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Correo Científico Médico de Holguín 2008;12(3)

Trabajo de revisión

 

Facultad de Ciencias Médicas. “Médicas Mariana Grajales Coello”

El adulto mayor,  la familia y la comunidad.

The elderly, family and Community.

 

Ivonne Santiesteban Pérez1, Caridad I. Mateo Arce2, Marisol L Pérez Ferrás3, Nelson Velásquez  Hechavarría4.

1 Especialista de 1er Grado en Medicina General Integral. Profesora Instructora  Vicedecanato Clínico Facultad de Ciencias Médicas Mariana Grajales Coello. Holguín.
2 Especialista de 1er Grado en Pediatría. Profesora Instructora  Vicedecanato Docente Facultad de Ciencias Médicas Mariana Grajales Coello. Holguín.
3 Especialista de 1er Grado en Ortodoncia. Profesora Instructora  Departamento Docente Metodológico Facultad de Ciencias Médicas Mariana Grajales Coello. Holguín.
4 Licenciado en Inglés. Profesor Auxiliar. Departamento de Inglés Facultad de Ciencias Médicas Mariana Grajales Coello. Holguín.

RESUMEN

 

Se realizó una revisión de la  atención familiar y comunitaria al adulto mayor en Holguín, Cuba,  donde se particulariza la familia en sus diferentes momentos, así como la comunidad,  y se resaltó la importancia del rol de ambos para lograr una longevidad satisfactoria.

 

Palabras clave: atención familiar, comunidad, longevidad.

 

ABSTRACT

 

A revision of elderly care was carried out in Holguín, Cuba particularizing the family in its different stages as well as the community pointing out the importance of their role to achieve a satisfactory longevity.

 

Key words: family care, comumunity, longevity.

 

INTRODUCCIÓN

 

Los adultos mayores son discriminados en algunas sociedades por su edad. A esto se llama viejismo que es el conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que emplean  algunas sociedades en función de su edad (1).

Los prejuicios contra la vejez, son adquiridos durante la infancia y luego se van asentando y racionalizando durante el resto de la vida de los seres prejuiciosos. Generalmente son el resultado de identificaciones primitivas con las conductas de personas significativas del entorno familiar y, por lo tanto no forman parte de un pensamiento racional adecuado, sino que se limitan a una respuesta emocional directa ante un estímulo determinado.

 

El proceso de envejecimiento conlleva a cambios corporales tales como la pérdida de la suavidad y tersura de la piel, pérdida del cabello, arrugas y tristeza en la mirada (2). La persona en desarrollo ve estos cambios indeseables que acompañan a la vejez e inconscientemente rechaza tanto el proceso de envejecimiento como a las personas que son portadoras de él. El temor es que la base de la hostilidad, y la ignorancia la prolonga. El recelo es, esto me puede pasar a mí, por lo tanto o debo escaparme o debo luchar activamente en contra (3,4).

 

Estos sentimientos irracionales, están ampliamente extendidos en muchas familias, comunidades y sociedades donde no se ha sido capaz de preparar a su población para atender adecuadamente a este grupo poblacional del que ellos mismos fueron gestados; y pueden ser determinantes en la salud y manejo adecuado de los mismos.

 

MÉTODO

 

Se realizó una revisión bibliográfica  en el período de noviembre de 2006  a abril de 2007,  en el municipio de  Holguín, Cuba,  con el objetivo de valorar, la atención de la familia y la comunidad al  adulto mayor, cuyos resultados exponemos.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

La familia y la comunidad, son las máximas responsables que las personas que arriban a la tercera edad mantengan su rol y la integridad del cumplimiento de sus funciones, en particular la comunidad definida como: conjunto de personas, organizaciones sociales, servicios, instituciones y agrupaciones que viven en una zona geográfica y comparten la misma organización, valores e intereses básicos en un momento determinado. (5)

 

Ha logrado una estructura que le permite reconocer los factores que dificultan o favorecen la salud de sus pobladores y crean acciones individuales y familiares para prevenir enfermedades y detener su avance,  estas acciones  definidas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como participación comunitaria, son desarrolladas en toda nuestra isla, donde se han creado un sinnúmero de programas en función de aumentar la calidad de vida del adulto mayor y conocer que la problemática del envejecimiento no está ajena a nuestra sociedad, ni comunidades(14).

