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Correo Científico Médico de Holguín 2009;13(2)
Diagnóstico y evolución de la glomerulonefritis   difusa aguda post infecciosa en niños durante enero de 2002 a diciembre de 2007. 
Diagnosis and Evolution of Acute Postinfectious Glomerulonephritis in Children. January 2002- December 2007.
Mirna Pilar Aguilera Bauzá1, Raúl Peña Pérez2, Juan Romelio Ramírez Prieto3, Mariela Parra Cruz4, Bárbaro Peña Hidalgo5 
 
1-Especialista de Primer Grado en Pediatría. Diplomada en Nefrología Pediátrica. Instructora. Hospital Pediátrico Universitario Provincial Holguín.
2-Especialista de Primer Grado en Nefrología. Instructor. Hospital Pediátrico Universitario Provincial Holguín 
3-Especialista de Primer Grado en Nefrología. Instructor. Hospital Pediátrico Universitario Provincial Holguín
4-Especialista de Primer Grado en Pediatría. Instructor. Hospital Pediátrico Universitario Provincial Holguín. 
5-Especialista de Primer Grado en Pediatría. Instructor Hospital Pediátrico Universitario Provincial Holguín 
Responsable de Correspondencia:
Dra. Mirna Pilar Aguilera Bauzá. Calle 1ra No 20F. Rpto Sanfield. Holguín, Cuba. maguilera@hpuh.hlg.sld.cu
 
RESUMEN

Se realizó un estudio descriptivo  de serie de casos de 93 pacientes ingresados en el Hospital Pediátrico Universitario Provincial “Octavio de Concepción y de la Pedraja”,  de  Holguín, en el periodo de enero de 2002 a diciembre 2007, con el  diagnóstico de una glomerulonefritis difusa aguda post infecciosa, en los que al ingreso se analizaron las características clínicas y de laboratorio, así como la evolución presentada en  seis meses. La glomerulonefritis difusa aguda post infecciosa en nuestro medio es más frecuente en niños blancos, del sexo masculino, entre las edades de cinco a nueve años, y una edad media de 7,5. En todos los pacientes apareció edema, seguido de oliguria, hematuria e HTA. El 85% presentó antecedentes epidemiológicos de infección, fueron las lesiones de piel, amigdalitis y manifestaciones respiratorias, en este orden, las usualmente encontradas. Otros hallazgos  fueron: piodermitis activa, catarro común, ascitis, amigdalitis, neumonía, derrame pleural, derrame pericárdico, vómitos, diarrea y cefalea. Las complicaciones consistieron en congestión vascular pulmonar, insuficiencia renal aguda, encefalopatía hipertensiva  e insuficiencia cardiaca congestiva.  La hematuria microscópica fue el signo del sedimento urinario más común. La mayoría de los signos clínicos desaparecieron en los primeros siete días de evolución. El 12% de los  pacientes evolucionaron hacia la cronicidad, fueron los patrones histológicos diagnosticados los de una glomerulonefritis membrano proliferativa y glomerulonefritis rápidamente progresiva.

Palabras clave: glomerulonefritis aguda, glomerulonefritis  aguda post infecciosa, glomerulonefritis post estreptocóccica.
 

 ABSTRACT

A descriptive study in 93 patients with  acute postinfectious glomerulonephritis (APIGN), at “Octavio de la Concepcion de la Pedraja” Teaching  Pediatric Hospital, from January 2002 to December 2007  was carried out. Clinical manifestations and  laboratory results  were analyzed as well as the evolutionion  within the first six months. APIGN frequently  appeared in male white children, between 5 and 9 years old, and 7.5 average age. In all the patients edema appeared, followed by oliguria, hematuria and hypertension. 85% had epidemic records of infection, such  as skin lesions, tonsillitis and breathing manifestations, in this order were found. Active pyoderma, catarrh, ascites, tonsillitis, pneumonia, pleural effusion,   pericardial effusion, vomiting, diarrhea and headache also appeared. The complications were pulmonary vascular congestion, acute renal failure, hypertensive encephalopathy and congestive heart failure. The microscopic hematuria was the main sign of urinary sediment. Most of the clinical signs disappeared in the first 7 days of evolution. 12% of them became chronic patients, being the diagnosed histological patterns those of a membranous proliferative glomerulonephritis and quickly progressive glomerulonephritis. 

Key words: acute  glomerulonephritis, acute postinfectious glomerulonephritis,  poststreptococcal glomerulonephritis.

