que propuso la OMS en 1994, en donde se afirma que es “la
percepción personal de un individuo de su situación en la vida, dentro del
contexto cultural y de valores en que vive, y en relación con sus objetivos,
expectativas, valores e intereses.”
El término calidad
de vida ha pasado a denominarse “calidad de vida relacionada con la salud”
(CVRS). En éste, se consideran fundamentalmente las variables relacionadas
con las condiciones salud-enfermedad. Sus componentes se corresponden
con los definidos por la OMS: bienestar biológico,
físico, emocional y social.
Se puede resumir planteando que, el concepto calidad
de vida es una categoría que se puede desglosar en niveles de particularidad
hasta llegar a su expresión singular en el individuo. En este sentido,
es oportuno diferenciar entre calidad de vida objetiva y subjetiva.
La primera se refiere a los componentes que pueden
ser cuantificables en función de los criterios dados como derechos a la calidad
de vida reconocidos en los instrumentos jurídicos de la Organización
de las Naciones Unidas tales como: derecho a la vida, al trabajo, a
la seguridad social, permiso por maternidad, protección a la familia, alimentación
suficiente, nutrición materna, salud, educación, vivienda digna, derechos
políticos, cuidados pre y postnatales, acceso a
los servicios médico, etc.(3)
Y la segunda,
en función de la valoración que cada persona realiza de su experiencia física,
emocional y social.
Actualmente,
existe cierta controversia sobre cuáles son los criterios objetivos y subjetivos
relevantes para valorar la calidad de vida. Los indicadores más fiables
parecen ser los subjetivos, porque reflejan la percepción del sujeto sobre
su estado físico, emocional y social, pero a nuestro juicio, las condiciones
ideales para valorar la calidad de vida son aquellas que comprenden, tanto
los componentes subjetivos como los objetivos.
Y esto es posible porque la calidad de vida no se mide,
sino se valora o estima a partir de la actividad humana, su contexto histórico,
sus resultados y su percepción individual previamente educada, porque cuando
no lo está el individuo puede hacer, desear o disfrutar actividades que pueden
arruinar su salud o la de los demás como ocurre en el caso de las adicciones
y conductas relacionadas con la salud reproductiva.(4)
Se consideran por algunos autores
los siguientes factores subjetivos: Actitud, aptitud, aprendizaje, concepciones,
derechos y deberes, estado de ánimo, estilo de vida, hábito de trabajo, higiene
personal, motivación, necesidades, objetivos y aspiraciones, pensamiento,
personalidad, rasgos volitivos, satisfacción laboral, sentido de logro, valores
, virtud.(5)
Desde el asalto
al Cuartel Moncada y en el alegato de defensa del Comandante en Jefe, “La
Historia me Absolverá”, estuvo presente el objetivo supremo de la Revolución
Cubana de alcanzar progresiva y sistemáticamente el mejoramiento de las condiciones
de vida de la población, partiendo de la premisa de que el crecimiento económico
no es una finalidad en sí mismo, y que el desarrollo económico y social han
de marchar de la mano.(3)
Desde el inicio del triunfo de
la revolución, se concibió la calidad de vida unida a la satisfacción de las
necesidades materiales, sociales, psicológicas y espirituales del hombre.
La atención a los problemas sociales tuvo una alta prioridad desde el inicio
de las transformaciones ocurridas a partir del triunfo de la revolución, al
asumir centralmente el estado la responsabilidad de formular y ejecutar la
política de desarrollo social que al interactuar con las acciones en el campo
económico modificara radicalmente las condiciones en que vivía la mayor parte
de la población. (3)
Los logros de las políticas sociales
aplicadas en Cuba dan respuesta con creces a todos y cada uno de los derechos
a la calidad de la vida que son reconocidos en los instrumentos jurídicos
de la ONU.
Cuba durante todo el proceso revolucionario
ha trabajado por el desarrollo social, político y económico, bajo el principio
del derecho para todos de justicia social y equidad y por garantizar las necesidades
básicas del pueblo.
Si nos planteábamos que la calidad de vida debe
ser valorada desde la presencia de condiciones materiales y espirituales de
vida imprescindibles para facilitar el desarrollo psicobiológico
y social, hasta el grado de satisfacción personal de cada individuo con las
condiciones de vida que se ha alcanzado, al examinar este aspecto en nuestras
instituciones de salud, múltiples son las dificultades que poseen las
actuaciones médicas en el ámbito de las salas de hospitalización.
