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Correo Científico Médico de Holguín 2006;10(1)

 

Trabajo de revisión

Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias Médicas “Mariana Grajales Coello”. Holguín.

 

¿Cómo responder las preguntas de los niños?

 

How to respond the children´s questions?

 

María Antonieta Rodríguez Arce.

 

Psicóloga. Profesora asistente.

 

RESUMEN

 

En la interacción de los adultos con los niños, estos últimos hacen preguntas de diferentes características y temas de acuerdo con sus edades e inquietudes en su proceso de desarrollo, lo cual constituye una vía muy importante de conocimiento. Sin embargo, no siempre los adultos están preparados para responderlas y con frecuencia las evaden u ofrecen respuestas ambiguas que limitan la comunicación entre ellos o los niños quedan desorientados y confundidos.

 

Por supuesto, estas confusiones pueden incrementarse por las actitudes que asuman los adultos ante las situaciones que se les presentan, la imitación es un factor muy importante en la formación de la personalidad. Es por ello, que la naturalidad al enfrentarlas prepara  a los pequeños a hacerlo de manera similar.

 

Para responder las preguntas de los niños es importante tener en cuenta: respetarlo, oír su pregunta con seriedad, atenderlos y tratar de comprender qué necesita saber, cuál es su inquietud. La respuesta no debe ser el silencio, la evasión o la burla ante la pregunta.

 

No se debe responder con la evasiva de que es muy pequeño para saber.  Se debe contestar con claridad, precisión y honestidad con el acuerdo al desarrollo del niño. Si no sabe lo que debe responder o no sabe cómo dosificarlo, debe buscar información adecuada o consejo de alguien experimentado en la materia.

 

Se debe corregir la información si no se ha dado de manera correcta o ésta es incompleta. Admitir esto es favorable porque queda más preciso el nuevo conocimiento solicitado y sirve de ejemplo al niño la actitud asumida por el adulto. Se deben evitar dar detalles de más que el pequeño no necesite saber, que no esté preparado para recibir, que lo puedan asustar, intrigar más o que simplemente, lo aburran. Se deben propiciar oportunidades para estimular la curiosidad del niño y que haga preguntas, que lo lleven a la comunicación abierta y franca. Esta recomendación va dirigida a perfeccionar el pensamiento del niño, su lenguaje, su comunicación con los adultos y al intercambio afectivo.

 

Palabras clave: educación / niño

 

ABSTRACT

 

In the interaction between adults and children, children ask questions with different characteristics and themes according to their age and concerns in their process of development and this constitutes a very important way of knowledge. However, adults are not always prepared to answer and they frequently avoid questions or offer ambiguons answers that limit the communication between them and the children who stay disoriented and confused.

 

Of course, these confusions can increase due to the attitude adults have in the situations they face, imitation is a very important factor in the formation of the personality, this is the reason why the plainness to face them prepares children to behave in a similar way.

 

To answer children´s questions it is important to take into account: respecting the child, answering his question seriously, paying attention and trying to understand what he needs, to know, what his or her concern is. The answer should not be silence, evasion or scuffing at the child´s concern.

 

Answering should not be done with the subterfuge that the child is too young to know about that. The answer should be clear, precise and honest according to the development of the child.

 

If the adult doesn´t know what to answer or how to dose it he should look for appropriate information or advice from someone who knows the subject well.

 

If the information hasn´t been given correctly or it is incomplete, it must be corrected. Admitting this is favourable because the new knowledge is more precise and the adult´s attitude is an example to the child.

 

Additional unnecessary details must be avoided because the child may not need to know them or isn´t prepared to them and they can frighten, intrigue or bore him. Opportunities to stimulate the child´s curiosity should be propitiated and the child will ask questions that lead them to an open communication. This recommendation aims at improving the child´s thought, language, and communication and affective interaction with adults.

 

Key words: education / child

 

DESARROLLO

 

La comunicación constituye una necesidad en los seres humanos y a través de ella, los mismos se van apropiando de la experiencia social con sus conocimientos, valores, normas, costumbres y tradiciones en un largo proceso de socialización.

 

Es un proceso propio de la actividad de los hombres que propicia el aprendizaje. Ella garantiza la asimilación y expresión de conocimientos, sentimientos y emociones.