 

Les corresponde a los Equipos Básicos de Salud la responsabilidad  de cumplir todas las expectativas de su población senil con participación social y comunitaria más la  intervención de la familia para lograr hábitos y estilos saludables que  permitan mayor satisfacción de los abuelos en sus hogares (5,6).

 

La categoría familia es activa, nunca permanece estática por lo que sobrevive a todas las transformaciones socioeconómicas que ocurren a lo largo de la historia.

 

La familia como conglomerado social constituye un grupo primario fundamental. Es la unidad social básica que se reconoce; el primer ambiente social de todos los seres humanos (7). En consecuencia, es una institución socio-cultural importante, y todos los grupos humanos diseñan prescripciones y prohibiciones tradicionales para asegurar el cumplimiento de  sus funciones, regulan las necesidades de sus propios miembros, tanto sociales como personales en general y va  modificándose, en la medida en que la sociedad como un todo, lo hace.

 

Múltiples son las definiciones para el término familia y resulta muy difícil para los distintos autores, pero la mayoría coinciden en dos elementos básicos: la consanguinidad, y las relaciones de afecto que existen entre los integrantes de este grupo, y es a este segundo aspecto al que nosotros le conferimos mayor importancia (8).

 

Según los sociólogos, la familia es un grupo social primario de la sociedad de la cual forma parte y a la que pertenece el individuo, dotando a este de características materiales, genéticas, educativas y afectivas; según los demógrafos la familia puede definirse por el grado de parentesco dado por el matrimonio consanguíneo o adopción; entonces todas las personas que viven bajo el mismo hogar constituyen  una  familia, en  tanto satisfacen necesidades  comunes (7).

 

A partir de la década del 60 uno de los enfoques utilizados en el estudio de la familia  parte de la teoría general de los sistemas. Este, considera que el sistema es un conjunto de elementos de interacción dinámica, donde cada elemento cumple una función con respecto al todo, pero éste no es reducible en sus partes, y su función es más que la simple suma de ellos. Así entonces la familia es un sistema compuesto por un conjunto (grupo) de personas (elementos) que se encuentran en interacción dinámica particular, donde lo que le pasa a uno afecta al otro, y al grupo y viceversa (8).

 

En la evolución de estos grupos se hacen evidentes, con características muy particulares, diferentes etapas, cada una con tareas socialmente determinadas que permiten caracterizar con cierta jerarquía las funciones de la familia.

 

Una de las funciones que desempeña la familia es la económica, que comprende actividades de abastecimiento, consumo y protección, tendientes a la satisfacción de las necesidades básicas individuales. La biológica, que se expresa a través de la reproducción, la necesidad de procrear hijos y condiciona la composición de la familia. Desde una perspectiva social es vista como la función que garantiza la reproducción poblacional.

 

No menos importante es la función educativa y de satisfacción de las necesidades afectivas y espirituales, a través de la cual la familia contribuye a la formación de valores, educación y socialización de sus miembros. Esta función adquiere un carácter específico ya que depende del sistema de regularidades propio de cada familia, y de las condiciones socioeconómicas en las que se desarrolle. Otra de sus funciones es la transmisión de conocimientos,  habilidades, valores y creencias, en la que el abuelo juega un papel fundamental, también da protección y apoyo a sus miembros y es la responsable de la   adquisición del sentido de identidad y el equilibrio emocional (7).

 

Para lograr la integración total del anciano en su medio consideramos importante determinar las características relacionadas con la  composición de la familia  según el parentesco y el tamaño. Uno de los ejes de clasificación utilizados es el de la consanguinidad, refiriéndose a la familia nuclear, la que está constituida por padres e hijos y la familia extendida o ampliada, donde se incluyen más de dos generaciones y otros miembros (9).

 

Cada una de ellas puede ser clasificada, a su vez, en completas e incompletas según la presencia de padres consanguíneos. Es de significar que en el caso de ser incompleta, otro eje de clasificación utilizado puede ser reconstituida, que es aquella que está formada por un matrimonio donde él o los hijos son sólo de uno de los cónyuges, el otro cónyuge cumple el rol de madrastra o padrastro, y  la  monoparental formada por uno de los padres o tutor y   el (o los) hijo (s) (9).