 

INTRODUCCION                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Glomerulonefritis es el término con que se designan un conjunto de enfermedades de localización glomerular y de patogenia inmunológica, caracterizadas clínicamente por un síndrome constituido por: hematuria, oliguria, edema, hipertensión arterial, proteinuria y reducción del filtrado glomerular.1  Pueden ser expresión de una enfermedad glomerular primaria o del daño glomerular que provocan algunas enfermedades sistémicas.2,3 Existe un grupo de glomerulonefritis que se presentan después de un proceso infeccioso por lo general extrarrenal denominadas glomerulonefritis agudas post infecciosas  (GNDAPI), dentro de las cuáles la más frecuente y mejor conocida es la post  estreptocóccica. 4

Desde que las glomerulonefritis fueron descritas por primera vez por Richard Brihg en 18274, se han producido numerosos avances que permiten una mejor comprensión de su etiología y patogenia. Se han identificado varios serotipos de estreptococos piógenes, denominados  cepas nefritógenas: los tipos 1, 2, 4 y 12 de las infecciones de garganta y los tipos 49, 55, 57 y 60 de las infecciones cutáneas4. De igual manera se han descrito GNDAPI asociadas a infecciones previas producidas por un número variado de bacterias, virus, hongos,  protozoos,  así como medicamentos (sulfamidas, metales pesados: oro, mercurio, penicilamidas) y radioterapia.1,2

La patogenia más conocida es la que se relaciona con la producción de inmunocomplejos circulantes (ICC), que al atravesar los finos capilares glomerulares quedan atrapados a nivel de su  membrana basal5,6, desencadenando una serie de eventos inmunológicos, asociados a la activación del sistema de complemento y otros mediadores de la lesión, responsables del daño renal. Por eso aproximadamente 90% de los casos de glomerulonefritis presentan reducción de los niveles séricos de complemento.7

Otros mecanismos inmunopatogénicos han sido referidos en la literatura1,4,5,6: reacción cruzada con los elementos antigénicos de la membrana del estreptococo y la membrana basal glomerular, la formación in situ de complejos inmunes a partir de la conversión de la IgG en antígeno y la acción tóxica directa del agente infeccioso sobre el glomérulo.

En la mayoría de las glomerulonefritis postestreptocóccicas se presenta una lesión histopatológica característica de una glomerulonefritis proliferativa intracapilar difusa exudativa, detectada fácilmente con el microscopio de luz, observándose glomérulos con intensa proliferación mesangial, infiltrado de neutrófilos, linfocitos y macrófagos en áreas intersticiales y tubulares. Mediante microscopía electrónica se pueden observar segmentos glomerulares con depósitos de inmunocomplejos en forma de joroba (humps). Las técnicas de inmunofluorescencia muestran depósitos de IgG, y con menor frecuencia, de IgM, C3 y properdina (factor P). Estos depósitos se observan con forma granular en las membranas basales glomerulares y con menor frecuencia en el mesangio. 2,8,9,10

Realizar el  diagnóstico epidemiológico de la GNDAPE también es importante, para lo cual los cultivos de lesiones y la dosificación de los títulos de anticuerpos en la fase aguda son útiles. 11,12  

No se ha demostrado que ningún tratamiento modifique el curso de la lesión glomerular. Se adaptan medidas de sostén, reposo, adecuación de aporte dietético y eventual uso de diuréticos, hipotensores o diálisis; así como el  tratamiento con antibióticos, si  es necesario.2 Hasta ahora la única forma de prevenir realmente la GNDAPE es evitando las infecciones cutáneas y nasofaríngeas por estreptococos nefritógenos.5,11,12

La incidencia de la glomerulonefritis  difusa aguda ha sufrido grandes cambios. La bibliografía consultada11,12,13,14,15  coincide que la GNDAPI tiene una  mayor frecuencia en países de América del Sur y Centroamérica, en África y en la India, como consecuencia del  alto índice de pobreza, condiciones higiénicas y de viviendas deficientes y relativa inaccesibilidad al tratamiento. En los últimos años su frecuencia parecía haber disminuido en Europa y los Estados Unidos, representando apenas el 10-15% de las enfermedades glomerulares.7

Actualmente se describe un nuevo resurgimiento particularmente en formas oligosintomáticas, muchas veces encontradas en hermanos de pacientes afectos.2

Las revisiones clínicas han demostrado que las glomerulopatías constituyen causa importante de insuficiencia renal crónica15, son las medidas de prevención, diagnóstico y tratamiento oportuno las estrategias fundamentales para prevenirla. Por eso nos motivamos en la realización de este trabajo; cuyo objetivo fue describir el comportamiento clínico epidemiológico de la glomerulonefritis difusa aguda post infecciosa en el Hospital Pediátrico Provincial de Holguín entre enero de 2002 a diciembre de 2007.