La entrevista médica en presencia de otra u otras personas,
procederes tan íntimos como el examen de mamas,
o el tacto rectal o vaginal, dado por sentado que el enfermo tiene que acceder
aún cuando no se le ha explicado en qué consiste la maniobra, cuál es su justificación,
y cuáles son sus molestias, etcétera, son algunas de ellas.
Por otro lado, la falta de mesura o sentido común a la
hora de utilizar las técnicas diagnósticas que poseemos es un problema de
formación que influye en nuestras decisiones, el considerar al hombre enfermo
como una enfermedad y estandarizar las investigaciones a “esa enfermedad”.
Además, el incumplimiento del consentimiento informado
en ocasiones, aún cuando se trata de un enfermo en plenitud de facultades,
obviamos su opinión y utilizamos a sus familiares para que decidan por él.
Existen dificultades en no precisar qué esperamos de un determinado
tratamiento, que depende del estado clínico del enfermo, la naturaleza de
la enfermedad (cuidado o no) y la previsión de la posible respuesta a las
medidas terapéuticas.
También debe ponerse en una balanza los riesgos y los
beneficios, no actuar en el contexto histórico, es decir no tener en cuenta
la procedencia del enfermo, sus preferencias sociales, sus creencias, hacen
de ese médico una máquina de diagnosticar y tratar enfermedades por lo que
pierde todo sentido de humanidad y comunicación que se traduce en insatisfacciones
y calidad de vida insuficiente para nuestros paciente.
El acto médico se tecnifica, pero sin una paralela humanización,
no consigue venir de la mano del humanismo y de los valores y por tanto de
calidad de vida.
Pues, por ejemplo el creciente aumento de intervenciones
quirúrgicas, no ha demostrado consistentemente su capacidad para extender
significativamente la vida, pero si la mitigación importante del dolor y la
mejora de la calidad de vida, así mismo la tecnología ha sido capaz de extender
la vida en los pacientes moribundos, pero no mejorar su calidad de vida.
Las verdaderas investigaciones en este aspecto deben
hacer posible investigar los efectos de la enfermedad a lo largo de su evolución;
la imagen social e individual que se tienen de la enfermedad y sus tratamientos,
sus efectos en los estados de ánimo y las expectativas del enfermo; las consecuencias
del ingreso hospitalario, de las relaciones médico pacientes, las características
del apoyo familiar, el análisis de los proyectos de vida y las formas en que
se percibe todo este complejo proceso,(4) pues es la única forma
de darle el verdadero valor a la calidad de vida subjetiva, que tanto necesita
conocerse para poder actuar principalmente en nuestra sociedad, donde el hombre
y su bienestar cobra un papel fundamental, ya que hasta ahora los indicadores
que se miden para representar el desarrollo social de los pueblos no llegan
a la individualidad.
Por eso, a fin de presentar un perfil comprensivo de
la vida de los individuos que pueden ser afectados por las intervenciones
de salud, otros autores plantean que a la medida de la calidad de vida
debería incluírsele otras dimensiones. Levine
y Croog, desde 1984, sugirieron las siguientes:
- la ejecución de los roles sociales
- el estado psicológico del individuo
- su estado emocional
- su funcionamiento intelectual o cognitivo
- el sentido de bienestar o satisfacción general.
Estos elementos muy bien se pueden evaluar en la estancia
de los pacientes en las instituciones hospitalarias de salud.
Entonces para definir y alcanzar la calidad de vida se
hace necesario establecer los indicadores personales o subjetivos en que se
manifiestan en las formaciones psicológicas (como propiedades singulares),
al sostener el juicio en diferentes niveles que, necesariamente, están presentes,
y que encierran en sí las propias diferencias individuales teniendo como base
el sistema de valores tanto del personal de la salud como del
sujeto interactuante.
Esto explica cómo individuos rodeados de toda una serie
de condiciones objetivas y materiales, no perciben o vivencian calidad en
su vida cuando por alguna razón su esencia o cualidad es pérdida o creen perderla,
llegando a experimentar estados vivenciales negativos
existenciales, con peligro de eliminación del ser por insatisfacción cualitativa
y no cuantitativa. El valor de la calidad de vida es un indicador muy
sensible en cuanto a la salud de una población.
Esta estimación o valoración de la calidad debe hacerse
conjugando armónicamente los criterios técnicos, éticos, de la cultura concreta
(sentido social) y del individuo (sentido personal).