 

Propicia que el sujeto sea activo en dependencia de las particularidades de éste. Los participantes en el acto comunicativo constantemente procesan la información que reciben a la vez que expresan las emociones, valoraciones, impresiones, ideas que le provocan la interacción con él.

 

En esta interacción de los adultos con los niños, estos últimos hacen preguntas de diferentes características y temas de acuerdo con sus edades e inquietudes en su proceso de desarrollo, lo cual constituye una vía muy importante de conocimiento. Sin embargo, no siempre los adultos están preparados para responderlas y con frecuencia las evaden u ofrecen respuestas ambiguas que limitan la comunicación entre ellos o los niños quedan desorientados y confundidos.

Es por ello, que en esta ocasión deseo abordar acerca de las formas, tipos y características de las preguntas que con más frecuencia se observan en los niños.

 

En mi vida profesional, los padres y educadores en general, se me acercan para preguntarme cómo responder las preguntas de los pequeños y hasta de los más grandecitos, que evidentemente, hacen preguntas de mayor complejidad que en muchas ocasiones los dejan perplejos sin saber qué contestar.

 

El niño comienza a decir sus primeras palabras en el último trimestre de su primer año de vida en la medida que descubre su realidad social rica en personas, relaciones entre éstas, objetos y sus características, y muestra cada vez más interés en vincularse con ellos.

 

En la etapa de lactante lo más importante para él es la relación con el adulto que satisface todas sus necesidades y lo ayuda a vincularse con su realidad. En esa interrelación comienza a deslumbrarse por los objetos y éstos despiertan su interés por conocer sus características, su uso y tenerlos en sus manos para lograrlo. Esto tiene un importante papel en su desarrollo físico, psicológico y social, que lo lleva a dejar de ser un lactante y se convierte en un pequeño de la niñez temprana.

 

En esta nueva etapa de su vida la actividad más importante es la actividad con los objetos, por supuesto, el adulto siempre está a su lado como estimulador y de gran apoyo en su sed de saber qué son esos objetos y para qué se usan.

 

En la niñez temprana la pregunta más frecuente es “¿Qué es?”. La respuesta a esta pregunta es fácil para el adulto y normalmente, la ofrece con rapidez. Sin embargo, con frecuencia los pequeños no hacen la pregunta, pero tratan de coger objetos no apropiados a su edad o que constituyen un peligro para él, lo cual es su manera de conocerlos y es ante esta situación, que los adultos no actúan adecuadamente. Le niegan el objeto, por supuesto, si consideran que se rompe, no está acorde con su edad o propicia un peligro.

 

Con frecuencia se lo quitan, lo esconden, lo cambian de lugar y le dicen “eso es caca”. En esta actitud se observan varios errores. Recuerden que su actividad fundamental es con los objetos porque su necesidad es conocerlos, manipularlos para adentrarse en el mundo social en que vive. Cualquier objeto que llame su atención y desee palpar es porque necesita familiarizarse con éste. El adulto debe mostrárselo, dejarlo tocar. Debe explicarle cómo se llama y para qué se usa. Si el mismo no constituye un peligro se le debe dejar para que lo explore. Si éste no es apropiado a su edad u ofrece peligro, después de satisfacer su curiosidad, se guarda o deja donde está y rápidamente se le busca otro llamativo para atraer su atención.

 

En la niñez temprana la atención dura pocos minutos por la madurez que hasta ese momento ha alcanzado su sistema nervioso y se hace muy fácil cambiarlo de actividad una vez que esté complacido.

 

Sí, muchos padres pensarán, “no es tan fácil, cuando mi niño comienza a llorar y hay que darle lo que quiere”. Por supuesto, esto puede ocurrir, de hecho ocurre con frecuencia, pero si desde el inicio se actúa adecuadamente, el pequeño aprenderá lo que se puede y no se puede. Resulta, que en el hogar cuando se presenta esta situación se le da el objeto para que deje de llorar, los adultos se contradicen en la conducta a seguir y/o van quitando las cosas de la vista del niño.