 

METODOS

Realizamos un estudio descriptivo de serie de casos de 93 niños con el diagnóstico de una  glomerulonefritis difusa aguda post infecciosa ingresados en el Hospital Pediátrico Universitario de Holguín, en el período comprendido de enero de 2002 a diciembre de 2007. El diagnóstico se realizó sobre la base de los criterios clínicos y de laboratorio convencionales. La fuente de información de los datos para nuestro trabajo fue secundaria dada por la revisión de las historias clínicas, archivadas en el Departamento de Estadística del  hospital.  
 

ANALISIS Y DISCUSION DE LOS RESULTADOS

Describimos  las características epidemiológicas de los pacientes según sexo, color de la piel y edad al ingreso (tabla I). Fueron atendidos por esta causa una mayor cantidad de niños (54 para el 58%) que niñas (39 para el 42%). El 79% de nuestros pacientes eran blancos. Según algunos autores2, 8 por razones desconocidas se afecta el sexo masculino en razón de 2/1 y es más frecuente en blancos.

Los estudios clínicos revisados2, 4, 6, 7, 8,15 describen márgenes variables de grupos de edad de presentación más frecuente y coincide en una mayor incidencia en pre y escolares, con una media de 7,5 años. Como también se aprecia (gráfico 1), el 50% de los pacientes estuvieron en  las edades comprendidas entre cinco y nueve años (47), seguidos por el grupo de 10  a 15 (26 pacientes para el 28%) y de uno a cinco (20 pacientes para el 22%).

 

Tabla I: Características epidemiológicas de los pacientes con GNDAPI. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

Sexo

58% Masculino (54)

42% Femenino  (39)

Color de la Piel

79% Blancos  (74)

21% Negros y Mestizos (19) 

Edad de Debut

X= 7,4  Rango de 1 a 15 años

50% 5 a 9 años (47)

28% 10 a15 años (26)

22% 1 a 5 años (20)

 Fuente: historias clinicas N=93

 

En el 85% de los casos fueron identificados antecedentes de infecciones;  las lesiones de piel fueron las que con mayor frecuencia se encontraron, en 41 pacientes para un 44%. La amigdalitis fue identificada en 20 niños para el 22%. El 15% refirieron manifestaciones respiratorias (14 pacientes), dos habían tenido cuadro diarreico agudo y dos escarlatina para el 3% cada uno (tabla II). Según la bibliografía revisada2, estadísticamente la probabilidad de que se desarrolle una nefropatía después de una infección estreptocócica varía de 2  a 25% y es mayor en las piodermitis.

 

Tabla II: GNDAPI y su distribución según antecedentes de infección previa. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

Proceso infeccioso previo

NO

%

Lesiones de piel

41

44

Amigdalitis

20

22

Manifestaciones respiratorias

14

15

EDA

2

3

Escarlatina

2

3

Total

79

85

Fuente: historias clínicas. N= 93

Los signos clínicos que encontramos con mayor frecuencia se pueden observar en el gráfico 2. En el 100% de los pacientes se les detectó al examen físico: edemas faciales, maleolares o ambos. La oliguria estuvo presente en 81, seguidas de hematuria macroscópica en 70, e hipertensión arterial en 36 pacientes, para el 88%, 76% y 39%, respectivamente. Excepto en el caso del edema, nuestros porcentajes de   presentación de estos signos clínicos son menores que  los encontrados por algunos autores como ejemplo un estudio realizado en Chile11 donde la oliguria, hipertensión  y hematuria macroscópica estuvo presente en más del 93% de los enfermos.

Algunos pacientes suelen presentar al ingreso síntomas y signos propios de la infección previa que generó el proceso inmunológico y otros relacionados con las complicaciones de la enfermedad 2,11. Como se aprecia (tabla III) 21 y 11pacientes para el 23% y el 12% tenían una piodermitis activa y catarro común, respectivamente. En el 8% de los pacientes se encontró ascitis al examen físico y en el 6% se diagnosticó amigdalitis pultácea, seguida de neumonía, derrame pleural, derrame pericárdico, vómitos, enfermedad diarreica aguda y  cefalea, los que se encontraron cada una en tres pacientes para el 3%.