 

El tamaño es otro factor a tener presente al estudiar la familia. Así existen algunas clasificadas como grandes (siete y más miembros), medianas (cuatro-seis miembros) y pequeñas (uno, dos  y tres miembros) (7). Conocer el tamaño de la familia resulta útil ya que, entre otros aspectos, mediante esta variable podemos hallar el índice de hacinamiento, ingreso percápita, etcétera. Es de significar que el tamaño y la composición familiar pueden ser indicadores de salud de gran importancia a la hora de estudiar a la familia de riesgo, y especialmente a aquellas que no cumplen adecuadamente el desempeño de sus funciones en tanto pueden generar disfunciones hacia su interior que perjudiquen la estabilidad tanto psíquica como biológica del senescente(10).

 

Al igual que los individuos  pasan por un proceso  desde el feto hasta el anciano. La familia, pasa por una serie de etapas y problemas inherentes a cada una de estas y que se superponen al ciclo vital individual, es lo que conocemos como ciclo vital familiar.

 

Varios autores definen distintas etapas de este ciclo pero nosotros vamos a seguir el modelo de la OMS (16), que lo distribuye en seis etapas:

 

El proceso de envejecimiento depende, en cada persona, de su desarrollo a lo largo de todo su ciclo vital. Durante esta etapa los sentimientos predominantes son la decadencia física y el sentimiento de inutilidad, así como  de soledad especialmente cuando muere el cónyuge (7).

 

El anciano estaría englobado en las últimas etapas del ciclo vital familiar, de la cuarta a la sexta. Si consultamos bibliografía anglosajona plantea en las primeras etapas no hay ancianos, a no ser que el padre o la madre de la pareja se incorpore al domicilio (7,11), pero en la actualidad en nuestro medio los hijos abandonan muy tarde el domicilio familiar y no es raro encontrar familias en las que los padres tienen 70 años y todavía tienen hijos en el domicilio, y no nos referimos a la hija solterona que tan frecuente se queda a cuidar a los padres, sino a hijos que todavía no han abandonado el hogar familiar por motivos de trabajo u otros.

 

La sexta y última etapa tiene mucho que ver con el estado emocional del anciano, ya que se inicia con la muerte de uno de los cónyuges. En esta es más importante el sentimiento de  soledad, y busca muchas veces una nueva forma de involucrarse en la familia. Forma que va a depender del estado de salud en el que se encuentre. Es una de las pérdidas más importantes del anciano y que más debilita su red social y familiar, en especial cuando es la mujer la que muere, con el consabido aumento de mortalidad del cónyuge en los siguientes seis meses.

 

La familia tiene la tarea de preparar a los miembros para enfrentar cambios (crisis) que son producidos tanto desde el exterior como desde el interior y que pueden conllevar a modificaciones estructurales y funcionales, e inciden en el bienestar de la salud familiar (7,12).

 

Las crisis no sólo se derivan de los eventos negativos, traumáticos, desagradables, sino de cualquier situación de cambio que signifique contradicción y que requiera modificaciones. Pueden estar relacionadas con el tránsito por las etapas del ciclo vital. Estas crisis llamadas normativas son derivadas del enfrentamiento a los eventos de vida tales como el matrimonio, el embarazo o la jubilación, entre otros (7,13).

 

Otro tipo de crisis familiar son las paranormativas, que se derivan de la ocurrencia de eventos accidentales, tales como el desmembramiento, la desorganización, la desmoralización y el incremento. Estas crisis suelen tener un impacto muy desfavorable en la dinámica familiar, y en la mayoría de los casos las familias y sus miembros requieren de atención psicológica o psiquiátrica (12,13).

 

Existen familias que asumen estilos de afrontamientos ajustados ante determinadas situaciones conflictivas, son capaces de utilizar mecanismos estabilizadores que le proporcionen salud y bienestar; pero hay otras que no pueden enfrentar las crisis por sí solas, a veces pierden el control, no tienen las suficientes fuerzas, y manifiestan desajustes, desequilibrios, que condicionan cambios en el proceso salud-enfermedad y específicamente en el funcionamiento familiar (11,14).