Es preciso satisfacer su curiosidad y ello lo estimulará a la búsqueda de nuevos conocimientos y hacer más preguntas. No siempre los mayores están prestos a responder sus inquietudes, depende “de como tengan el día”. Se oyen frases como: “hoy no estoy para jugar”, “hoy no tengo tiempo”, “dije que no y ya”. Este manejo favorece al llanto del pequeño por su frustración y porque pudo haber aprendido que llorando consigue la atención o lo que desea y no favorece a la búsqueda del conocimiento y nuevas experiencias, a la socialización, a la comunicación con los demás, a hacer preguntas.

 

De lo que expuse anteriormente, algo deseo aclarar. Con frecuencia, cuando el adulto prohíbe al niño tocar un objeto, le dice: “no, eso es caca”. Esto es un error semántico. En nuestro medio, la palabra “caca” se utiliza para denominar a las heces fecales. Si en una situación se usa con este objetivo, en otra, no es adecuado relacionarla con algo que se prohíbe. Esto confunde al pequeño.

 

La edad temprana es la etapa más importante del desarrollo del lenguaje, es el llamado “período sensitivo del desarrollo del lenguaje” y es necesario aprovecharla a plenitud estimulando constantemente su riqueza en lenguaje activo, en la estructura gramatical del mismo y en la comprensión del lenguaje de los adultos. No se debe perder ninguna oportunidad para establecer comunicación con el pequeño y sobre todo responder sus preguntas.

 

En esa relación con los objetos y los adultos, descubre las actividades de los mayores y se descubre a sí mismo. Aparecen nuevas necesidades en él, desea comportarse como un adulto, sin embargo, el desarrollo alcanzado hasta el momento, no se lo permite. Es el juego de roles el que le permite, simbólicamente, “hacer         de adulto”. Juega a ser mamá, papá, carpintero, maestro, médico, peluquera y otros roles.

 

En este descubrimiento, surge un nuevo tipo de pregunta: “¿Por qué…?”

 

Entonces, comienzan a complicarse las respuestas de los adultos, que por desconocimiento, prejuicios o tabúes no saben qué decir y con frecuencia, las evaden, dan respuestas incorrectas y hasta respaldadas con mentiras. Cuando el niño pregunta es porque necesita saber y debe satisfacer su curiosidad de forma clara, precisa y verídica.

 

Ante estas formas inadecuadas de comunicación con el pequeño, éste puede perder la confianza en los mayores y dejar de preguntar, lo cual, puede agravarse si entonces, pregunta a otro niño tan confundido como él o a un adulto menos preparado que los padres.

 

Las preguntas que más desconciertan a los mayores son las relacionadas con la sexualidad y esto aumenta la curiosidad. Lo “misterioso” atrae.

 

Se observan preguntas como: ¿Por qué mamá y papá duermen juntos? ¿Cómo nací? ¿Por dónde salí cuando nací? ¿Por qué las hembras no son iguales que los varones? ¿Por qué tú tienes senos y yo no? ¿Por qué tú tienes pelos y yo no? En fin, muchas preguntas…

 

Otro tipo de pregunta que desconcierta mucho a los adultos es la relacionada con el divorcio de los padres y la muerte de algún familiar.

 

Más adelante ofreceré orientaciones generales importantes respecto al tema en cuestión, mas deseo detenerme en hacer algunas reflexiones acerca de las inquietudes que mencioné en el párrafo anterior.

 

Muchos padres se me han acercado para pedir consejos de cómo abordar la separación de la pareja. Es importante, que ante todo los padres tengan una conversación profunda y sincera antes de decidir la ruptura del matrimonio donde se valoren todos los factores que originan dicha determinación. Esta es una decisión muy importante para cada parte,  el futuro de los hijos y la dinámica familiar. Por lo tanto, debe ser bien pensada y valorada entre ambos.

 

Desgraciadamente, a menudo la pareja ante una situación adversa actúa de forma emotiva y la razón no interviene. Entonces, la solución primera a la que se recurre es la separación. Cada uno toma su camino y en muchas ocasiones, después vienen los arrepentimientos. El niño está en medio de todos esos conflictos y sabe que sus padres ya no están juntos.