Tabla III: GNDAPI y su distribución según otros síntomas y signos acompañantes. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

Otros síntomas y signos acompañantes

No

%

Piodermitis activa

21

23

Catarro común

11

12

Ascitis

7

8

Amigdalitis

5

6

Neumonía

3

3

Derrame pleural

3

3

Derrame pericardico

3

3

Vómitos

3

3

EDA

3

3

Cefalea

3

3

Fuente: historias clínicas. N= 93

Las complicaciones presentadas (gráfico 3) fueron en orden de frecuencia: signos de congestión pulmonar en 7 pacientes (7%); la insuficiencia renal  aguda y  encefalopatía hipertensiva en 6 pacientes (6%) e insuficiencia cardiaca congestiva, que se observó en tres para un 3% que coincidió con lo revisado en la literatura al respecto. La mayoría de los pacientes (71 para el 78%) no presentaron signos de complicaciones.

Los resultados de complementarios de la sangre (tabla IV) mostraron que en 24 pacientes, para el 31%, la eritrosedimentación  estaba acelerada y el 30% tenían una hemoglobina baja (27 pacientes). El ácido úrico estuvo alto  en cinco pacientes (6%) y la  creatinina elevada en tres (4%).

 

Tabla IV: GNDAPI y su distribución según resultados de complementarios. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

Complementarios

No

%

Estudios de la sangre:

Eritro acelerada

28

31

Hemoglobina baja

27

30

Acido úrico alto

5

6

Creatinina alta

6

6

Sedimento urinario

Microhematuria

88

95

Proteinuria

36

39

Proteinuria rango nefrótico

17

19

Cilindruria

38

41

Hemáticos

31

34

Granulosos

28

31

Leucocitarios

27

30

Hialinos

26

28

Estudios imagenológicos

Ultrasonido renal patológico

53

58

Radiografía de tórax patológica

11

12

Fuente: historias clínicas. N= 93

Los estudios del sedimento urinario mostraron  microhematuria en el 95% de los pacientes, seguidos de cilindruria, presente en el 41%, fueron los hemáticos (34%), granulosos (31%), leucocitarios (30%)  e hialinos (28%) los más usualmente encontrados.  El 39% tenían proteinuria (36 pacientes), 17 de los cuales, para el 19% del total, alcanzó rango nefrótico.

Para algunos autores8 la magnitud de la proteinuria y la hematuria microscópica no son útiles para evaluar la gravedad de la GNAPE, pero sí como elementos de control, pues son los últimos índices de laboratorio en normalizarse. Para ellos la persistencia de la proteinuria o hematuria más allá de seis meses no significa paso a la cronicidad, y describen casos en que la proteinuria se ha mantenido por 71 meses.

El ultrasonido renal mostró un incremento de la ecogenicidad del parénquima renal en 53 pacientes (58%) y el rayos x fue necesario realizarlo en 11 pacientes (12%) que presentaron cuadro clínico relacionado con insuficiencia cardiaca congestiva y signos de congestión pulmonar, neumonía, derrame pleural y pericárdico.

Los tratamientos medicamentosos más usualmente empleados (tablaV) fueron antibióticos (en el 76% de los niños), se aplicó la penicilina rapilenta en estos enfermos. En 56 pacientes (61%) se usaron diuréticos, la furosemida oral fue el más empleado. La nifedipina fue utilizada en 36 niños que hicieron hipertensión arterial para un 39%. En siete de estos últimos (8%) se utilizó el captopril como hipotensor y protector renal. En este sentido coincidimos con lo descrito en la literatura.1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8,15. Algunos autores2 no recomiendan el uso inicial de IECA por su efecto hiperkaliemiante.

 

Tabla 5: GNDAPI y su distribución según tratamientos medicamentosos más usados. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

Medicamentos

No

%

Antibiótico

70

76

Furosemida

56

61

Nifedipine

36

39

Captopril

7

8

Fuente: historias clínicas. N= 93

El comportamiento evolutivo de los signos y síntomas más frecuentes (tabla VI), fue similar al revisado en la literatura.2, 3, 4, 5, 6, 7, 8,11. En la mayoría de los pacientes la oliguria, el edema y la hipertensión arterial fueron para 97% (en los dos primeras) y 91% respectivamente los cuales desaparecieron durante la primera semana, no así la hematuria macroscópica que persistió de ocho a diez días en el 32% de los enfermos, de 11  a 21 días en el 10% y más de 21 días en el 20%.