 

A las relaciones que se dan en la familia  se les ha llamado dinámica familiar. Su estudio permite observar el interior de las familias y sus relaciones, el desarrollo de los individuos en forma conjunta, aislada y su paso a través del tiempo;  considerar el papel o rol del anciano en ese contexto familiar, así como el rol del resto de los miembros de la familia que interactúan con los ancianos (12).

 

Cuando en la dinámica familiar la expresión de los resultados de sus interacciones se establecen de una manera armónica, en donde cada  individuo que compone a la familia tiene muy claro su papel, así como su relación psicoafectiva, se dice  que se comporta como una familia funcional.

 

Por otra parte a los desajustes o desequilibrios en la dinámica familiar se les ha denominado como familia disfuncional. Más aún, cuando estos desequilibrios o  falta de armonía se dan en el seno familiar, pueden llegar a provocar las denominadas crisis.

 

La familia simboliza la puerta de entrada a través de la cual penetramos la sociedad. Desde tiempos inmemoriales representa el grupo social de mayor resistencia y el nicho donde se preservan, perpetúa y enriquecen los valores ancestrales de la cultura humana, cuyos conservadores y trasmisores fundamentales, en el seno del grupo familiar, son los abuelos.

 

El funcionamiento familiar se expresa por la forma en que el sistema familiar, como grupo, es capaz de enfrentar las crisis, valorar la forma en que se permiten las expresiones de afecto, el crecimiento individual de sus miembros, y la interacción entre ellos, sobre la base del respeto, la autonomía y el espacio del otro (9).

 

Desde que el individuo nace hasta que muere, desde que enferma hasta que se recupera requiere del apoyo de este grupo primario y de éste depende una evolución mejor y más rápida. En caso que el enfermo sea el anciano en el seno familiar se valora la enfermedad, se toman decisiones y se coopera en el tratamiento. De igual modo cualquier miembro de la familia que presente una enfermedad puede "desencadenar" la disfunción familiar. Este miembro enfermo es el portavoz de lo que ocurre en la dinámica familiar, y es, a través de este individuo, que se sintetiza la crisis que atraviesa la familia (15).

 

Para el senescente representa la posibilidad de permanencia en el grupo, en ausencia de otros que ya han desaparecido, es la promotora de la elevación de la autoestima, pues esta vinculada con otros al participar en la vida hogareña con hijos y nietos. La familia es un grupo insustituible, mantenerlo en su medio le proporciona salud y le previene enfermedades, se apoya la vida afectiva, se mantiene en actividad social (15).

 

El papel del anciano en la familia y la comunidad es satisfacer las necesidades mutuas de amor, cariño y comunicación que se expresan fundamentalmente en las relaciones cotidianas. La figura del abuelo como factor de integración de la familia y principal       educador/entretenedor se mantiene (8,11).

 

CONCLUSIONES

 

La familia desde el punto de vista social constituye la institución base de la sociedad.

La interrelación entre el anciano, su familia y la comunidad, así como el papel de cada uno en la sociedad han evolucionado en las últimas décadas de forma vertiginosa.

La familia con ancianos es una auténtica escuela de relaciones intergeneracionales.

El contacto directo de los abuelos con los jóvenes en la comunidad modifica de forma drástica sus percepciones de la vejez potenciando las imágenes positivas de la misma y el respeto hacia ellos.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Prieto Ramos O. Duración de la vida y longevidad. Temas Gerontol Geriatr 1990:21-3.
  2. Figueredo Ferrer N, Sotolongo Castillo I, Arcias MR, Díaz Pita. Caracterización del adulto mayor en la comunidad. Rev Cub Enferm sept-dic 2003; 19(3).2
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  14. Naciones Unidas. Envejecimiento [documento en línea]. 2005 [citado   10 ene 2007]. Disponible en: http//www.cinu.org.mx/temas/envejecimiento/p edad.htm
  15. De la Cuesta D, Pérez E., Louro I., Bayarre H. Un instrumento de funcionamiento familiar para el médico de la familia. Rev. Cub. Med Gen Integr 1996; 12 (1): 24 – 3.
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Correspondencia: Dra. Ivonne Santiestebán Pérez Calle Rastro No 45  A entre Arias y Agramante. Holguín. Correo electrónico: ivo@fcm.hlg.sld.cu

 

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