 

Una vez que los padres han decido que la relación no tiene sentido, es necesario conversar con el hijo y de acuerdo con las características de la edad y las personales, le deben exponer lo que ocurrirá, sin ofrecer detalles que dañen la imagen de cada miembro de la pareja y se debe dejar claro, que ello no interferirá en el amor que le tienen y en las relaciones adecuadas que debe existir entre ellos y todo lo vinculado con el pequeño. Si el niño hace preguntas al respecto, se debe decir la verdad, con naturalidad y respeto, y posteriormente, comportarse a la altura de las decisiones y de las explicaciones dadas.

 

Recientemente, me visitó una pareja para recibir orientación del manejo del divorcio con el hijo. Ellos no habían conversado con él, no respondían con total veracidad sus preguntas y como agravante, mantenían un modo de vida familiar ambiguo que colocó al pequeño en un estado emocional desfavorable, sintiéndose culpable y responsable de restituir la unión familiar.

 

Otra solicitud de consejo es acerca del manejo de la muerte de un familiar, sobre todo si es allegado.

 

Es frecuente, que esto ocurra después de haber transcurrido varios días del hecho. ¿Qué ha sucedido en ese período? Preguntas sin contestar, llantos, cuchicheos, frases sin terminar, silencios, un ambiente de tristeza y hasta de tensiones. ¿Qué pudiera estar pasando en el niño? Estados emocionales inestables, irritabilidad, incertidumbre, inseguridad, aislamiento, percibe cambios a su alrededor, pero no sabe bien qué ocurre, puede sentirse ignorado, aislado de un fenómeno familiar que le concierne y es inevitable.

 

Hay muertes inesperadas. De acuerdo con la edad del niño y sus características, la información de lo ocurrido puede dosificarse. Por ejemplo: murió el padre en un accidente de tránsito. El pequeño pregunta por él y se le puede decir que tuvo un accidente, evitando detalles desagradables y que está en el hospital muy mal. Hay niños que indagan si va a morir, entonces, se puede decir que es probable porque está muy mal. Hasta que después se le dé la noticia real.

 

Hay muertes esperadas por enfermedades graves prolongadas y ante ellas, los pequeños también deben prepararse paulatinamente porque ese proceso es parte de la dinámica familiar y no pueden estar ajenos al mismo. Por supuesto, su participación es como niño, nunca como adulto y la vida cotidiana debe transcurrir con sus peculiaridades, pero con naturalidad y sin privar al pequeño de las actividades propias de su edad y las circunstancias.

 

Relacionado con este aspecto, los niños en sus diferentes etapas tienen sus inquietudes y desconciertos con la muerte. Los más pequeños no saben qué es, los más grandecitos no saben valorarla en toda su magnitud y tienen incertidumbres al respecto. Claro, esto está en dependencia en gran medida por el tratamiento que le ha dado la familia a un fenómeno doloroso, pero natural.

 

De acuerdo con la sociedad en que vive el individuo, este hecho puede tener connotaciones diferentes y en la nuestra, está rodeado a tradiciones y prejuicios que pueden no ser saludables a los miembros de la familia y sobre todo al niño.

 

Al reflexionar en este tema, recuerdo a mi hijo cuando tenía aproximadamente 5 años. Estaba enfermo y el tratamiento era con penicilina inyectada cada doce horas. En esta situación, un día me manifestó: Mamá, cuando me muera y me pongan en la caja, me dejan la cabeza fuera. No fue una interrogación, fue una afirmación que necesitaba respuesta adecuada y veraz. Evidentemente, mi hijo no tenía una imagen precisa de lo que era la muerte.

 

Hay niños que al enfrentar por primera vez este hecho comienzan a preguntar si ellos también morirán. Esa preocupación generalmente no es respecto al futuro, sino al presente. Esto puede denotar temores que hay que eliminar explicando que todos los seres vivos mueren: las plantas, los microbios, los animales, los hombres, pero que si son seres vivos es porque tienen vida. En el hombre es larga y se hacen muchas cosas en su curso.

 

Por supuesto, estas preocupaciones u otras pueden incrementarse por las actitudes que asuman los adultos ante las situaciones que se les presentan, la imitación es un factor muy importante en la formación de la personalidad. Es por ello, que la naturalidad al enfrentarlas prepara  a los pequeños a hacerlo de manera similar.

 

¿Qué orientaciones generales puedo ofrecer a los adultos ante las preguntas de los niños?

 

-Respetarlos, oír su pregunta con seriedad, atenderlos y tratar de comprender qué necesita saber, cuál es su inquietud.