 

Tabla VI: GNDAPI y su distribución según evolución de los signos clínicos más frecuentes. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

Síntomas y signos

1-7 días

8-10 días

11-21 días

Mas de 21 días

No

%

No

%

No

%

No

%

Oliguria (81)

79

97

 

 

1

1

2

2

Edema (93)

90

97

 

 

1

1

2

2

HTA (36)

33

91

 

 

3

8

 

 

Hematuria

macroscópica (70)

26

38

22

32

8

10

14

20

Fuente: historias clínicas. N= 93

Tal y como se recoge en la bibliografía1, 2, 6, 7, 8, la mayoría de los pacientes, 82 para el 88%, mostraron una evolución satisfactoria. Evolucionaron a la cronicidad (gráfico 4) 11 pacientes para el 12%. En nuestro medio este porcentaje es superior al encontrado por estos autores. Tres pacientes hicieron una glomerulonefritis rápidamente progresiva y ocho una glomerulonefritis membrano proliferativa en este período de tiempo, pudo influir el hecho que nuestro hospital es de 3er nivel de atención y recibimos niños de toda la provincia que son remitidos por presentar algún grado de complicación.

Las características clínicas que mostraron estos pacientes (tabla VII) fueron las que consideramos signos de mal pronóstico.  Los tres niños que evolucionaron hacia una GNRP mostraron hematuria prolongada, proteinuria rango nefrótico e insuficiencia renal aguda. En los que evolucionaron hacia la GNMP se observó hematuria prolongada en el 85% de los enfermos, hematuria recurrente en un paciente (14%), la proteinuria rango nefrótico en 5 (57%) e insuficiencia renal en uno (14%).

 

Tabla VII: GNDAPI. Características clínicas más frecuentes de los pacientes que evolucionaron hacia la cronicidad. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007

Signos clínicos presentes

GNMP (9)

GNRP (3)

TOTAL (12)

NO

%

NO

%

NO

%

Hematuria prolongada

7

85

3

100

10

83

Hematuria recurrente

1

14

 

 

1

8

Proteinuria rango nefrótico

5

57

3

100

8

66

Insuficiencia renal aguda

1

14

3

100

4

33

Fuente: historias clínicas. N= 93

Refiriéndose al aspecto anterior algunos autores9,10 apuntan que aunque la normalización morfológica ocurre después de un año y medio de iniciada la enfermedad, existen algunos enfermos que la inflamación glomerular deja secuelas o no desaparece del todo, persisten depósitos de complejos inmunes especialmente en el mesangio y no es posible identificar los pacientes que tendrán esta evolución, al comienzo de la enfermedad.

Se ha demostrado que algunos de estos pacientes, después de 10 a 15 años, pueden desarrollar una esclerosis glomerular focal y segmentaria, que lleva a la destrucción del riñón. En otros existe desde un comienzo, además de la inflamación glomerular habitual, una proliferación celular glomérulo-capsular más o menos extensa en forma de crecientes o medias lunas, que cuando comprometen más del 50% del perímetro glomerular total de la biopsia, se trata de una variedad de glomerulonefritis crecéntica. También se dice2 que es poco frecuente que la glomerulonefritis aguda difusa se repita en el mismo enfermo. Se supone que existe un antígeno compartido por las distintas cepas nefritógenas, y que la inmunidad que genera es persistente.  Cuando ello ocurre, las características morfológicas son similares en los nuevos episodios.

CONCLUSIONES

La GNDAPI en nuestro medio es más frecuente en niños blancos, del sexo masculino, entre las edades de cinco a nueve años y una edad media de 7,5. En todos los pacientes apareció edema, seguido de oliguria, hematuria e HTA. La mayoría presentó antecedentes epidemiológicos de infección, fueron las lesiones de piel, amigdalitis y manifestaciones respiratorias, en este orden, las usualmente encontrados. Otros signos al examen físico fueron: piodermitis activa, catarro común, ascitis, amigdalitis, neumonía, derrame pleural, derrame pericárdico, vómitos, EDA y cefalea.

Las complicaciones consistieron en congestión vascular pulmonar, insuficiencia renal aguda, encefalopatía hipertensiva e insuficiencia cardiaca congestiva.  La hematuria microscópica fue el signo del sedimento urinario más común. La mayoría de los signos clínicos desaparecieron en los primeros siete días de evolución. Una minoría de los pacientes evolucionó hacia la cronicidad, fueron los patrones histológicos más frecuentes la glomerulonefritis membrano proliferativa y la glomerulonefritis rápidamente progresiva.

 

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GRAFICOS Y ANEXOS:

Gráfico 1: GNDAPI y su distribución por grupos de edad de diagnóstico. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Fuente: historias clínicas. N= 93

Gráfico 2: GNDAPI y su distribución según los signos clínicos más frecuentes. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

 

test

 Fuente: historias clínicas. N= 93

 

Gráfico 3: GNDAPI y su distribución según complicaciones más frecuentes. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


FUENTE: Historias Clínicas. N= 93

 

Gráfico 4: GNDAPI y su distribución según evolución. Hospital Pediátrico Provincial Holguín. Enero 2002- diciembre 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Fuente: historias clínicas. N= 93

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