El carácter valorativo del concepto calidad de vida
lo enlaza a la ética y lo hace una herramienta útil para enfrentar los
difíciles problemas técnicos, jurídicos y éticos que se generan alrededor
de los conceptos de vida, de muerte, de consentimiento, de justicia sanitaria
y hasta de enajenación. Por ejemplo, el consejo genético, la maternidad asistida,
el ensañamiento terapéutico, la denominada muerte digna, la distribución de
recursos y la protección del medio ambiente en salud. (6)
Por
eso se hace indispensable a la hora de analizar las disímiles problemáticas
que surgen en las relaciones antes mencionadas, desarrollar una cultura axiológica
que permitan lograr calidad de vida para ambos, que es sistematizar los valores
que fundamentan la actividad médica , a partir de una síntesis del saber integrador
de lo científico (interconexión de las ciencias médicas) lo ético (regulación
de las relaciones trabajador de salud-paciente-comunidad) y lo cultural valorativo
(significación
de la actividad médica para la sociedad), donde juega un papel fundamental
el sistema de valores de la profesión médica y la preparación ideológica
de nuestros trabajadores, encaminados cada día a proporcionar mejor calidad
de vida a nuestros pacientes, no sólo tecnológicamente sino en el contexto
psicológico.
Los
valores cobran sentido sólo en relación con el hombre, su vida, su salud,
su bienestar, o sea, en todo lo que contribuya a la satisfacción de sus necesidades
materiales y espirituales.(7)
El
contenido objetivo y subjetivo del sistema de valores varía en correspondencia
con las tendencias del desarrollo social. Los valores poseen una función
práctica – reguladora y orientadora de la acción humana. La actividad
valorativa parte de la práctica y transforma sus resultados en conocimientos
y proyectos valorativos que permiten regular y transformar la práctica social.(8)
La
educación es un proceso de transmisión de valores, y por lo tanto, una vía
idónea para ganar conciencia sobre los asuntos que afectan a la humanidad,
al individuo y crear adecuados patrones de conducta (9).
La educación moral es la actividad humana formal e informal, que tiene como
fin modificar la calidad moral de la conducta.
En
la educación intervienen de manera directa la familia, la escuela y la sociedad
en general, todas influyen en la formación de valores en el individuo. La
Educación Médica Superior tiene el reto de formar a nuestros profesionales
sobre la base del sistema de valores de la profesión médica en su máxima expresión,
si queremos excelencia en los servicios y una verdadera calidad de vida para
nuestros pacientes.
El
sistema de valores de la profesión médica es el conjunto de valores que guían
el sentido y orientación de la actividad médica, a la vez que regulan positivamente
la relación médico – paciente, indican la orientación y sentido humano – científico
de la medicina: preservación de la vida y la salud, lucha por el bienestar
humano y el mejoramiento de la calidad de vida, preservar la continuidad y
progreso de la tradición médica como una importante conquista de la humanidad,
etcétera (10)
En
estos momentos el reto actual como médico tiene dos caras: por un lado hacer
una medicina acorde a los avances científicos del momento, por otra recuperar
la autoridad moral ante la sociedad, lo primero hace necesario tener una preparación
más científica, usar adecuadamente estos conocimientos, entender que no todo
lo científico es bueno, ni todo lo bueno tiene que ser científico.
El
segundo de nuestros retos requiere que volvamos a la vida como nuestro único
objetivo, ya que la profesión médica está encaminada a elevar cualitativamente
la calidad de la vida de las personas, su mejoramiento, disfrute y capacidad
de adueñarse de determinadas relaciones sociales, pues la medicina es
un sistema de conocimientos científicos y una actividad práctica dirigida
a la conservación y restablecimiento de la salud del hombre, a la prevención
y tratamiento de las enfermedades.
El
médico tiene que convertirse en el abanderado de la vida de sus pacientes,
cualquier transigencia en ella nos puede llevar, como ya la ha hecho a la
pérdida de la credibilidad a que hoy nos enfrentamos.
CONCLUSIONES
Múltiples
son las dificultades que poseen las actuaciones de los profesionales de la
salud en el ámbito de las salas de hospitalización, por lo que se evidencia
que debemos profundizar en la aplicación práctica de los principios éticos
para alcanzar la excelencia de la atención de salud, que no es más que trabajar
sobre el componente subjetivo de la calidad de vida.
BIBLIOGRAFÍA