-La respuesta no debe ser el silencio, la evasión o la burla ante la pregunta.

-No se debe responder con la evasiva de que es muy pequeño para saber. Si cuestiona es porque tiene dudas, inquietudes que necesita resolver.

-Se debe contestar con claridad, precisión y honestidad de acuerdo al desarrollo del niño.

-Si no sabe lo que debe responder o no sabe cómo dosificarlo, debe buscar información adecuada o consejo de alguien experimentado en la materia.

-Se debe corregir la información si no se ha dado de manera correcta o ésta es incompleta. Admitir esto es favorable porque queda más preciso el nuevo conocimiento solicitado y sirve de ejemplo al niño la actitud asumida por el adulto. En esta situación, recomiendo evitar ponerse a la defensiva, esto ocurre cuando se comienza la conversación diciendo “he cometido un error”. Se debe propiciar un nuevo intercambio que permita las aclaraciones.

-Se deben evitar dar detalles de más que el pequeño no necesite saber, que no esté preparado para recibir, que lo puedan asustar, intrigar más o que simplemente, lo aburran.

-Si no se entendió bien la pregunta, se debe precisar antes de responder, qué desea saber y esto conducirá a concretar adecuadamente la respuesta.

-Todas las preguntas no son iguales ni tienen la misma complejidad de tema y respuesta.

Es importante tener en cuenta en las respuestas, que éstas estimulen el pensamiento, a que él ayude a buscarlas y en el diálogo, en conjunto arribar a las soluciones. Por supuesto, esta recomendación va dirigida a los padres de los preescolares y escolares fundamentalmente.

-Se deben propiciar oportunidades para estimular la curiosidad del niño y que haga preguntas, que lo lleven a la comunicación abierta y franca. Esta recomendación va dirigida a perfeccionar el pensamiento del niño, su lenguaje, su comunicación con los adultos y al intercambio afectivo.

 

Cecilia Phillips5, propone la discusión de temas, el diálogo abierto con los niños. Ella le llama el Club de filósofos. Este diálogo puede favorecer y estimular perspectivas, opiniones singulares. A través del mismo aprenden a reflexionar, a respetar los criterios de los demás y escucharlos con interés. Esta autora considera que se deben establecer las reglas del club por los propios miembros y se pueden hacer preguntas para iniciar las valoraciones. Este es un método socrático de indagación. Es una forma muy específica de escrutar y analizar los conceptos que forman parte de la pregunta, así como los elementos que se asumen al hacer la pregunta. Este método mantiene la idea de que el concepto sin examinar no vale la pena usarlo.

 

Considero el método valioso para los escolares por las características de la edad y puede llevarse a cabo el diálogo entre niños y éstos con otras generaciones.

 

Por supuesto, que para dirigir este intercambio de preguntas y respuestas, los adultos deben estar preparados en el tema para propiciar y estimular reflexiones enriquecedoras.

 

Para resumir, aunque son varias las recomendaciones que he ofrecido, para responder las preguntas de los niños siempre se deben tener en cuenta dos: ser sinceros en las respuestas  y mostrar una conducta natural.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

  1. Colectivo de autores. Lugar que ocupa la comunicación en el estudio de la personalidad. En Psicología para educadores. Edit. Pueblo y Educación. La Habana, 2000, p. 66- 90.
  2. Sea honesto. Los niños se dan cuenta de lo que ocurre en el mundo.
    http://www.pta.org/spanish/violence esp.pdf . Consulta, septiembre, 2005.
  3. Los niños y las preguntas. Zona pediátrica. http://www.zonapediatrica.com/mod-htmlpages-display.pid-806.html, 2005.
  4. Mentes creciendo: Desarrollando habilidades del pensamiento y la razón. http://www.pbs.org/wholechild/spanish/providers/minds.html. Consulta, septiembre 2005.
  5. Phillips Cecilia. Preguntas más frecuentes. http://www.philosopher.org/preguntas.html, 2005.

Correspondencia: Lic. María Antonieta Rodríguez Arce. Psicóloga. Profesora asistente. Coliseo edificio 1 apartamento 2 / Narciso López y Morales Lemus, Holguín. Correo electrónico: marian@cristal.hlg.sld.cu

 

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